¿Y la ‘vacuna’ contra la mortandad de negocios?

Las crisis sanitaria y económica condenaron a millones de mexicanos al desempleo y a cientos de miles de empresas nacionales –sobre todo Pymes– al cierre de puertas, más aún en ausencia de apoyos fiscales.

De los 4.9 millones de establecimientos micro, pequeños y medianos reportados por los Censos Económicos 2019, el Estudio sobre la Demografía de los Negocios 2020 del Inegi estima que sobrevivieron la pandemia 3.9 millones.

Se calcula que cerraron sus puertas definitivamente poco más de un millón de negocios y, en contraparte, nacieron más de 619 mil.

En el balance, México perdió más de 391 mil establecimientos económicos durante la emergencia sanitaria por Covid-19.

La pérdida de establecimientos entre mayo de 2019 y septiembre de 2020 equivale a una disminución de 8.1 por ciento en la población de negocios en el país.

La pandemia de coronavirus impuso costos significativos a los mexicanos, siendo el más importante la pérdida de casi 200 mil vidas humanas hasta ahora.

Tuvo también costosas implicaciones para la economía, al propiciar que en 2020 se registrará una contracción del PIB de 8.2 por ciento anual, la más profunda desde 1932.

De alguna manera, la caída de la actividad económica en el último año obedeció a la falta de una respuesta significativa de política fiscal para apoyar –no rescatar– a las micro, pequeñas y medianas empresas, así como a los sectores más afectados por la crisis, como la industria, el comercio y los servicios.

México se caracterizó por estar entre los países que tuvieron una menor respuesta fiscal ante la debacle económica.

De acuerdo con organismos multilaterales, el paquete de medidas para apoyar la recuperación de la economía mexicana representó 1.1 por ciento del PIB.

Entre los países del G20, México es el que hizo el menor esfuerzo fiscal para responder a la pandemia.

Entre ese grupo de 20 países, el que tuvo la más fuerte respuesta de política fiscal es Alemania, con medidas que representaron alrededor de 40 por ciento de su PIB, según datos del FMI.

En el caso de Estados Unidos, los programas de estímulo, incluido el recientemente promulgado por el presidente Joe Biden, suman más de 18 por ciento del PIB.

Las varias medidas fiscales aprobadas en EU contribuirán a que, entre las economías avanzadas, la estadounidense sea prácticamente la única que pueda remontar en este año la caída de 2020.

En el caso de América Latina y el Caribe, los paquetes de medidas fiscales representaron, en promedio, 4.1 por ciento del PIB de la región, según la Cepal.

La respuesta de los gobiernos se dio en condiciones poco favorables, con menores ingresos fiscales por la caída de las economías.

Las autoridades hacendarias mexicanas siempre argumentaron que no había márgenes de maniobra en las finanzas públicas para tener un programa de estímulo fiscal del tamaño de los instrumentados en algunas de las principales economías.

En la pasada Convención Bancaria, el presidente López Obrador dijo que “la estrategia que aplicamos (…) nos está permitiendo la recuperación y el crecimiento”.

Además, subrayó AMLO, “hicimos a un lado la receta de siempre, de recurrir a contratar deuda para rescatar a corporaciones empresariales o financieras”.

Ciertamente, México inició su recuperación en una mejor situación fiscal que otras economías emergentes o de la región.

Pero, en un entorno aún de fragilidad, la pregunta es cuántos de los negocios sobrevivientes de la pandemia en el país están en una situación crítica o cerca de bajar sus cortinas definitivamente.

Las finanzas de las empresas también son importantes y eso no se debe perder de vista.