De regreso a clases
LAURA ELENA GERDINGH
“Nena tienes que preparar tu lunch para mañana.” Hace más de un año que no se escuchaba esa frase en los hogares de este México. La emoción flotaba en la cocina de mi casa. Fer, mi hija menor preparó su lunch, su mochila y lo más importante, su outfit, para regresar a clases en su último año de primaria que será en esquema híbrido. Asistirá a clases los lunes y miércoles en su escuela. Los demás días tomará las clases por zoom. Cuando la escuela nos preguntó quiénes querían asistir las últimas semanas de este ciclo escolar. Fer lo dudó. Yo no sabía que es importante ir retomando nuestras vidas, que la escuela tomaría las medidas sanitarias necesarias y nosotros reforzaremos su salud con algunas medidas. Sabía que despedirse de su escuela, amigos y maestros antes de irse a la secundaria es de vital importancia y que aprovecharemos la oportunidad que su escuela le da de hacerlo.
El lunes nos levantamos temprano. Me bañé y le prepare su desayuno. Terminé de arreglarme en lo que ella desayuno. Lavarse los dientes, checar que no olvidaremos nada, cerrar la casa, salir corriendo. Esta mañana salir con prisa supo diferente. Supo a la melancolía de no haberlo hecho en meses, y a la alegría de volver a la vida. En el coche Fer venía muy nerviosa. ¿De qué? No lo sabía bien… la entiendo. Lo que antes era común ahora da nervios, a veces miedo Es tan extraño lo que hemos vivido, que ahora algo tan normal como ir a al escuela da nervios, salir del encierro de más de un año cargando su mochila para tomar clases presenciales parece toda una aventura que requiere de cierta valentía Esto me confirma que era importante que ella volviera a clases, que es importante irnos incorporando como cada quien vaya pudiendo, dependiendo de las situaciones personales y familiares. Como no encontramos tráfico, llegamos con tiempo de sobra. “Tendrás unos minutos para platicar antes de tus clases, hoy eso lo más importante.” Le aseguré Claro que lo es, pues más allá de lo que pueda aprender, este día recuperará la posibilidad de platicar en persona con amigos. Para los adolescentes poder socializar es esencial. Hoy además, podrá sentir la presencia y la calidez de sus maestros…podrá vivir lo que a su edad necesita vivir.
En la entrada de la puerta, como siempre, la directora, Miss Ofelia, estaba ya recibiendo a sus niños. Con la voz entrecortada por la emoción, le agradecí por abrir las puertas de la escuela a nuestros hijos y darle la oportunidad a Fer de despedirse de su querido Instituto Alexander Bain. Me despedí de Fer recomendándole que se divirtiera mucho y que disfrutara todo, le pedí que pusiera mucha atención a cada detalle para que me lo cuente hoy por la tarde. Fer se bajó y yo avancé con lágrimas en los ojos… como cuando la dejé por primera vez para ir al kinder. Solo que aquellas lágrimas eran agridulces la emoción de que era ya niña grande de kinder y todo lo que iba a aprender y disfrutar y la tristeza de que yo la iba a extrañar, las de hoy fueron de pura emoción y alegría.
Por la tarde regresó más feliz aún de lo que yo esperaba, sorprendida de lo bien que la había pasado. Todos habían estado con ánimos de convivir, de platicar. Se divirtieron muchísimo. En el recreo estuvo con Luisa, Luisa y Amaia. Lo mejor del día…. Y el relato que su vocecita alegre hacía llegar a mis oídos y a mi corazón llenó la sobremesa de vida, como solía ser antes del encierro por la pandemia. En verdad espero que las condiciones sanitarias permitan que el próximo ciclo escolar todos los niños y adolescentes puedan regresar a la escuela.