Agresores de mujeres que solicitan apoyo a Refugios tienen antecedentes penales

La Red Nacional de Refugios (RNR) identificó en 2020 que 27 por ciento de los agresores de las mujeres que les solicitaron apoyo tenían antecedentes penales y 29 por ciento usaban armas de fuego; además, 14 por ciento tenía vínculos militares o políticos, lo que limitó la posibilidad de que las víctimas solicitaran ayuda.

De acuerdo con el boletín que emitió este 4 de febrero la RNR, en 2020 se registró un aumento en la demanda de los servicios que ofrecen. La Red –integrada por 75 espacios de protección y atención en el país– atendió a través de estos espacios, vía telefónica y redes sociales, a 46 mil 514 personas, lo que representa un incremento del 39 por ciento respecto al año anterior. También realizó 300 por ciento más rescates que en 2019; la Ciudad de México, Estado de México y Puebla fueron las entidades que presentaron el mayor número de casos.

En su reporte, la RNR señaló también que 27 por ciento de los agresores de las mujeres que les solicitaron apoyo tenían antecedentes penales y 29 por ciento usaban armas de fuego; además, 14 por ciento tenía vínculos militares o políticos, lo que limita la posibilidad de que las víctimas puedan solicitar ayuda. En 75.41 por ciento de los casos, las mujeres que se comunicaron con la RNR informaron que sus esposos, exparejas o novios les violentaron.

Como parte de las acciones integrales e intersectoriales de la RNR, se acompañó de forma especializada a 15 mil 692 personas en redes sociales y líneas telefónicas, lo que reflejó un aumento del 31 por ciento en comparación a 2019. La Ciudad de México, el Estado de México y Guanajuato, fueron las entidades que reportaron más casos de apoyo, con 46.54 por ciento de las atenciones.

De acuerdo con datos de la Red, 2 de cada 12 mujeres que les solicitaron acompañamiento ya habían pedido apoyo a una instancia gubernamental pero no recibieron la atención esperada; y 4 de cada 100 mujeres que recibieron atención integral en los espacios de protección de la RNR son extranjeras, 2 de cada 100 mujeres son de comunidades indígenas y, una de cada 100 mujeres es migrante.

“Tengo miedo, fui a extender mi orden de protección, la abogada me preguntó si ya me había golpeado de nuevo, le conteste que no, me dijo que entonces no podía renovarlas. Necesito llegar golpeada o que me mate para que me las den, te das cuenta de que no es cierto que te apoyan si denuncias”, refirió a la Red una mujer de 28 años beneficiaria de un Refugio.

De acuerdo con la Red, este testimonio refleja la falla del Estado en su obligación de detener cualquier posible situación de riesgo. “No se debe esperar a que la vida de una mujer esté comprometida o haya evidencias físicas, recordemos que los feminicidios son el resultado de una serie de violencias que se minimizan e invisibilizan, cientos de veces por las propias autoridades y un sinfín de casos son testigo de esta falla”, señaló.

Del total de mujeres atendidas, 29.37 por ciento informó que sufrieron agresiones psicológicas, 33.50 por ciento físicas, mientras 2 de cada 10 mujeres detallaron haber sido víctimas de todos los tipos de violencias, entre ellas la sexual, económica y patrimonial. De septiembre a diciembre de 2020, 4 de cada 100 mujeres reportaron intentos de feminicidio.

“El miedo me hizo salir, o sea más que nada el miedo que tenía de que me quitaran a mis hijos y que me fuera hacer algo. Sufrí todas las violencias, bueno me golpeaba, me insultaba, pues me quiso hasta matar”, refirió a la Red otra mujer de 20 años, beneficiaria de un Refugio.

De acuerdo con la información recopilada por la Red, las niñas y adolescentes también viven de manera directa el impacto de la violencia contra las mujeres. En los espacios de protección y atención se detectó que las niñas y niños habían sufrido diversos tipos de violencias entre ellas: física con un 27.94 por ciento, psicológica con 28.36 por ciento, patrimonial con 21.24 por ciento, trata infantil con 16.50 por ciento y sexual con 5.65 por ciento.

“Cuando salimos de la casa mi pequeña venía con un llanto que me arrancaba el alma, la grande no decía nada, tenía la vista perdida, yo estaba muy confundida, tenía miedo de saber si era real que iría a un lugar seguro. Llegamos al centro y mi hija rompió el silencio, dijo ‘aquí no nos encontrará’ abrazó a su hermana, quien se quedó dormida, sentí tanto alivio. Lloré hasta dormirme”, relató a la Red una mujer de 31 años, usuaria de Casa de Emergencia.

Los refugios, a cargo de la sociedad civil, han conseguido reintegrar los derechos de las mujeres cuando el Estado no se hace cargo. “El refugio significó para mi volver a nacer, reconocerme como persona, ahora veo mi valor como mujer, soy más que cuerpo, fue difícil aceptar la marca que me dejo el ácido y saber que soy valiosa por lo que pienso…me siento tranquila…veo una vida nueva con amor para mí y ganas de aprender”, expresó a la Red otra mujer de 19 años, beneficiaria de un Refugio.
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