“La Grandeza”, un rescate a la identidad y cosmovisión de la alegoría otomí

Cuatro mujeres de diferentes edades que se reúnen alrededor de un fogón para contar lo que les pasó en el día.

“La Grandeza” es el título de la escultura de cuatro mujeres de diferentes edades que se reúnen alrededor de un fogón para contar lo que les pasó en el día y que se ubica en uno de los jardines de la Plaza Cívica de Xonacatlán, con motivo del 150 aniversario de su fundación. Con ella, su creador busca rescatar la identidad y las raíces del pueblo otomí que se estableció.

“Xonacatlán es un pueblo que ha demostrado disciplina para realizar cualquier trabajo, cuya gente tiene las habilidades para salir adelante, crear y levantarse. Pese a que nos hemos destacado a nivel nacional por la elaboración de muñecos de peluche, muchas personas sienten vergüenza de sus raíces otomíes, refiere Juan de la Orta López, escultor originario del municipio.

Xonacatlán en náhuatl se compone de xonacatl: “cebolla”; tlan: “entre” y significa “Entre las cebollas”. La unión de tres cebollas silvestres son las que le han dado origen. Su glifo fue tomado del Códice Mendoza e ilustrado por Alfredo Chavero en el lienzo de Tlaxcala.

Un significado ancestral

La escultura plasma la historia de la localidad y resalta la cosmogonía otomí. En antaño, los pobladores se reunían en la tarde noche alrededor del fogón para platicarle a los más pequeños sobre su día y su vida con el paso de los años. “Los más ancianos eran quienes contaban las historias”.

El comal que se ubica al centro representa el fuego nuevo que emerge del pasado y se funde con la cultura contemporánea. El logo o glifo del municipio representa el fuego nuevo.

“A las nuevas generaciones nos corresponde compartir nuestra historia”. Mientras que la vestimenta de las mujeres remonta al pueblo otomí, que con los años ha sufrido muchos cambios.

Este proyecto inició hace más de un año con el boceto y la maqueta que Juan presentó a la cronista local e integrantes del cabildo para conmemorar el 150 aniversario de la fundación del municipio, pero por la pandemia tuvo que posponerse y hasta el pasado 18 de octubre de este año por fin se formalizó.

Tras su aprobación, la Casa de Cultura se convirtió en su taller por siete meses para la elaboración de las piezas con la técnica de ferrocemento, es decir, que tienen una estructura de alambrón y varilla, recubierta con una malla de gallinero. El exterior es un conjunto de capas de cemento que fue modelando poco a poco. Además, la pintura es especial para proteger las figuras de los rayos del sol, la intemperie y la lluvia.

La pieza más grande mide 1.80 metros de altura y pesa 200 kilogramos. En conjunto la obra ocupa un espacio de 12 metros cuadrados y pesa poco más de media tonelada.

Conoce su historia De acuerdo con la historia y por estrategia militar, los otomíes se asentaron primero en la comunidad de Santa María Zolotepec y posteriormente llegaron a la cabecera municipal.

De ahí que, cada una de las mujeres de la escultura tengan en su falda el nombre en otomí de las grandes comunidades que integran el territorio municipal: Zolotepec (Temazani), Tejocotillos (Ndeka), Mimiapan (Peni) y San Antonio (Nzoando). El nombre de Xonacatlán (Ndeshi) como cabecera se plasma el glifo que está sobre el comal y representa el fuego nuevo.

“La edad de cada una habla del ciclo de la vida, la mujer que carga al niño nos habla de la nueva vida y la anciana enmarca el fin del ciclo.

“Es una alegoría a la esencia y cosmovisión de nuestro pueblo originario, el carácter de la abuelos, el temple de los padres encarnada en la fortaleza y tenacidad de los hijos. El fuego, las piedras y el comal son elementos cotidianos que advierten ecos de la sabiduría y experiencia del legado cultural que perdura hasta nuestros días”, se lee en la placa que se colocó.

Lo grotesco de sus rasgos indígenas, señala, reflejan el trabajo y la fuerza que tienen para salir adelante, pues de ellas surge la vida y en muchas ocasiones cargan con todo el peso de la familia.

Este fin de semana el joven entregará las siete réplicas que le fueron encomendadas para que se coloquen en las distintas comunidades de Xonacatlán.

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