Rata cibernética con perritos
Ramón Ojeda Mestre
Robarle a un niño es doblemente grave. No solamente el dinero, sino su ilusión infantil y su esperanza limpia, merece un castigo ejemplar para esos delincuentes repugnantes. Juzgue usted lo que hacen estos cibercriminales infames.
Colocan anuncios en internet publicitando, aviesamente, que otorgan en donación o en venta preciosos cachorritos de perros de diversas razas. Todos hermosos y simpáticos. Los niños caen en la trampa y embarcan a sus pobres padres que confían en la seriedad de los anunciantes cuando dan sus datos “comprobables”.
Hay un tipo con antecedentes penales y con varios alias, llamado Rafael Ruiz Ramírez, con número de cuenta Banamex 56018653442, con CLABE 002073560186534428 y con número de tarjeta 4766 8413 8624 3194 que opera en todo el país pero principalmente desde el estado de México y con antecedentes penales, que opera en mercado libre y que ha utilizado varios teléfonos, entre otros el 55 6768 3757, con el que estafó a varias niña y niños fundamentalmente a personas con bajos recursos que no tiene dinero para contratar abogados y llevar juicios contra estas bandas de chacales en contubernio con empleados bancarios, ya que todos sus datos, incluida fotografía aparece en la cuenta de banco de Banamex de este contumaz y perverso delincuente estafador de niños y adultos.
También Telmex y Telcel tienen todos los datos y las grabaciones de este delincuente a través de internet y varios celulares que viene utilizando y que la Policía Cibernética federal de la Fiscalía General de la República rastrearía fácilmente si se aplicaran pues este delincuente internacional ha estafado a muchos niños, adolescentes y adultos, tanto en Jalisco como en otras entidades a través de las páginas de segunda mano, que pueden denunciarse, supuestamente en la Profeco o en cert-mx@sspc.gob.mx o en la ceac@cns.gob.mx vaya usted a saber.
Sabrá Dios, uno no sabe nunca nada, cantó el inmortal Álvaro Carrillo Alarcón, uno de los cinco grandes oaxaqueños del siglo XX, nacido en Cacahuatepec, distrito del bellísimo Jamiltepec en 1919 y muerto de un carreterazo en la autopista de Cuernavaca en 1969. Por cierto, egresado de la famosísima escuela de Ayotzinapa y de Chapingo, nada menos. No nos perdamos. Pues a usted podrían llamarle perdida, lo cual suena feo y a mi podrían decirme Garufa, que sós un caso perdido, según Gardel. Disculpe mi disgresión.
El hecho concreto es que esta calaña de estafadores de niños y de personas de buena fe de escasos recursos que no pueden ir a las grandes plazas urbanas a tiendas zoológicas acreditadas para conseguir una mascota, debe ser perseguida y sancionada con toda la severidad que marcan las leyes, no son raterillos vulgares, si los hay, son torvos sujetos que afectan a la niñez y al tejido social, además de cometer delitos federales al utilizar los medios de comunicación y las instituciones bancarias concesionadas para sus trapacerías nauseabundas.
El tal Rafael Ruiz Ramírez y su pandilla andan prófugos y siguen ofreciendo perritos en internet y otros animalitos domésticos. Yo cumplo con advertirle a petición de esta pobre madre que fue víctima de los truhanes electrónicos y que la compañera, colega y amiga Rosa Icela Rodríguez, la de Xilitla, SLP, debería de apoyar a estas mujeres cuyas hijitas e hijos han sido lastimados moral, económica y psicológicamente.
En fin, quien soy yo para decirle a las autoridades lo que deben de hacer. Pero a usted si puedo aconsejarle, que no compre por internet si no le entregan primero la mercancía. Ellos sí saben donde vive usted, pero usted no sabe dónde “viven” esos vituperables ofidios.