Donald Trump baraja replegar tropas en Oriente Próximo

Según el periódico The New York Times, el presidente planteó durante una reunión con sus asesores la opción de atacar Irán

El mayor signo de que hay business as usual en la Casa Blanca es que el presidente sigue dando una de cal y otra de arena en política exterior. Menos de una semana después de haber descabezado la estructura civil del Departamento de Defensa, la prensa estadounidense ha anunciado, casi al unísono, planes de Donald Trump tanto para acabar con las que él llama “guerras eternas” como para iniciar otra más que, advierten los expertos, podría hundir a Estados Unidos en otro barrizal de Oriente Próximo.

Trump planea un final de Presidencia de infarto, si es que él mismo considera que es el final. Según el periódico The New York Times, el perdedor de las elecciones presidenciales planteó durante una reunión con sus asesores la opción de atacar Irán. Sus asesores próximos, entre ellos el vicepresidente Mike Pence y el secretario de Estado, Mike Pompeo, le disuadieron de actuar, subrayando que tamaña acción podría desembocar en un conflicto mayor en sus últimas semanas en el cargo.

El aún presidente planeaba atacar tras leer el último informe de la Organización Internacional de la Energía Atómica. Según este, Irán almacena 12 veces más uranio del permitido bajo el acuerdo nuclear del que Trump se retiró en 2018, cuando aprobó un amplio paquete de sanciones. Éstas prohíben a cualquier país comprar este excedente de uranio de bajo enriquecimiento -como ordena el pacto atómico-, lo que llevó a Teherán a acumular este stock y usarlo de herramienta de presión política.

Teherán respondía así a las sanciones de Trump y a la inhabilidad del resto de firmantes del acuerdo nuclear, principalmente los europeos, de cumplir con su parte haciendo efectivo el levantamiento de las sanciones impuestas antes de 2016. El nivel de enriquecimiento del uranio acumulado (4,5%, cuando el límite permitido por el pacto es de 3,67%) significa que, de querer fabricar un arma atómica -Irán lo niega-, no lo logrará hasta después de la investidura de Joe Biden, defensor del acuerdo nuclear.

INTENCIÓN DE ATACAR CON MISIL
Aparte, el informe de la OIEA considera “técnicamente no creíbles” las explicaciones que Irán dio por el hallazgo de partículas de uranio en un almacén no declarado donde, según Israel, Irán guardó material que prueba que hasta 2003 persiguió el arma atómica. Razones por las que Trump ha barajado estos días atacar con un misil unas instalaciones de enriquecimiento de uranio que Irán comenzó a construir este verano en sustitución de otras que, el pasado julio, sufrieron un incendio que Irán tildó de “sabotaje”.

De acuerdo con el New York Times, el jefe del Estado Mayor, Mark A. Milley, se fue de la reunión con Trump creyendo que la opción de lanzar un misil a Irán está descartada. No obstante, sus adláteres creen que todavía podría responder atacando a las milicias chiíes iraquíes, en stand by estratégico desde las elecciones. Y es que, al mismo tiempo, ,Trump ha declarado sus intenciones de replegar la mayor parte de sus tropas tanto de Irak, el objetivo de las milicias, como de Afganistán el objetivo de los talibán.

El medio digital Político informa este martes de que la Casa Blanca ha ordenado al Pentágono comenzar con los planes de retirada de varios miles de efectivos estacionados en ambos países. De esta forma, Trump pretende cumplir con una de las principales promesas de campaña, que arrastra desde los comicios de 2016. “Las grandes naciones no luchan en guerras eternas”, ha sentenciado el dirigente en numerosas ocasiones. En el caso afgano se trata, además, de cumplir con un controvertido acuerdo firmado con la organización armada extremista talibán el pasado febrero.

RETIRADA DE TROPAS

El ejército estaba en aras de reducir de 8.600 a 4.500 el número de soldados en Afganistán. Político añade que, con la nueva orden, se dejarían 2.500 combatientes sobre el terreno, que se irían para mayo de 2021 a cambio de la promesa, de unos talibán en auge, de no permitir que Al Qaeda o el Estado Islámico organicen ataques desde su territorio. De forma similar, aunque sin dar plazos, Trump prometió el pasado agosto al premier iraquí que sus 3.000 soldados se irían de su país “pronto”. Irak ha sido, desde 2019, uno de los campos de batalla en los que Irán y EEUU han medido fuerzas, evitando el choque directo.

La mayoría de observadores coinciden en que el deseo de Trump de ejecutar estos repliegues exprés explica el repentino despido del secretario de Defensa Mark Esper, contrario a estos, y el relevo de la cúpula de Defensa para incluir a funcionarios leales. Así es como Trump podría dejar a Joe Biden una Casa Blanca pulcra, pero un Oriente Próximo en llamas.