Los negocios tienen oportunidades este año
Enrique Quintana
Hace unos días hablaba con un empresario. Se trata de un personaje poco interesado en los temas ideológicos y muy atento a las oportunidades y riesgos que aparecen en sus negocios.
Me decía que notaba que, en la discusión pública, aun entre sus colegas, empresarios de muy diversos giros, parecía predominar el discurso ideológico y no la evaluación real de los hechos que se están configurando en el país.
Me decía que uno de los efectos del discurso presidencial es que conduce a muchos a esas visiones de blanco y negro, más que a una óptica con matices, en la que, en medio de los problemas, puedan identificarse opciones de negocio.
Algo, o más bien, mucho hay de eso.
Hacía mucho tiempo que no teníamos una perspectiva económica en la cual los pesimistas pensaran que la economía mexicana crecería 3.8 por ciento.
De acuerdo con la encuesta quincenal de Citibanamex, Monex, Multiva y Bancoppel son los que ubican ese piso de crecimiento. Ningún experto de los consultados piensa en una cifra más baja.
Y también, hacía mucho tiempo que no teníamos un estimado de crecimiento de 5.8 por ciento para el PIB de México, como el que asume JPMorgan, la institución financiera con la expectativa más optimista, por encima incluso del estimado de la Secretaría de Hacienda.
Cualquiera que sea el resultado, tendremos la tasa de crecimiento del PIB más elevada de los últimos 11 años.
Sí, ya sé, y aquí se lo he comentado, que aun así no recuperaremos lo perdido el año pasado.
Es cierto, pero de que habrá un crecimiento acelerado este año, lo habrá.
Las oportunidades más claras y obvias van a presentarse en el contexto de la impresionante recuperación de Estados Unidos.
Lo que habremos visto en 2020 y 2021 en nuestro vecino del norte es un auténtico Plan Marshall, pero ahora no para Europa sino para la propia Unión Americana.
Además, hay un impulso en el gobierno de Biden para atraer hacia Estados Unidos o al menos a la región, las cadenas de suministro que hoy están en Asia y particularmente en China.
Se trata de una oportunidad histórica de negocio para los empresarios mexicanos. Algo equiparable a lo que ocurrió en los 50 y los 60, cuando las transnacionales norteamericanas empezaron a buscar opciones para colocar sus plantas y México recibió una oleada de inversión foránea en la manufactura.
Si lo único que vemos es Constellation y la decisión de cancelar la inversión en Mexicali (hoy incluso esa empresa está viendo opciones en el sureste), vamos a padecer miopía pues hay diversos ámbitos en los que, sin ruido político, pueden llegar muchas plantas a México y tener muchísimos proveedores locales.
Pero, aunque la más obvia e importante es la exportación directa o indirecta, no es la única oportunidad.
Los cambios en los hábitos de consumo han creado un auge del comercio electrónico.
Todo lo asociado con la provisión, almacenamiento, entrega, servicio, también ha generado una cauda de oportunidades de negocio, en las que hay muchas opciones.
En el sector agropecuario exportador hay otro montón de negocios en potencia, que también pueden concretarse en el curso de los siguientes meses o pocos años.
Insisto, no todo México es Pemex y CFE o las medidas de política energética de AMLO.
Por ejemplo, la demanda de equipos para generación eólica y solar en Estados Unidos podría ser otra oportunidad de negocio para el país.
No sigo con la lista, pero hay muchos otros puntos.
El asunto es que no veamos ni nos dejemos envolver por el discurso ideológico de AMLO y del gobierno, y nos demos cuenta de los procesos económicos profundos que están ocurriendo al margen del gobierno.
Claro que, si la visión fuera que hay que hacer una huelga de inversiones para hundir económicamente a este gobierno, entonces, el problema es otro.
Creo que, si esa fuera la visión del sector privado, estaría jugando con fuego, pues entonces sí estaría ‘jalando la cola al tigre’.
De ese tema hablamos en otra oportunidad.