En Templo Mayor localizan torre con 119 cráneos

Un grupo de arqueólogos encontró una torre con 119 cráneos; se suman a los 484 encontrados desde hace cinco años
Arqueólogos del Programa de Arqueología Urbana (PAU) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) encontraron hace cinco años vestigios del Huei Tzompantli de México – Tenochtitlán que usaban los mexicas para honrar al dios Huitzilopochtli; ahora han hallado 119 cráneos mas.

Ahora, durante las excavaciones del 2020 en Templo Mayor se han encontrado 119 cráneos acomodados en un muro circular durante los trabajos de remodelación que se realizan en la calle de República de Guatemala 24.

De acuerdo a los expertos, el hallazgo del Huei Tzompantli es uno de los hallazgos arqueológicos más importantes hasta el momento en México pues da testimonio del poderío que el imperio de los mexicas alcanzó durante sus años de gloria.

Según apunta Raúl Barrera Rodríguez, titular del PAU y Lorena Vázquez, jefa de excavación aseguraron que durante el pasado mes marzo fue cuando se avistaron por primera vez los cráneos fragmentados de la estructura circular encontrada.

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La destrucción del Huei Tzompantli con su estructura de cráneos
No obstante, los expertos aseguran que tras la llegada de los españoles a México, se procedió con la destrucción de la última parte del Huei Tzompantli, haciendo que los cráneos se fragmentaron y quedaron regados por todo el campo, mismos que han sido recuperados por el equipo de arqueología física.

El PAU y sus investigadores han descendido aproximadamente 3.5 metros desde el nivel actual de la calle de República de Guatemala en donde se han identificado tres etapas constructivas de dicha plataforma que se irguió durante el mandato del tlatoani Ahuízotl, entre 1486 y 1502.

Por otro lado, los 119 cráneos encontrados en dicha estructura ya se han sumado a los 484 antes hallados durante las excavaciones en donde, tras varios análisis se determinó que hay osamentas tanto de hombres como de mujeres y al menos tres niños los cuales fueron reconocidos a través de sus dientes.

“Aunque no podemos determinar cuántos de estos individuos fueron guerreros, quizá, algunos eran cautivos destinados para ceremonias de sacrificio. Sí sabemos que todos fueron sacralizados, es decir, convertidos en dones para los dioses o, incluso, en personificaciones de las propias deidades, por lo cual se les vestía y trataba como tales” – Raúl Barrera Rodríguez

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