Periodistas siguen en el blanco de ataques desde el poder y bajo fuego del crimen organizado

En México ejercer la libertad de expresión cuesta vidas, que lapidario.

El duro revés que ha recibido el presidente Andrés Manuel López Obrador de la comunidad periodística internacional habla de un gobierno mexicano en crisis, que ha polarizado y Gravísimo que un gobernante que se ostenta como democrático utilice el poder para atacar a la prensa, que exija transparencia cuando su familia ha sido la más cuestionada precisamente por señalamientos de corrupción como el caso por el que no puede levantar la cabeza y lo trae
noqueado, José Ramón López Beltrán, el hijo “baquetón”.

Más allá de que estemos de acuerdo o no con la forma de escribir de un periodista como Carlos Loret de Mola, lo que se condena es la agresión, la intimidación, diferente habría sido que el presidente AMLO o su hijo hubiesen desmentido con pruebas fehacientes el tema de la casa gris en Houston, Texas, no han podido aclararle a las y los mexicanos ese delicado tema de corrupción.

Respondió con ataques, con insultos desde el púlpito de La Mañanera, una muestra palpable de que no saben manejar un tema de crisis, ni su propio vocero Jesús Ramírez, al contrario, cada día se exhiben más, como la respuesta que le dio el Instituto Nacional de Acceso a la Información
(INAI), al negarle su solicitud de informe sobre los salarios de un particular.

Cuando sabe que este organismo público tiene la obligación de garantizar el derecho a la protección de datos personales y evitar que sean utilizados para estigmatizar o inhibir la labor periodística.

Lo que sí puede solicitarse al INAI y es de interés público es el quehacer de las y los funcionarios, sus salarios, por ejemplo.

De verdad ¿no hay nadie que ayude al presidente AMLO?
Y en qué momento, caray, cuando la espiral de violencia letal en contra las y los periodistas va en aumento en México, somos el país más peligroso en el mundo para ejercer el periodismo, cinco periodistas asesinados en 2022 no le dicen nada y sigue con su discurso de odio, atrincherado todas las mañanas soltando veneno contra la prensa, cuando lo único que hacen las y los reporteros es ejercer su derecho a la libertad de expresión.

Por ello desde este espacio aplaudimos lo hecho por las y los colegas al unirse en una sola voz y darle la espalda al discurso de odio de López Obrador y de su partido Morena en voz de los grupos parlamentarios en el Senado de la República y la Cámara Federal, donde este martes le hicieron el vacío.

¡Inédito!

Y a cada agresión contra la prensa, así se va a responder, nuestras únicas armas son la pluma, los micrófonos y las cámaras, no vamos a permitir que nos estigmatice, nos divida ni nos llene de odio, en lugar de estar condenando las agresiones y buscando mecanismos que garanticen los derechos y el pleno ejercicio de la libertad de prensa que verdaderamente funcionen, le pone más leña al fuego.

Señor presidente López Obrador el nivel de violencia que viven los periodistas en México no tiene
precedentes, y una de las medidas más importantes que han señalado los organismos internacionales en estos momentos de crisis, es el reconocimiento público a la labor periodística y la condena enérgica y permanente a este tipo de crímenes en contra de periodistas.

Queremos ver resultados en las investigaciones de los últimos 30 asesinatos de periodistas en el gobierno de AMLO y revertir este patrón de impunidad.

Y aunque no le guste al señor presidente, Article 19 le solicitó a López Obrador desde el 2019 a través de una carta, modificar su discurso hacia la prensa, al considerar que no abona para generar las condiciones de seguridad y protección para las y los periodistas.

¿Y saben qué es lo más grave?

Que precisamente ese discurso de odio y polarización hacia la prensa se ha replicado con el permiso oficial de reproducirlo de quien dirige “La Mañanera” por los gobernadores de Veracruz, Cuitláhuac García; de Puebla, Miguel Barbosa; Jalisco, Enrique Alfaro y Jaime Bonilla cuando fuera gobernador en Baja California, quienes se asumen como víctimas del escrutinio público al cual se
sujetaron voluntariamente al ganar un cargo público.

En números del 2000 al 2022 van 150 periodistas asesinados, 30 en el presente sexenio, ha documentado Article 19, la mayoría siguen impunes. Por ello, aunque al presidente le incomode, su gobierno es el más letal para ejercer el periodismo Ayer el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ministro Arturo Zaldívar luego de
expresar su solidaridad con las y los periodistas de México, sostuvo que en una democracia la labor periodística es esencial, informar a la población de todo lo que sucede, generar un debate robusto y ordenado es fundamental para que las libertades puedan ejercerse.

Y así es, sin periodistas no hay democracia, así de sencillo.

Si López Obrador creyó que atacando a la prensa recurrentemente y exhibiendo el salario de Loret de Mola, el pueblo de México lo iba apoyar, se equivocó, el cálculo le falló y como nunca en la historia de este país, logró unir a la prensa mexicana en su contra porque estamos frente a un
gobierno autoritario.

Que quede claro, las y los periodistas, los que hacemos periodismo, los que damos la cara, no somos enemigos de nadie, somos portavoces de una sociedad ávida de información a la que ya no se le da atole con el dedo, a la gente hay que hablarles con la verdad, con argumentos, porque tienen todo el derecho a estar bien informados de qué hacen sus gobernantes y funcionarios.

Y si eso les molesta a los gobiernos en turno, lamento decirles que las y los periodistas no estamos para agradar ni complacer a nadie. Ese no es nuestro trabajo.

Por ello, hoy más que nunca la unidad del gremio periodístico es fundamental en este periodo letal
que enfrentamos y en más de 15 ciudades de México las y los periodistas se han manifestado en repudio a los crímenes, de ahí la importancia que reviste la reunión nacional que vamos a tener en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, el 5 de marzo, de donde estoy segura saldrán acuerdos importantes para fortalecernos.

Todos somos Heber, Lourdes, Margarito, Gamboa y Toledo. Los cinco últimos periodistas silenciados.

¡Ya basta de estigmatizar al periodismo!
¡Ya basta de asesinatos contra periodistas!
¡Ya basta del abuso ilegítimo del poder público!

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