Tejedores de la tradición se enfrentan a bajas ventas con la pandemia

Frente a la pandemia las fiestas y reuniones se han transformado y con ello las tradiciones también se tambalean.

Desde hace dos años, el mundo cambió, la pandemia de covid-19 cimbró todo lo que ahora conocemos; las fiestas y reuniones se han transformado y con ello las tradiciones también se tambalean; pero hay tejedoras que se encargan de preservarlas, quienes en cada pieza ponen su alma y corazón.

En sus manos no sólo guardan una tradición, también el conocimiento de generaciones, que ven al tejido de la palma como una forma de preservar la historia de un pueblo, una de esas tejedoras es la señora Cruz González, originaria de la comunidad otomí de San Cristóbal Huichochitlán, al norte de Toluca, quien desde hace varios años se dedica a la venta de sombreros, monederos y otros productos hechos a base de palma, tejidos de manera artesanal.

Este pueblo que también se ha convertido en uno de los centros de distribución más importantes del centro del país en cuanto a gorras y sombreros se refiere, también preserva esa tradición; pero poco a poco parece imposible, ya que estos productos artesanales deben competir con grandes industrias internacionales.

Ahora bajo el contexto de la pandemia la competencia sólo es uno más de los retos que deben enfrentar, pues el desempleo y el efecto económico que ha traído consigo el virus SARS-CoV-2, pintan un panorama complicado para las y los artesanos, especialmente para las personas adultas mayores, quienes ven en este 15 de septiembre una fecha para poder hacerse de algunos recursos, ante un escenario complejo.

Un pequeño puesto en la banqueta

Así la señora Cruz sale todos los días tendiendo su pequeño puesto en el piso de la banqueta; entusiasmada coloca uno a uno los sombreros que tejieron sus manos, y que además también pintó, con los tradicionales colores patrios, verde, blanco y rojo.

Para ofrecer un poco más de su trabajo, también decidió tejer algunos monederos, chiquihuites de distintos tamaños, aventadores de humo, entre otros productos que le permitan hacerse de unos pesos, ya que afirma, las restricciones en materia de salud derivadas de la pandemia, le han imposibilitado el recorrer otras plazas.

Por segundo año consecutivo, el covid-19 le ha quitado esa posibilidad, mermando considerablemente sus ventas, pues la gente refiere otros productos, o quizás hasta comprar en plataformas digitales, sin reconocer el trabajo de las y los artesanos.

“A penas me persigné, acabo de vender el primero, porque no hay nada antes sí llegaba gente de mayoreo y venía a llevar esto que tenemos aquí; pero ahora ya no, por lo mismo de todo lo que está pasando, está triste la venta”.

A pesar de la baja en las ventas, la señora Cruz no pierde las esperanzas y con mucha alegría muestra sus productos, pues dice que en ellos no sólo invierte tiempo, también deja un poquito de su corazón, de sus ojos frente al mundo, de sus ganas de salir adelante.

“Se tarda en cada uno porque ya como dicen ‘ya voy cansada’, uno o dos sombreros al día; pero depende del material, está carísima la palma; pero aquí estamos”.

Otro de los retos a los que se debe enfrentar en esta temporada es el regateo; por lo que pide a la gente valorar su tiempo y todo el empeño que pone en cada pieza.

“No me quieren pagar el trabajo, estoy pidiendo 25; pero luego me quieren pagar 20 pesos; pero si quiera para un kilo de tortillas, casi no gano nada”.

Con precios muy accesibles, pues sus creaciones van desde los 10 hasta los 60 pesos, la señora Cruz invitó a que se sumen al consumo local y puedan apoyar a otros artesanos, personas adultas mayores, quienes hacen todo lo posible por salir adelante.

¿En dónde puedes comprar?

La señora Cruz tiende su puesto sobre la avenida Miguel Hidalgo, a un costado de la Secundaria “Antonio de Mendoza”, en la comunidad de San Cristobal Huichochitlán, en Toluca.