Biden avisa de que los nuevos bombardeos en Donbás son el “pretexto” para invadir Ucrania

El presidente de Estados Unidos asegura que existen todos los indicios de que Rusia planea invadir Ucrania en los próximos días

Los separatistas prorrusos en el este de Ucrania y las fuerzas del Gobierno ucraniano se acusaron mutuamente de abrir fuego contra el territorio del otro. En Stanytsya Luganska, una localidad situada en el territorio controlado por Ucrania, la artillería hirió a dos maestras de una guardería. Una escuela resultó dañada en otra localidad, mientras los prorrusos denunciaban haber sido atacados primero.

Aunque los intercambios de fuego de artillería ocurren periódicamente en la línea de contacto de este conflicto (que en siete años ha costado la vida a 14.000 personas) Washington aprovechó para hacer sonar todas las alarmas. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aseguró que existen todos los indicios de que Rusia planea invadir Ucrania en los próximos días y prepara mientras un pretexto para justificarlo.

El Kremlin acusó a Biden de avivar la tensión, pero al mismo tiempo amenazó de nuevo con “medidas técnico-militares” no especificadas si EEUU sigue ignorando sus demandas de seguridad. “No se está produciendo ni se está planeando esa ‘invasión rusa de Ucrania’ que Estados Unidos y sus aliados han estado anunciando oficialmente desde el otoño pasado”, dijeron las autoridades rusas en un extenso documento que Moscú envió a Washington y público después.

Moscú insiste en que la arquitectura de seguridad de Europa del Este ha de ser renegociada. La carta rusa, una respuesta a propuestas anteriores de Estados Unidos, describió las propuestas de Estados Unidos como “no constructivas” en relación con las demandas principales de Rusia de que la OTAN garantice que Ucrania nunca se una a la alianza, y que la OTAN retire las tropas estacionadas en los países que se unieron. la alianza después de 1997. Washington y la OTAN ya han rechazado estas propuestas.

Pero a pesar de todo parece que hay contenido para seguir negociando. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia parece ahora dispuesto a hablar de permitir controles en algunas de sus instalaciones de misiles en la Rusia europea a cambio de la verificación de los sitios de defensa antimisiles de Estados Unidos en Polonia y Rumania. Washington planteó esa idea el mes pasado. Pero Rusia advierte de que sus propuestas son un todo que no se puede trocear. El acuerdo solo podría alcanzarse como parte de un paquete que abordase las demandas principales de Rusia.

Moscú ve “potencial para acuerdos mutuamente aceptables” para evitar, reducir o simplemente coordinar el vuelo bombarderos de largo alcance cerca de las fronteras nacionales. También la propuesta de permitir que los rusos inspeccionen las bases de defensa antimisiles de EEUU en Polonia y Rumania -que el Kremlin considera una amenaza- podría “tomarse en consideración”. Rusia también se muestra “abierta en principio” a una discusión sobre la sustitución del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio, un pacto de control de armas nucleares de 1987 Donald Trump abandonó en 2019.

VUELVEN A DISPARARSE

Mientras Moscú y Washington libran un pulso en el tablero global, en el este de Ucrania la población volvió a temblar por culpa del fuego de artillería. Los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que monitoriza la situación en el este de Ucrania, registraron numerosos bombardeos a lo largo de la línea de contacto en Donbás durante la mañana del jueves.

Las milicias separatistas de la autoproclamada República Popular de Donetsk (RPD) dijeron que tuvieron que abrir fuego contra las posiciones de los militares ucranianos en respuesta a su ataque. Las unidades ucranianas estuvieron disparando morteros y lanzagranadas contra un área al sur del territorio separatista, según RIA Novosti. Representantes de la autoproclamada república popular de Lugansk (RPL), también respaldados por Moscú, acusaron igualmente a Kiev de haber cometido al menos cuatro violaciones del alto el fuego durante esta madrugada. “La situación en la línea de contacto se ha complicado.

Donbás vivió horas de denuncias cruzadas. Kiev acusó a las fuerzas rusas de haber disparado contra una aldea cerca de Lugansk. Al parecer los proyectiles alcanzaron una guardería en la localidad de Stanytsya Luganska, controlada por Ucrania, hiriendo a dos maestras. Durante otro ataque en la localidad de Vrubovka, un proyectil alcanzó la escuela pero no causó heridos. “Fue muy aterrador, porque uno de los proyectiles cayó en el patio de la escuela. Tenemos ventanas y puertas dañadas”, dijo la directora, Elena Yarina, a la emisora ucraniana RadioNV. En el pueblo no recuerdan un bombardeo tan fuerte desde 2018. Por culpa del ataque, la escuela se quedó sin luz y parte del pueblo sin suministro de gas.

Rusia muestra imágenes de regresos de tropas a casa, pero el Gobierno estadounidense lleva días negando el repliegue ruso. Washington acusa a Moscú de desplegar 7.000 soldados más cerca de su frontera con Ucrania en los últimos días. Estados Unidos cree que Rusia está tratando de inventar un “pretexto” para invadir Ucrania con afirmaciones de abusos en la zona.

El martes el presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó que Kiev está cometiendo un “genocidio” en Donbás, sin dar más detalles. “Durante las últimas semanas hemos visto a funcionarios rusos y medios rusos colocar numerosas ‘historias’ en la prensa, cualquiera de las cuales podría servir como pretexto para una invasión”, alertó el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.

Por si la tensión fuese poca, el gobierno de Rusia expulsó del país al embajador adjunto de Estados Unidos, Bart Gorman. Los funcionarios estadounidenses avisaron de que preparaban una respuesta similar, aunque el embajador adjunto de Rusia en Washington dejó su cargo el mes pasado. Gorman, que llevaba menos de tres años en Rusia en una misión que aún no había concluido. Gorman fue notificado sobre su expulsión la semana pasada. Aunque el Kremlin no dio una explicación, los medios rusos apuntaron a la guerra de expulsiones, limitaciones de visados y cierres de consulados que mantienen Moscú y Washington desde hace años.