Lo curioso es que quienes hoy alzan la voz contra el pacto fiscal argumentan que las suyas son las entidades que generan mayor desarrollo económico del país.

El frente tendría que ser uno. No es así. Estamos próximos a entrar a la Fase 3, como lo ha comentado el subsecretario Hugo López-Gatell. Al último corte, ya suman casi seis mil contagios de COVID-19 y 449 muertos en nuestro país. México podría tener la tercer peor recesión en América Latina para final del año, estimó el Fondo Monetario Internacional, 6.6% sería la caída del PIB este 2020. No son pronósticos alentadores. Una realidad a la que deberá enfrentarse el mundo entero como consecuencia de la pandemia. Y entre las dificultades propias en la operación de la estrategia para el control del coronavirus, topamos con pared cuando se mezclan asuntos políticos.

Gobernadores de algunos estados del país exigen más recursos para hacer frente a la emergencia sanitaria. Los mandatarios de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme; Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, y Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, llaman a modificar el Pacto Fiscal Federal, que regula la distribución recursos fiscales entre los tres niveles de gobierno. Acusan que es injusto con los estados que gobiernan. Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, fue más lejos: amenazó con abandonar el pacto si esta petición no es resulta. No es el primero, Javier Corral lanzó una advertencia similar en septiembre pasado, cuando el mundo no tenía idea de que llegaría una nueva cepa de coronavirus. La distribución de estos recursos no es una rencilla nueva y siempre encuentra manera de colarse en la agenda.

Lo curioso es que quienes hoy alzan la voz contra el pacto fiscal argumentan que las suyas son las entidades que generan mayor desarrollo económico del país. Sin embargo, los datos de recaudación dicen otra cosa. Por ejemplo, en 2018, el 82% de los recursos que Jalisco utilizó llegaron gracias a la recaudación de la Federación, según las Finanzas Públicas Estatales y Municipales del Inegi. Sólo el 8% fueron entrada local. Los gobiernos estatales cuentan con las facultades de cobrar más de una veintena de impuestos locales, pero no ejercen tal función, a veces por la dificultad que representa o por mera decisión política.

Si bien el Pacto Fiscal se ha puesto sobre la mesa en varias ocasiones, existe una real necesidad de análisis; no se puede pasar por alto el momento. El mundo entero está por enfrentar el mayor descalabro económico desde la Gran Depresión de 1929, ha advertido el FMI. Hoy más que nunca, gobiernos de todos los niveles tendrían que trabajar en coordinación. El enemigo es uno: el coronavirus. Ya habrá tiempo, cuando todos estemos a salvo, para replantear el ejercicio fiscal, el público. ¿O por qué ahora? ¿Qué suma que un tema como el #Nortexit sea tendencia en redes, polemice cuando hoy se trata de cuidarnos los unos a los otros?

Desde luego que el Estado debe proporcionar elementos de certeza ante los tiempos que vienen. Sin embargo, hoy debemos ahorrarnos enfrentamientos gratuitos y hasta oportunistas. Una recesión global, una crisis económica con el mayor impacto en décadas, obligan a un trabajo coordinado, a hacer equipo.

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