Biden garantiza una vacuna contra el coronavirus a cada estadounidense para el 31 de mayo

El presidente ha rebajado en dos meses su meta tras el acuerdo entre Merck y Johnson & Johnson para producir más dosis.

Joe Biden tiene prisa por dar carpetazo a la crisis del coronavirus. El presidente de Estados Unidos prometió este martes suficientes vacunas de Covid-19 para cada adulto estadounidense para el 31 de mayo, dos meses antes de su previsión inicial. El anuncio garantiza el suministro en los próximos tres meses pero no que cada ciudadano esté vacunado para la fecha señalada por el mandatario, en un momento de marcado descenso de los casos a nivel nacional.

Biden confirmó que el acelerón se debe en gran parte al acuerdo excepcional alcanzado entre gigantes farmaceúticos para producir más vacunas. Merck contribuirá con la producción de Johnson & Johnson, lo que debería incrementar el número de dosis disponibles en todo el país. El plan contempla que Merck destine dos de sus instalaciones para la vacuna de su socio en este proyecto.

“Como consecuencia del proceso acelerado que ordené y que acabo de describir, este país tendrá suficiente suministro de vacunas como objetivo para todos los adultos en Estados Unidos para fines de mayo”, dijo Biden. “A finales de mayo. Eso es progreso. Progreso importante”.

El acuerdo entre farmaceúticas llega después de que la vacuna de Johnson & Johnson recibiera la autorización de la Administración de Medicamentos y Alimentos de EEUU FDA, por sus siglas en inglés– como tercera disponible, tras las de Pfizer y Moderna. Coincide con el claro aumento en el número de vacunas administradas en todo el país. Según los Centros para el Control de Prevención de Enfermedades de EEUU, un 15,6% de la población (20,3% mayores de 18 años) ya ha recibido al menos una dosis y el 7,9% está completamente vacunado.

Biden anunció además que ha solicitado a los Estados que den prioridad al personal educativo para recibir la vacuna como parte de su compromiso de reabrir los colegios de manera segura lo antes posible. El mandatario hizo énfasis en el hecho de que aún no se puede bajar la guardia pese a la mejoría de la crisis sanitaria en general.

“Hay luz al final del túnel pero no podemos bajar la guardia para asegurar que la victoria es inevitable. No podemos asumir eso”, afirmó el demócrata. “Debemos permanecer vigilantes, actuar deprisa y de forma agresiva, y protegernos los unos a los otros”.

El que no ha querido esperar es el gobernador de Texas, Greg Abott. El republicano anunció horas antes su decisión de levantar las restricciones impuestas a nivel estatal para hacer frente al coronavirus. A partir del 10 de marzo, las empresas podrán volver a operar al 100% de su capacidad, incluyendo cines, gimnasios, bares y colegios. “Ya es momento de abrir Texas al 100%”, dijo.

La decisión incluye el final de las mascarillas como medida obligatoria de protección sanitaria. Abott ha animado a los texanos a seguirla llevando si lo consideran conveniente, pero eso es todo, lo que ha desatado un buen número de críticas. La oposición considera que es muy pronto para bajar la guardia tras los más de 8.000 casos registrados el lunes y las 5.611 personas que permanecen hospitalizadas.

Texas se suma así a una oleada de reaperturas en otras partes de EEUU. Los negocios están abiertos en su mayoría en gran parte del país, con un panorama mixto en lo tocante a la obligatoriedad de llevar mascarillas en público. Chicago decidió mandar a los niños de vuelta a los colegios y en Massachussets los restaurantes ya pueden operar sin limitar su aforo. La sensación en la primera potencia mundial es que la pandemia empieza a dar sus últimos coletazos.