Gerardo Fernández Noroña, el controvertido personaje del más irreverente espectro de la política mexicana, peleaba a puño abierto por ser el nuevo Presidente de la Cámara de Diputados para el período 2020-2021.

Con el apoyo de su Partido del Trabajo, el diputado Fernández Noroña buscaba ser quien tomara las riendas de San Lázaro en los muy críticos y delicados meses que se avecinan.

Sería demasiada estridencia en medio de la severa crisis económica y sus consecuencias políticas, que exigirá un manejo con pinzas del poder legislativo. Con el diputado Fernández Noroña, el conflicto era seguro.

Sobre todo cuando se trata de un año electoral, en el que las Cámaras de Senadores y de Diputados tienen que mostrar ecuanimidad para no sobrecalentar y reventar la arena política.

Los jaloneos en San Lázaro impidieron elegir el pasado lunes a su nuevo presidente. Y como siempre, los partidos en subasta comenzaron a canjear fichas.

Buscando imponer a Fernández Noroña, el Partido del Trabajo compró las curules de cuatro diputados que militaban en otras fuerzas políticas.

Pero el PRI hizo lo que mejor sabe hacer y también fichó –haiga sido como haiga sido- a cuatro legisladores del PRD para fortalecer su bancada.

El resultado final fue que la diputada priista Dulce María Sauri Riancho fue electa como presidenta de San Lázaro. La cordura pactada imperó sobre la irracionalidad arrebatada.

La disputa por el control de la Cámara Baja hay que ubicarla en la expectativa de que en los 9 meses que vienen -de aquí a la próxima elección del 6 de junio- México entrará en zona de crisis extrema. Y no solo por el factor electoral.

Lo que veremos será un duelo entre la visión optimista del “ya salimos de lo peor” que subscribe el presidente Andrés Manuel López Obrador y la visión de “lo peor está por venir” que apadrina su secretario de Hacienda, Arturo Herrera.

Incluso en la posibilidad que tan torpemente y desde las tribuna de la Cámara de Diputados expresó iracundo el mismo Fernández Noroña cuando con disfraz de buitre sobrevoló el imaginario “cadáver” del presidente López Obrador.

…“el PRI quiere esa posición porque así asumiría la Presidencia de la República si a López Obrador llegara a pasarle algo… La seguridad del compañero presidente siempre está en un vilo, nuestro compañero se juega la vida…”

Y todavía desafiante y temerario, el diputado petista dijo que… “el PRI, lo digo duro, claro, asesinó a su candidato a la presidencia en 1994, a Luis Donaldo Colosio, asesinó a su líder a la Cámara de Diputados Ruiz Massieu el mismo año. Son una pandilla de asesinos, ¿qué pasaría si nos meten en una crisis política de ese tamaño? ¿Quién asume la Presidencia temporalmente: la presidencia de la Cámara de Diputados? El PRI.”

Ignorante de las leyes, Fernández Noroña desconoce que frente a tan fatales y jamás deseadas circunstancias, corresponde a la secretaria de Gobernación asumir la presidencia mientras el Senado y la Corte ratifican al presidente interino.

Pero eso es solo una probadita de lo peligroso que se puede poner la lucha que se dio en estos días, cuando también salieron a flote propuestas para gravar con impuestos las herencias, los ingresos altos y los refrescos todavía más .

Tanto el presidente López Obrador como el jefe en la Cámara Alta, Ricardo Monreal, salieron a desmentir tan inoportunas propuestas, que amenazaban con enrarecer todavía más el clima de inversión.

Algunos analistas apuestan a que el ala más radical de Morena y sus aliados del PT están buscando estirar la liga para forzar al inquilino de Palacio Nacional a confrontarse todavía más con los llamados conservadores y neoliberales.

Ahi está el caso del activista Víctor Toledo, quien renunció ayer a la SEMARNAT, después del audio escándalo en el que aplastaba al presidente y al gobierno de la Cuarta Transformación.

“…No debemos idealizar la 4T, es un gobierno de contradicciones brutal y toda nuestra visión que aquí la compartimos nosotros no está para nada en el resto del gabinete y me temo que tampoco está en la cabeza del Presidente”.

A la crítica de Toledo se sumó después la censura televisiva de Paco Ignacio Taibo II, quien en La Octava y ante el periodista Hernán Gómez censuró a Morena y urgió a tener una fuerte reacción interna “o el gobierno no tendrá sentido”

“Morena se ha convertido en una especie de lastre, que está ahí, que sigue instrucciones presidenciales de manera bastante pobre y tímida. Entonces el partido tiene que o revivir o desaparecer…”

Taibo II ya sufrió el recorte del 75% al FCE, pero Toledo y Fernández Noroña son apenas los primeros extremistas que sucumben en los reacomodos, al concluir el primer tercio del gobierno lopezobradorista.

Su actitud de buitres y zopilotes, volando sobre lo que ellos mismos ya tipifican como un cadáver político, es la de muchos otros radicales que se aprestan a exigirle a su líder, el presidente, que radicalice todavía más sus posturas.

Por eso el rostro triste del presidente López Obrador el martes pasado, en la lectura de su segundo informe.

Porque el evangelista de la Cuarta Transformación ya se dio cuenta de que los Judas comienzan a desertarle de entre sus apóstoles, para intentar crucificarlo con los ardientes clavos de sus críticas, deseos y descalificaciones.

Por lo pronto la intentona radical que se frenó en San Lázaro sí se logró en el Congreso de Nuevo León, en donde la legisladora del PT, Lupita Rodríguez, sacó adelante su negociación.

Y con una bancada de solo dos diputados, el PT logró que los otros 40 diputados -en mayoría- le escrituraran la presidencia del Congreso a la esposa de Alberto Anaya. ¿Podemos saber a cambio de qué?
MSN