Remesas y migración: ¿qué celebramos?

CARLOS PUIG

Las remesas a México llegaron a un nuevo máximo al alcanzar 4 mil 152 millones de dólares en marzo de 2021, superando el anterior récord de 4 mil 45 mdd en marzo de 2020, cuando crecieron 35.1 por ciento. La importancia de esta cantidad de dinero se puede resumir así: 5 de cada 100 hogares recibieron estos recursos, podrían llegar a representar 3.8 por ciento del PIB nacional, superaron a los ingresos de divisas por IED, turismo y exportación de petróleo crudo, y en Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Zacatecas y Nayarit las remesas podrían equivaler a más de 10 por ciento de su PIB estatal. 

Más de la mitad de esos hogares receptores están en zonas rurales o semiurbanas y el dinero se gasta en lo más básico. Tienen, que nadie lo dude, mucho más impacto que cualquier programa social. 

Ahora, habría que recordar que, como bien apunta el informe de BBVA Research que sigue como nadie el asunto de migración remesas: “Considerando las acciones migratorias de aprehensiones, inadmisiones y expulsiones en EU, en el mes de marzo de 2021 fueron detenidos 62 mil migrantes de origen mexicano, su mayor nivel en un solo mes posiblemente desde el término de la pasada recesión financiera mundial”. 

De marzo del año pasado a marzo de este año, gracias a las políticas iniciadas por Trump y que Biden no ha podido eliminar del todo, poco más de 400 mil mexicanos han sido devueltos al país, 68 por ciento del total de expulsados. 

Es difícil saber con precisión hoy las razones por las que las remesas siguen aumentando y seguramente es la combinación de varios factores. El dinero que en pandemia se ha repartido en EU, el hecho que la frontera está cerrada al paso de mexicanos, el alto número de expulsiones y, también, el deterioro económico de las familias en México que dependen de esos dólares para lo más fundamental. 

Entiendo y comparto el agradecimiento a los paisanos, pero me cuesta mucho celebrar la situación, la doble situación, la de otra vez miles de mexicanos huyendo y otros necesitando cada vez más dinero de quienes allá tienen otras oportunidades y, por cierto, también la han pasado mal económicamente por la pandemia. No es ningún “logro” de nadie. Es el retrato de un fracaso. Son de esos récords que, creo, no habría que andar ni presumiendo ni celebrando.