Joe Biden releva a Donald Trump en la investidura más tensa desde la Guerra de Secesión

Detectan a una decena de soldados conectados con extremistas que integraban el operativo en Washington, destinado a proteger una ceremonia atípica, sin público y sin el presidente saliente, que se irá en el Air Force One a Florida a primera hora

Estados Unidos celebra hoy la transferencia de poderes presidenciales más tensa en 160 años, desde que Abraham Lincoln asumió el cargo rodeado de hombres armados después de que siete estados hubieran declarado unilateralmente la independencia ante el temor de que el nuevo presidente limitara la expansión de la esclavitud hacia los nuevos territorios del Oeste.

Cinco semanas después, estalló la guerra civil entre los secesionistas defensores de la esclavitud y los defensores de la unidad nacional opuestos a su expansión. Ése no es el caso de EEUU en 2021. Nadie teme una guerra civil entre los partidarios del presidente saliente, Donald Trump, y el ganador de las elecciones del 3 de noviembre. Pero, aun así, la tensión es enorme.

Ese ‘campo de banderas’ será todo lo que quede de los cientos de miles de personas -el récord, forjado por Barack Obama en 2008, es 1,8 millones- que asisten a estos eventos. Los únicos testigos en carne y hueso de la jura del cargo del cuadragésimo sexto presidente de Estados Unidos serán el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, los congresistas, los embajadores extranjeros y el ‘pool’ de medios que cubre a diario la Casa Blanca. Todas las demás invitaciones han sido canceladas.

Habrá, también, 25.000 soldados con armas de guerra, que ayer concluyeron su despliegue en Washington, una ciudad de apenas 705.000 habitantes, protegiendo el acto. Al menos una docena de ellos fueron ayer relevados de sus funciones después de que el FBI descubriera que son seguidores de la teoría conspiratoria QAnon, que afirma que Trump lucha en solitario contra una red de pederastas que controla el mundo.

OBSTÁCULOS DE PROTECIÓN DEL PERÍMETRO DE SEGURIDAD

Es otro recuerdo de la inauguración de Lincoln cuando, como relató la escritora Julia Taft, que entonces tenía apenas 15 años y estuvo presente en el acto, “en cuanto ocupamos los lugares que nos habían sido asignados, vimos una hilera de francotiradores vestidos con casacas verdes subir al tejado. El rumor era que iban a disparar a cualquiera que se acercara al carruaje del presidente”.

En esta inauguración, tampoco estará el presidente saliente, Donald Trump. Es la primera vez que eso sucede desde que en 1841 Martin Van Buren no fue a la jura del cargo de William Henry Harrison. Trump deja Washington a las 8 de la mañana (2 de la tarde hora peninsular de España), justo en el momento en el que comienzan los preparativos para el acto de sucesión.

También por vez primera desde que se instauró esta tradición, en 1825, Donald Trump y su esposa, Melania, no recibirán en su residencia oficial a su sucesor. Cuando lleguen los Biden, les recibirá el intendente de la Casa Blanca, es decir, la persona encargada del mantenimiento de la residencia oficial. Se llama Timothy Harleth, y ocupa ese cargo desde que en mayo la primera dama, Melania, lo llevó desde el Hotel Trump de Washington.

Trump se irá en el Air Force One desde la base aérea de Andrews, en las afueras de Washington. El presidente saliente ha demandado alfombra roja y 21 salvas de honor en su despedida. Pero las Fuerzas Armadas no solo han rechazado esa petición, sino que, encima, han cancelado el acto de despedida que rinden al jefe del Estado desde hace 40 años.

Trump, así, se va sin reconocer su derrota en las urnas, abandonado por los suyos. Anoche no estaba confirmado que el vicepresidente, Mike Pence, fuera a asistir a la marcha de Trump, pero sí que lo haría a la jura de Biden.

Y el líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, que había sido uno de los mayores aliados de Trump, declaró que el asalto al Capitolio “fue provocado por el presidente”. Sin embargo, cuatro quintas parte de los 74 millones de estadounidenses que votaron por Trump insisten en que hubo fraude electoral. El resultado es la inauguración más tensa en 120 años.
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