Nicolás Maduro asegura que permanecerá en el poder hasta 2030 para que la revolución sea “irreversible”

Venezuelan President Nicolas Maduro delivers a speech during his annual report to the National Assembly, in Caracas, on January 15, 2022. (Photo by CRISTIAN HERNANDEZ / AFP)

Ese año es cuando acabaría el mandato que salga de las elecciones presidenciales de 2024

“¡Declaro la nueva transición hacia el socialismo 2030, cuando se logre el carácter irreversible de la revolución bolivariana!”. Nicolás Maduro despachó su discurso anual ante el órgano parlamentario de la revolución dejando claro que piensa permanecer al frente del país hasta ese año, cuando acabaría el mandato que salga de las elecciones presidenciales de 2024.

Ése es el objetivo confesado por el “presidente pueblo”, una adaptación madurista del famoso “¡Hasta 2000 siempre!” que tanto le gustaba decir a Hugo Chávez. “Revolucionar, revolucionarlo todo, cambiarlo todo de nuevo para hacerlo mejor y hacerlo bien”, pontificó Maduro, que ha acuñado sus propias “3R” de transición al socialismo, como también hiciera el “comandante supremo”.

Las “r” que ahora inspiran a Maduro son la resistencia al imperialismo, “una resistencia moral, ideológica y política”; la del renacimiento de los “valores fundacionales de Venezuela” desde el proyecto de Simón Bolívar y la “r” de la revolución dentro de la revolución.

“La meta para el 2025 es la pobreza extrema cero. Por eso tenemos que reforzar los planes contra el desabastecimiento y ayudar a las víctimas de la guerra económica”, prometió una vez más el hijo de Chávez, olvidando anteriores promesas y sin citar las actuales cifras económicas. Según datos independientes, la pobreza extrema sigue creciendo en Venezuela, alcanzado al 76,6% de los hogares del país.

Una vez más, Maduró dibujó una Venezuela que sólo existe en la segunda dimensión revolucionaria, la que se muestra a través de la propaganda del Estado. El mandamás chavista incluso insistió en que el 95% de la población venezolana ya está vacunada contra el Covid, cuando los datos de las organizaciones panamericanas arrojan que se ha superado el 40% de personas totalmente vacunadas.

Maduro también facilitó unas cifras económicas que no se sostienen con la realidad. El “conductor de victorias” subrayó el supuesto crecimiento entre octubre y diciembre del año pasado del 7,6% para encubrir que, pese al rebote de la pandemia, Venezuela apenas ha detenido la caída tras perder el 80% de su Producto Interior Bruto (PIB) desde su acceso al poder. “Es un logro maravilloso tras cinco años de guerra económica, boicot y bloqueo”, aseguró.

“Se está pariendo un nuevo mundo y Venezuela está en el centro”, destacó el dirigente, quien no obstante evitó citar las amenazas militares de Moscú. “El siglo XXI es el siglo del mundo multipolar, del mundo nuevo”, parafraseó a su antecesor, dejando claro que el chavismo no va a dar marcha atrás en sus alianzas con las “potencias emergentes”.

Otra de las cifras manipuladas que usó Maduro para vender al país la supuesta bonanza económica fue el de la producción petrolera, que habría llegado a un millón de barriles. Los expertos en el mercado del oro negro aseguran, no obstante, que la media alcanzada en 2021 fue de medio millón de barriles, pese a la promesa presidencial de que Petróleos de Venezuela (PDVSA) ya estaría vendiendo dos millones de barriles.

La oposición democrática y el Partido Comunista de Venezuela (PCV) también recibieron su propias andanadas durante el discurso, que se prolongó casi hasta la medianoche. “El bobo de Guaidó se autoproclamó y creyó que iba a llegar en una alfombra de oro a Miraflores. ¡Imbécil, golpista, delincuente!”, profirió el mandatario, quien asegura haber desarticulado por completo el “poder paralelo” del Parlamento democrático y la presidencia encargada, pese a que la mayoría de las democracias occidentales y vecinas mantienen su apoyo al desafío contra la dictadura.

Para enfrentar al PCV, que ha denunciado esta semana la ejecución de uno de sus militantes en la frontera, Maduro reclamó que se abandone el dogma de la “izquierda trasnochada, que cada vez se parece más a la derecha”.

En el mundo de la fantasía de la revolución, Maduro adelantó el triunfo de la guerra contra la inflación (sigue siendo la mayor del mundo); se sorprendió por la mafia que rodea a la distribución de gasolina; animó a mejorar los servicios públicos, derruidos por años de corrupción, mala gestión y falta de mantenimiento; y aplaudió al nuevo poder electoral, el mismo que hizo suya la repetición arbitraria de las elecciones regionales en Barinas.

“¡Tenemos patria y pase lo que pase, tendremos patria, dijo Chávez! ¡Y lo que pasó, pasó y tenemos patria!”, sentenció Maduro.