Santa Lucía puede aspirar a ser Toluca
Si finalmente se resuelven los problemas de aeronavegabilidad en el Valle de México y pueden coexistir los aeropuertos de la Ciudad de México, el de Santa Lucía y el de Toluca, la terminal de la cual ayer se inauguró la pista de la base militar, eventualmente se podría convertir en lo que hace algunos años fue Toluca.
En el año 2008, el aeropuerto de Toluca movilizó a casi 4 millones de pasajeros y tuvo 96 mil 801 operaciones.
Este volumen representó entonces 15 por ciento de los pasajeros del AICM y el 26 por ciento de las operaciones realizadas en esa terminal.
Quien se imagine que Santa Lucía va a desplazar al aeropuerto Benito Juárez pierde de vista que el actual aeropuerto seguirá teniendo múltiples ventajas en materia de conexiones y que será más atractivo para una buena parte de las aerolíneas.
Sin embargo, si el aeropuerto de Santa Lucía ofrece tarifas más bajas para las empresas que allí operen, es factible que diversas firmas nacionales decidan aterrizar algunas de sus rutas en esa terminal.
Uno de los éxitos de Toluca hasta 2008 fue precisamente el tema de los menores costos respecto al AICM, ventaja que se fue perdiendo al paso del tiempo.
Las presiones sobre el tráfico aéreo en el Valle de México han cambiado radicalmente en el último año.
Entre 2014 y 2018, el número de pasajeros movilizados en el AICM creció en poco más de 16 millones de personas, para llegar a 47.7 millones totales. Su ritmo anual promedio de crecimiento fue de 10.3 por ciento.
En 2020, la cifra fue 54 por ciento inferior a la de 2018 por efecto de la pandemia.
Las condiciones de los viajes aéreos cambiaron de manera radical en los últimos años.
Estadísticas de la IATA muestran que el año pasado, a nivel mundial, hubo una caída de 65.9 por ciento en el volumen de pasajeros respecto a 2019.
Las proyecciones para este año indican que en el escenario más optimista, se terminará todavía con un volumen 48.4 por ciento por debajo de 2019. Y en el escenario más realista, las proyecciones indican que estaremos 53 por ciento abajo.
Es poco probable que los volúmenes de pasajeros que teníamos en 2019 se recuperen antes de 2023 y más probablemente será en 2024.
Insisto, si se resuelven adecuadamente los problemas de aeronavegabilidad en el Valle de México de tal suerte que puedan operar los tres aeropuertos a los que hemos hecho referencia, seguramente Santa Lucía empezará con unas cuantas operaciones al día.
Si hubiera existido pragmatismo y sensatez en las decisiones del gobierno federal, en el mes de febrero de este año, se hubiera suspendido la obra y se hubiera dejado pospuesta para mejores tiempos.
En diciembre de 2020 se movilizaron 2.3 millones de pasajeros en el AICM.
En diciembre de 2018, cuando se tomó la decisión de emprender esta obra la cifra era de 4.2 millones y venía creciendo a un ritmo acelerado, como ya le señalamos.
El presidente López Obrador sabe lo importante que son los símbolos en la política.
No importa que falten muchos meses para que realmente sea operable Santa Lucía, era importante dar un golpe de efecto y aterrizar allí en un vuelo de la Fuerza Aérea Mexicana, como ayer pasó.
Más aún, también fue relevante que aviones de Volaris, Viva Areobus y Aeromar lo hicieran.
No importa que siga en discusión el tema de la aeronavegabilidad en la zona. AMLO sabe que la imagen de los aviones aterrizando le dará soporte a su insistencia de seguir con el proyecto.
No importa que, en el mejor de los casos, para la segunda mitad de la década, Santa Lucía quizá pueda convertirse en un aeropuerto complementario del AICM. Otro Toluca.