“Que nos entreguen cuerpos, eso es todo”; padre llama a no parar búsqueda

“No pude hacer nada, ya era demasiado tarde, eran muchas piedras las que estaban ahí”, señaló Jorge Mendoza, su padre.

Protección civil asevera que luego del rescate de la menor hubo una desestabilización del piso, lo que aumenta el riesgo en la zona cero.

Luego de que fuera rescatado el cuerpo de la pequeña Mía, la esperanza de encontrar con vida a Paola y su hijo Jorge Dilan se acabó; ahora sus familiares, quienes se encuentran divididos —unos velando a la niña y otros en la zona cero— esperan les entreguen los cuerpos y darles el adiós que se merecen.

“Que nos entreguen los cuerpos, nada más es lo único que digo, es todo; nada más estamos esperando el milagro de Dios, es el único”, dijo Jorge Mendoza, padre y esposo.

Ante el riesgo de que se suspendan las labores de búsqueda, al pasar las 92 horas que por protocolo se da para encontrar con vida una persona, se empezará a valorar si continúa la búsqueda de los cuerpos, por lo que la familia pide que siga la búsqueda, se los entreguen para darles cristiana sepultura.

“Para tener dónde sepultarla, dónde llorarle el día de mañana, ya no hay esperanzas sólo es la voluntad de Dios.”

Para los vecinos de la calle Excursionistas de Chimalhuacán es increíble creer que Paola haya quedado sepultada bajo los escombros, pues aseguran que todos los días salía a ver a Jorge y ayudar a su suegra, quienes vendían en puestos separados de fruta y verduras.

Luego del rescate del cuerpo de Mía en la zona cero del cerro del Chiquihuite, hubo una desestabilización del piso, lo que aumenta el riesgo, pero se seguirán buscando los cuerpos de Paola y su hijo Jorge de 3 años, aunque no hay puntos localizados.

Samuel Gutierrez Macías, coordinador de Protección Civil del Estado de México explicó que se han colocado 70 toneladas más de material para estabilizar la ladera y poder continuar con la búsqueda, aunque no descartó que se suspenda la misma.

“No tenemos certeza y no te puedo decir de manera prematura (nada); la verdad es que la situación está muy complicada ya en el sitio; en la zona cero tenemos mucha filtración de agua, la verdad es que esto no nos ha dejado trabajar”, explicó.

Velan a la pequeña Mía en Edomex
TLALNEPANTLA.— A unos metros de donde estaba su casa fue velado el cuerpo de Mía Mayrin, luego de que fuera rescatada de entre los escombros, al desgajarse el cerro del Chiquihuite.

“No pude hacer nada, ya era demasiado tarde, eran muchas piedras las que estaban ahí”, señaló Jorge Mendoza, su padre.

Desde el dia de la desgracia, Jorge, que llegó corriendo hasta su casa, luego de estar trabajando a unos metros de la misma, estuvo esperando poder encontrar con vida a su esposa Paola y a sus hijos Jorge Dilan de cinco años y Mía de tres, incluso orientaba a los cuerpos de rescate de dónde buscar.

Después de una larga espera, los cuerpos de rescate pudieron encontrar y sacar a Mía en medio de grandes piedras y ahora rodeada de sus abuelas y familiares la velaron en la calle Excursionistas Tepochitl en la colonia Lázaro Cárdenas, hasta donde quienes la conocieron, le llevaron juguetes y un triciclo, que ya jamás podrá usar.

Jorge, por momentos se ausentaba del lugar, pues iba a la zona cero, con la esperanza de saber si ya encontraron a su esposa e hijo.

Ángeles Velasco

Sentía el crujir de las piedras: rescatista
TLALNEPANTLA.— En un espacio no mayor de 40 centímetros, la segundo maestre Rubí Fonseca Baldes, técnico en Urgencias Médicas de la USAR Secretaría de Marina, tuvo que arrastrarse en medio de las rocas que sepultan la casa de Jorge en el cerro del Chiquihuite para tratar de ubicar a Paola, Jorge y Mía, quien finalmente fue encontrada la tarde del martes.

Aunque asegura que sabe que no corre riesgo porque ahí están sus compañeros para sacarla en caso de algún incidente, no deja de saber que se encuentra en peligro.

“Pues ahora que como usted lo dijo es un espacio reducido en el cual no podemos trabajar adecuadamente, para hacer el rescate, sí se siente esa emoción de poder querer rescatar a la persona y también el sentir del crujir de las piedras y el estar en peligro uno mismo también”.

Ángeles Velasco

Excélsior.