POLICIACA

El fin de una era de capos; enfermedades aquejan a Zambada García

26 de Julio 2024

El hipotético escenario que Ismael Zambada García –que ayer se entregó a las autoridades de Estados Unidos–, le planteó al periodista Julio Scherer García en 2010 en algún lugar del Triángulo Dorado –Chihuahua, Durango y Sinaloa–, sobre que los capos de la droga “ya no son las figuras únicas de otros tiempos”, se cumplió finalmente.

“Un día decido entregarme al gobierno para que me ‘fusile’ (sic). Mi caso debe ser ejemplar, un escarmiento para todos. Me fusilan y estalla la euforia. Pero al cabo de los días vamos sabiendo que nada cambió (…) El problema del narco envuelve a millones. ¿Cómo dominarlos? En cuanto a los capos encerrados, muertos o extraditados, sus reemplazos ya andan por ahí (…) El narco está en la sociedad, arraigado, como la corrupción”.

Con la captura de Zambada García conocido como El Mayo Zambada, de 76 años, 60 de éstos dedicado al narcotráfico, enfermo de diabetes y ácido úrico en una rodilla y que nunca había sido arrestado por la policía, terminó una era de capos legendarios de la droga en México.

Esa era comenzó en Guadalajara, en 1978 con un puñado de muchachos sinaloenses, entre los que estaba Miguel Félix Gallardo Jefe de Jefes (1946); Ernesto Fonseca Don Neto (1930); Rafael Caro Quintero (1952), Joaquín Guzmán Loera El Chapo (1957), Héctor Palma El Güero (1960).

Eran el cártel de Guadalajara, la primera organización dedicada al narcotráfico. Traficaban bultos de mariguana y terminaron distribuyendo drogas sintéticas, como fentanilo. Pero ahora todos están en la cárcel.

A diferencia de los más famosos capos sinaloenses que son originarios de Badiraguato, Zambada –que inició su carrera delictiva a los 16 años–, que siempre se manejó con bajo perfil, que vivió en ranchos de las montañas del llamado Triángulo Dorado –donde ninguna arma que no sea criminal puede ser portada ahí–, junto a parte de su familia, comiendo y bebiendo casi directo de la tierra, nació en El Álamo, el 1 de enero de 1948.

A la caída definitiva de Joaquín Guzmán Loera, Zambada García se convirtió en líder del cártel de Sinaloa.

Como un gran número de capos de la droga de México, El Mayo fue un objetivo de las autoridades de Estados Unidos. Pero no de las mexicanas, aquí no tenía orden de aprehensión ni era buscado por ninguna autoridad. En Estados Unidos ofrecían una recompensa de 15 millones de dólares. La batería de delitos federales en al menos cinco estados de Estados Unidos: Texas, California, Washington D.C., Illinois y Nueva York, son por crimen organizado, conspiración para cometer asesinato, lavado de dinero y distintos delitos relacionados con el narcotráfico, como el trasiego de cocaína, heroína y metanfetamina a Estados Unidos. En la acusación de cargos criminales, se ordena el pago de 14 mil millones de dólares para reparar el daño.

La primera acusación que Estados Unidos tiene en contra de Zambada data de hace un cuarto de siglo. La primera de las 84 acusaciones en Estados Unidos contra Zambada tiene registro de 1999. Sin embargo, las autoridades del vecino país del norte tienen en el expediente contra El Mayo que empezó a ser parte de crimen organizado, visible para Estados Unidos, desde 1989.

Sin pruebas físicas, las autoridades de Estados Unidos han informado que Zambada tiene una fortuna de miles de millones de dólares en ganancias por narcotráfico.

De acuerdo con informes del Departamento de Justicia de Estados Unidos, en el amanecer del siglo XXI, Guzmán Loera e Ismael Zambada, estrecharon sus relaciones de negocios para solidificar el poderío del cártel de Sinaloa.

A pesar de la discreción con la que se manejó El Mayo, y antes de la confirmación de que se había entregado en El Paso, Texas, las playlist dedicadas al capo se multiplicaron en las plataformas musicales. Se contabilizaron hasta 50 canciones en alusión al “mero jefe”. Una de las listas más escuchada está en Spotify se llama Corridos a Ismael El Mayo Zambada.

Los expedientes estadunidenses en contra de Zambada aseguran que El Mayo y otros jefes de la mafia de las drogas de México se hicieron de los servicios de sicarios que cometieron cientos de actos de violencia, incluyendo asesinatos, asaltos, secuestros y actos de tortura.

Las autoridades estadunidenses tienen información de cómo el sinaloense empezó a tener contactos para meterse de lleno al tráfico de fentanilo.

Uno de los alias con los que algunos narcotraficantes se refieren a El Mayo Zambada es como El Señor del Sombrero. Sobre este veterano narcotraficante, la Corte del Distrito Este de Nueva York hizo una acusación por fabricación y distribución de fentanilo.

La acusación la hizo el mismo tribunal que en 2019 condenó a Joaquín Guzmán a cadena perpetua. También ahí se emprendieron acciones legales en contra de Los Chapitos, los hijos de El Chapo Guzmán.

Con tanto ahínco buscaban las autoridades estadunidenses poder capturar a El Mayo, que cuando desde Nueva York se hizo la acusación, la fiscalía del caso hizo pública una declaración: “Esta acusación muestra nuestra determinación por llevarlo ante la justicia, así como hicimos con su antiguo cómplice, El Chapo”.

La fiscalía de Nueva York se refirió al sinaloense como el líder de “la organización criminal más poderosa del mundo”, el Cartel de Sinaloa.

En 2013, Vicente Zambada Niebla, conocido como Vicentillo, hijo de El Mayo fue detenido en Chicago por narcotráfico. Se convirtió en uno de los colaboradores clave para la caída de El Chapo, en juicio de 2019, pero detenido en México en 2016.

Durante el juicio de Guzmán Loera, Vicentillo afirmó que su padre gastaba más de un millón de dólares al mes en sobornos a políticos y mandos policiales mexicanos. Destinado a ser el heredero de El Mayo, Vicente Zambada, tuvo una condena de cárcel reducida y fue liberado en 2021.

Zambada comenzó su camino en el narcotráfico en Guadalajara. En el cártel del Jefe de Jefes, Don Neto, Caro Quintero, en los ochenta. Pero en los noventa tuvo relación de negocios con los Arellano Félix, en Tijuana. Se trataba de que le dieran paso para traficar droga al mercado estadunidense, el más voraz.

De acuerdo con el libro El Cártel, del periodista Jesús Blancornelas, El Mayo usó la plaza de Tijuana para enviar cargamentos de mariguana y cocaína al país vecino. Este trasiego las habría realizado Zambada sin pagar un porcentaje a los Arellano Félix, quienes controlaban la ciudad fronteriza en ese tiempo.

Ese impago tuvo como consecuencia una disputa entre los bandos. Benjamín Arellano Félix le dijo a su hermano Ramón que El Mayo le debía cerca de 20 millones de dólares al Cártel de Tijuana. Aunque la deuda fue reconocida por Zambada, nunca fue saldada.

En ese contexto, los de Tijuana intentaron asesinar a Ismael Zambada García. En 1993 cuando Ramón Arellano le puso precio a la cabeza del narcotraficante sinaloense que ayer se entregó a las autoridades de Estados Unidos y que llegó a ser en los últimos años cabeza del cártel de Sinaloa.

Los Arellano Félix habrían ofrecido 3 millones de dólares por la cabeza de Zambada García.

La decisión fue respaldada por Benjamín Arellano Félix, su pistolero David Corona Barrón y su asesor financiero Everardo Arturo Páez, según indica la periodista Anabel Hernández en su libro El Traidor: el diario secreto del hijo del Mayo.

Ramiro Ramírez es el supuesto nombre de la persona que se ofreció para cumplir la venganza de los Arellano Félix. Y pidió la mitad por adelantado.

Transcurrió un año, sin que Ramírez cumpliera con el encargo. Y se justificaba: “No es tan fácil (…) No se deja ver fácilmente y nunca se queda en el mismo lugar”.

Debido a la nula entrega de resultados, Ramírez pidió la mitad restante para asesinar al capo. La operación siguió sin efectuarse. En 1996, Ramón Arellano le solicitó conseguir la ubicación del sicario. Para entonces era visto como un estafador  del cártel de Tijuana.

En febrero de 1997, los Arellano Félix enviaron a uno de sus pistoleros (identificado como David Corona Barrón, alias El CH) para dar con el paradero de Ramírez, quien se había refugiado en Chula Vista, California.

El intento de asesinato contra el sinaloense terminó en la búsqueda para ejecutar a Ramírez, quien escapó de las balas de los emisarios de los Arellano Félix, y desapareció con los 3 millones de dólares que le habían entregado para matar al más longevo de los narcotraficantes mexicanos que hasta ayer 25 de julio de 2024 piso por primera vez una prisión.