Así a sido la evolución del Popocatépetl a lo largo de la historia

Según la leyenda, un hombre de edad avanzada decía que era el espíritu del volcán y se aparecía para anunciar a los lugareños cuándo tendría actividad.

El pasado 12 de marzo el Popocatépetl cumplió años; según la leyenda, un hombre de edad avanzada -llamado Gregorio Chino- decía que era el espíritu del volcán y se aparecía para anunciar a los lugareños cuando tenía actividad. Por ello en el día de San Gregorio Magno los pobladores de Xalitzintla festejaban a la montaña que humea y ascendían para llevarle flores, mole de guajolote con arroz y bebidas, pero a partir de que se reactivó en 1994, le festejan al pie del volcán.

Nació hace 730 mil años

El Popocatépetl (montaña que humea) es un volcán geológicamente joven. Se cree que tiene unos 730 mil años de antigüedad y que es remanente de volcanes antiguos que colapsaron. Su historia comenzó con la formación del volcán Nexpayantla a través de la expulsión de flujos de lava, pero años después colapsó y se formó una caldera, es decir, una depresión amplia y profunda debajo de la cual se hallaba una cámara de magma. De esa cámara emergió el cono de un nuevo volcán, pero este también colapsó hace aproximadamente 23 mil años. Posteriormente empezó a brotar el volcán El Fraile, pero al cabo de un tiempo tuvo una fuerte erupción, tras lo cual el lado sur del cono quedó destruido.

El moderno Popocatépetl brotó durante el Pleistoceno, después del derrumbe de El Fraile, hace unos 50 mil años. El cono se formó paulatinamente hasta adquirir un tamaño significativo, pero produjo una fuerte erupción que hizo colapsar un lateral del cono y generar una avalancha de depósitos que cubrió la superficie.

Al menos cuatro avalanchas subsecuentes contribuyeron a formar el moderno cono. Se estima que el Popocatépetl ha estado activo durante más de medio millón de años, y su historial de erupciones es bastante amplio. En total, existen 41 erupciones confirmadas a lo largo de la historia. La más antigua que se ha confirmado del Popo tuvo lugar en el 7150 a. C. y a partir de la llegada de los españoles a tierras mexicas, ha registrado más de 15 grandes erupciones.

Muchos eventos fueron documentados por los aztecas en sus códices. En 1519 dio inicio una actividad fumarólica que culminó en 1530. Entre 1539 y 1549 se produjeron erupciones explosivas moderadas que liberaron piedra pómez del interior de la tierra. Durante la primera mitad del siglo XX ocurrieron algunas moderadas a intensas.

Un nuevo despertar

Después de décadas de quietud, el Popocatépetl despertó de nuevo el 21 de diciembre de 1994, desde entonces es considerado uno de los volcanes más activos del país, refiere el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred). Sergio Valderrama Membrillo, investigador de la Subdirección de Riesgos Volcánicos de Cenapred, lo señala en su exposición durante el curso “Fenómenos Geológicos: Volcanes y Deslizamiento de Laderas”.

Explicó que con el apoyo del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) se instalaron las primeras estaciones de monitoreo del volcán. Desde entonces, el Cenapred asumió la responsabilidad del monitoreo de este volcán, así como la emisión de alertas, cuando ha sido necesario.

  • La dependencia se encarga del monitoreo visual, térmico, sísmico, geoquímico de gases, manantiales y cenizas, de deformación o geodésico, lahares (flujos de materiales volcánicos) y sensores remotos.

La instrumentación en el volcán está conformada por siete cámaras, 12 sismómetros, siete estaciones de Sistema Global de Navegación por Satélite (GNSS), dos sensores infrasónicos, cuatro estaciones meteorológicas y un detector de lahar.

Qué es el monitoreo térmico

– El monitoreo térmico consiste en la medición de temperatura de lavas y gases volcánicos; el sísmico vigila la sismicidad del volcán y ayuda a entender los procesos que ocurren dentro y fuera del edificio volcánico.

También se vigila la concentración de los principales gases volcánicos: H2O, CO2, SO2 (vapor de agua, dióxido de carbono y dióxido de azufre) a través de diferentes técnicas. A los manantiales se les mide el pH, temperatura, concentración de gases disueltos y conductividad de las aguas subterráneas que circulan por el edificio volcánico.