Trump, por todas las canicas

Venía insinuándolo desde hace semanas, pero ayer ya lo escribió con todas sus letras: “Con la votación universal por correo (no la votación en ausencia, lo cual es bueno) 2020 será la elección más IMPRECISA Y FRAUDULENTA de la historia. Será una gran vergüenza para Estados Unidos. ¿¿¿Retrasar la elección hasta que las personas puedan votar de manera adecuada y segura ???”. Trump lleva mucho tiempo quejándose del voto por correo y ha acusado, sin ninguna evidencia, de fraudes electorales por ese método. Ahora, las intenciones son otras. En la campaña por la reelección, según todas las encuestas, el manejo de la crisis sanitaria por el nuevo coronavirus y la brutal crisis económica que ha provocado hacen que sus posibilidades de ganar la elección de noviembre sean muy lejanas. Frente a este panorama, lo que quiere Trump es ganar tiempo. Aunque hoy no lo parezca, algún día la crisis sanitaria, el aumento de infecciones y muertes y, por lo tanto, el inicio de una recuperación económica, llegarán. Y los electores lo sentirán: en empleos, en poder salir con más confianza a la calle, en menos muertos… Y a principios de diciembre o en enero (la toma de posesión es la tercera semana de enero) eso será mejor que en la primera semana de noviembre cuando se vote. No solo eso, en las últimas semanas Trump ha presumido varias veces el operativo “Warp Speed” para acelerar la producción de una vacuna contra el virus. Nada más ganador que Trump anunciando en la Casa Blanca la existencia de una vacuna eficaz y la distribución de millones y millones de dosis entre su población. Y eso nomás no se ve que suceda en octubre. El camino para cambiar la fecha de la elección es casi imposible, aunque algunos estados podrían decidir hacerlo y, de hecho, ayer mismo algunos republicanos relevantes salieron a oponerse a la idea trumpiana. Pero el tuit del presidente estadunidense anticipa, dado su argumento de una elección supuestamente fraudulenta, que frente a la derrota Trump no le va a hacer sencilla la vida a las instituciones de su país. Lo que queda claro es que será, en aquel país, una elección inédita, y que Trump va por todo.

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