AMLO debe decidir para dónde va
En la encuesta de enero que aplica El Financiero, López Obrador obtuvo un 60 por ciento de aprobación, pero bajó siete puntos respecto a diciembre.
Una buena y una mala para el presidente López Obrador.
La buena. En la encuesta de enero que aplica El Financiero, obtuvo un 60 por ciento de aprobación, cifra que es muy positiva pues está más de seis puntos por arriba del porcentaje que votó por él en las elecciones.
La mala. Bajó siete puntos respecto a la aprobación que había obtenido en diciembre. Se trata de la baja más importante para un solo mes desde el segundo trimestre de 2019.
Los detractores de López Obrador piensan que este cambio tan importante significa algo equiparable a lo que le ocurrió a Enrique Peña Nieto en los últimos meses de 2014, tras los sucesos de Ayotzinapa y el evento de la Casa Blanca.
Los defensores del presidente piensan que se trata de un hecho que simplemente alinea la aprobación presidencial al nivel del año pasado, luego de los muy buenos meses del último trimestre, pero no piensan que se trate de un cambio de tendencia.
Por lo pronto, no sabemos lo que signifique este resultado en la aprobación presidencial.
Pero lo que sí es un hecho es que las cifras no alcanzaron a incorporar el efecto de la revelación de la casa en la cual vive José Ramón López Beltrán.
Si estos hechos tendrán un impacto en la aprobación presidencial, se reflejarán en los datos del próximo mes.
Tampoco incorporaron los malos resultados económicos que el INEGI dio a conocer el lunes pasado, los cuales, eventualmente también se expresarán en la siguiente lectura.
Hay interrogantes, pero, sobre la base de las evidencias que hasta el momento se tienen, es más factible que la aprobación presidencial pierda puntos adicionales en febrero.
Pero, hay que ser claros. Aún no sabemos si eso será una tendencia o si en marzo podría repuntar el apoyo al presidente López Obrador.
Por esa razón, tanto la oposición como los partidarios de AMLO, van a tratar de sacarle jugo a los eventos políticos que habrán de ocurrir en las siguientes semanas.
Como en muchas ocasiones le he comentado, estamos en un ambiente político en el que se confunden los deseos con los hechos.
Los partidarios de AMLO suponen que las circunstancias tanto económicas como políticas y sociales, seguirán dando una base de respaldo al presidente. Puede ser.
En la encuesta publicada ayer, se puede observar que las dos principales razones de respaldo son los programas sociales del presidente, y su propia figura.
Y esos aspectos quizás no van a cambiar.
Los detractores de AMLO verán en los hechos del primer mes del año un cambio cualitativo que llevará a la baja la aprobación presidencial.
No estoy seguro de que sea así. Pero los hechos son de los que dejan huella y podría ser el caso.
Las circunstancias del 2022 serán muy diferentes a las de los años anteriores.
En 2020 y 2021 buena parte de los temas políticos fueron referidos, directa o indirectamente, a la pandemia.
En este año –salvo que haya una sorpresa, siempre posible– el covid ya no será el factor dominante. Serán los temas políticos domésticos o los del ámbito financiero internacional o los aspectos geopolíticos, los que marquen la pauta.
Regresando a la encuesta, empezar la segunda parte de un sexenio con una aprobación de 60 por ciento es algo buenísimo para el presidente López Obrador.
Si lo aprovecha, es una excelente plataforma para comenzar los últimos dos años y nueve meses de su mandato.
Si no lo hace y sigue moviéndose en una dirección en la cual rompe más y más con los diversos sectores de la sociedad, puede estar poniendo la mesa a la oposición.
Claro, para que alguien aproveche esa circunstancia, debe haber quien se siente en ella.
Y hasta ahora, la fortuna del gobierno es que la mayoría de los personajes que tienen potencial para estar en esa mesa prefieren “no sentarse”.
Así que, este complejo cuadro de febrero, con todo y la “casa de Houston”, podría quedar en meras anécdotas.