La victoria de Biden obliga a Johnson a ‘redoblar los esfuerzos’ para lograr un acuerdo para el Brexit

Si Donald Trump se hubiese proclamado vencedor de las presidenciales de Estados Unidos, a Boris Johnson le hubiese sido mucho más fácil tomar el camino a un Brexit sin acuerdo. La victoria de Joe Biden, sin embargo, obliga al primer ministro a encarar la nueva ronda de negociaciones con la Unión Europea con la voluntad de “redoblar los esfuerzos” por alcanzar un punto de entendimiento. Unas conversaciones que se reanudan hoy en Londres con la fecha del 1 de enero en el horizonte, momento en que se agotará el periodo de transición y ambas partes separarán sus caminos de forma definitiva.

Por delante, un mes y medio marcado por una pandemia que ha conseguido congelar todos los debates que no tengan que ver con los propios costes humanos y económicos del Covid. El Brexit, casi un lustro después de ser concebido y a punto de ser consumado, parece importar menos que nunca a los británicos. Aun así, y por mucho que la atención se haya desviado hacia el coronavirus, la forma en que se resuelva la ruptura entre Londres y Bruselas puede apaciguar o multiplicar el impacto que tenga esta nueva crisis en la sociedad del Reino Unido.

Es por eso que Boris Johnson, consciente de que la llegada de Biden le cierra muchos caminos a la hora de amenazar con un Brexit por las bravas, encara estas nuevas conversaciones con un tono mucho más conciliador. “Creo que hay un acuerdo que está ahí para ser refrendado, las líneas maestras están bastante claras”, ha asegurado esta mañana. Todo ello después de que se supiese, además, que durante el fin de semana se había comprometido con Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, a “redoblar los esfuerzos por alcanzar un acuerdo”.

Lo cierto es que, lo quiera o no, no le queda otra alternativa. La Cámara de los Lores rechazará previsiblemente hoy la polémica ley con la que el Gobierno de Johnson pretendía saltarse los acuerdos internacionales acerca del Brexit, una medida con la que buscaba presionar a Bruselas para demostrar su voluntad de hacer lo imposible por lograr lo que quería en este acuerdo. Para ello, y como ha reconocido el propio negociador jefe de la UE, Michel Barnier, que llegó ayer a Londres, los conservadores estaban dispuestos a arriesgarse con un acuerdo a última hora con la intención de forzar al máximo a los 27, enviando además una y otra vez ese proyecto de ley a la Cámara Alta para demostrar que seguían firmes en su posición.

Por desgracia para ellos, en el momento crítico de las negociaciones ha llegado a la Casa Blanca un presidente demócrata, más moderado que su predecesor en cuanto a las relaciones internacionales y con antepasados irlandeses, por lo que, como ya ha manifestado él mismo, no va a contribuir a que los “acuerdos del Viernes Santo se conviertan en una víctima del Brexit”. Si el Reino Unido quiere cerrar un acuerdo comercial con los Estados Unidos, debe cesar en sus amenazas a la Unión Europea acerca de incumplir el acuerdo de divorcio pactado.

De hecho, y como informaba el diario The Telegraph, Biden ni siquiera se ha marcado como prioridad para sus primeros 100 días de gobierno el alcanzar un acuerdo comercial con el Reino Unido, por mucho que Boris Johnson tratase de lanzarle un guiño asegurando que Estados Unidos era su aliado preferencial. Sin Trump, y con Biden con pocas ganas de tomar ningún camino que considere que amenace la paz en Irlanda, el premier se enfrenta ahora a la decisión de continuar o no con un órdago que puede aislar definitivamente al Reino Unido de las dos grandes potencias del mundo occidental.
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