Salvando al soldado Aiden de Mariupol
Su familia ha iniciado una campaña en los medios para pedir la intervención del Gobierno británico
“Fueron 48 días, hicimos lo que pudimos para defender Mariupol, pero no teníamos más elección que rendirnos a las tropas rusas. Nos quedamos sin provisiones y sin municiones. Fue un placer trabajar con todos. Espero que esta guerra acabe pronto”. Fue el último mensaje en las redes social del soldado Aiden Aslin, nacido hace 28 años en el Reino Unido y alistado desde el 2018 en el ejército de Ucrania, a donde llegó siguiendo los pasos de su novia de Mykolaiv, en el Mar Negro. Aslin resistió el asedio de la artillería rusa con sus compañeros de la Brigada 36 de los Marines ucranianos, hasta su rendición el pasado 13 abril, cerca de la fábrica de acero de Illich donde hicieron piña los últimos de Mariupol.
“Rusia está intentando destruir a todos lo que quedan allí”, advirtió el domingo el presidente Volodimir Zelenski, tras expirar el ultimátum de las tropas rusas para la rendición total. “Es inhumano lo que están haciendo… La eliminación de nuestros soldados en Mariupol supondrá el fin de las negociaciones de paz”.
El soldado Aslin, entre tanto, se convirtió en codiciada presa de propaganda, exhibido por la televisión pública rusa como un “mercenario” británico que combatió “junto a los radicales islámicos en Siria” y que decidió unirse “a los neonazis en Ucrania”.
En el vídeo emitido por Rossiya 1, el soldado Aslin -con el rostro lleno de golpes y moratones- contesta dubitativo y confuso a un interlocutor ruso. Le preguntan si mató a alguien, y dice inicialmente que “no” y que ni siquiera participó en la lucha en Mariupol, aunque más adelante llega a acusar al ejército ucraniano de “criminales” por su “falta de consideración hacia la población civil”.
Una investigación del portal independiente ruso MediZona ha revelado que la “confesión” del soldado Aiden ha sido “manipulada” por los servicios de inteligencia y “adaptada” a la audiencia rusa. Desde el inicio del conflicto, los medios estatales ofrecen entrevistas con prisioneros con la finalidad de cambiar la narrativa de la guerra y hacer figurar a Ucrania como el país agresor.
Desde el Reino Unido, su familia británica ha dado la voz de alarma ante los malos tratos sufridos por el soldado Aiden. “¿Qué han hecho los rusos con él?”, se pregunta su hermano Nathan Wood. “Esa marca roja que tiene en la frente es como si le hubieran dado un culatazo con un fusil. Tiene una apariencia horrible, parece exhausto y sin color. Pero por mal que esté, al menos sabemos que está vivo”.
Su madre, Ang Wood, admite que tuvo dudas cuando vio las imágenes de la televisión rusa, pero que finalmente le reconoció cuando exhibió el tatuaje de “Happy Days” (“Días Felices”) que lucía en el antebrazo y que mostró a duras penas ante las cámaras junto a las esposas.
“Parece que le han golpeado duramente, y ha llegado el momento de que el Gobierno británico se implique para lograr su liberación. Aiden tiene la doble nacionalidad y en estos momentos servía en el ejército ucraniano como un soldado más. No es un mercenario, sino un voluntario, y ahora un prisionero de guerra que debe ser tratado con humanidad”.
CAMPAÑA EN MEDIOS
La familia ha iniciado una campaña en los medios para pedir la intervención del Gobierno británico. “Hemos pedido al Foreign Office que intervenga para garantizar la seguridad de Aiden. Pero cada día que pasa en manos de las tropas rusas es una preocupación para nosotros. La recordamos a Vladimir Putin que respete los términos de la Convención de Ginebra para los prisioneros de guerra”.
El diputado conservador Robert Jenrick, que ha acogido en su casa a un familia de refugiados ucranianos, ha prometido mediar ante el Gobierno de Boris Johnson para averiguar el paradero y lograr la liberación del joven británico.
“Aiden decidió arriesgar su vida porque cree apasionadamente en el derecho del pueblo ucraniano a vivir en libertad y democracia”, declaró Jenrick a The Guardian. “Estoy muy preocupado por su seguridad y su situación. Las autoridades rusas deben tratarle apropiadamente. El uso de imágenes de prisioneros con fines propagandísticos está prohibido por la Convención de Ginebra”.
Aiden Aslin usaba el ‘alias’ de Cossack Gundi en las redes sociales. Tras su último mensaje, el 12 de abril, sus amigos en Ucrania y en el Reino Unido han decidido mantener su presencia en redes “hasta conseguir su puesta el libertad con un intercambio de prisioneros”.
Hasta hace cuatro años, Aslin trabajaba como asistente social en Newark, cerca de Nottingham. En el 2018 partió hacia Ucrania, se alistó en el ejército y poco después partió hacia Siria, donde supuestamente participó junto a milicianos kurdos en acciones contra el Estado Islámico. Se estableció en Mykolaiv, a orillas del Mar Negro, entre Odesa y Mariupol, donde los últimos soldados ucranianos han recibido el ultimátum de “rendirse o morir” tras siete semanas de resistencia numantina.
Un segundo soldado de origen británico, Shaun Pinner, de 48 años, fue también capturado con la Brigada 36 de los marines ucranianos y mostrado ante la televisión rusa. Pinner, natural de Bedfordshire, perteneció al Regimiento Royal Anglian del ejército británico y se casó con una mujer ucraniana en la región de Donbás, donde luchó contra las fuerzas separatistas pro-rusas.
“Estoy aquí defendiendo a mi familia y a mi ciudad adoptiva”, declaró Pinner a The Mail on Sunday antes de ser capturado. “Rusia empezó esta guerra y lucharemos hasta el final. Temo realmente por mi vida. Sé que los rusos nos tratarán de una manera diferente si somos capturados, porque somos británicos”.