Fallida estrategia de Abrazos no balazos, derivó en 1775 agresiones contra el Ejército y 262 bajas durante el obradorato

4 de Noviembre 2024

 Como un saldo de la fallida estrategia de “abrazos, no balazos”, decretada por el ex presidente Andrés Manuel López Obrador, las Fuerzas Armadas de México recibieron mil 775 agresiones por parte de grupos de la delincuencia organizada, con 262 bajas en cumplimiento de su deber durante el Obradorato. Entre la cifra se encuentra el caso del militar veracruzano, Shaamir Alejandro Villareal Guerrero, originario del municipio de Ixhuatlán del Café, quien perdió la vida en una emboscada en contra del Noveno Batallón de Infantería en la localidad jalisciense de Teocaltiche, que tuvo un saldo de tres militares asesinados por un grupo criminal. Como Shaamir, un total de 262 militares dieron la vida cuando sus unidades sufrieron agresiones armadas a lo largo y ancho del territorio nacional, según informes de la Secretaría de la Defensa Nacional obtenidos vía transparencia. En agresiones con arma de fuego, accidentes automovilísticos o aéreos, atropellamientos, con artefactos explosivos e incluso en ahogamientos e infartos, los integrantes de la Secretaría de la Defensa Nacional dieron sus vidas en el combate al narcotráfico. Durante el 2019 la institución castrense reportó a un total de 27 de sus efectivos muertos en cumplimiento del deber, un año después, 2020, fueron once y a partir del 2021 aumentó considerablemente la letalidad de las agresiones armadas: 2021 asesinados 47 militares; 2022, fallecieron 37, en 2023 la cifra alcanzó los 90 y de enero a agosto del 2024 sumaron 50. Soldados, cabos, sargentos, tenientes, capitanes y hasta mayores del Ejército cayeron en la lucha permanente contra las organizaciones criminales aglutinadas en nueve grandes organizaciones del narcotráfico. De acuerdo con el investigador postdoctoral del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM, Juan Manuel Aguilar, las fuerzas armadas se enfrentan a grandes consorcios criminales, con fuerte poder de fuego “hemos visto que surgen una nueva serie de actos intimidatorios de terror, donde los grupos del narcotráfico no se contienen en mostrar todo su poder de fuego para intimidar a las fuerzas armadas y a la población”, aseguró. Refirió que los operativos en calle del Ejército y la Guardia Nacional son sumamente complejos por la penetración social de los grupos de la delincuencia y el fenómeno del halconeo, con personas que se vuelven informantes de la delincuencia; y la falta de conocimiento del terreno en el que actúan. “Esto se vuelve una complicación sumamente difícil para la operación táctica de las fuerzas armadas y la Guardia Nacional, porque ellos posteriormente son vulnerables al no saber que la propia población que ellos están resguardando están colaborando con la delincuencia organizada”, alertó. Más allá de la discusión si las fuerzas armadas deberían o no estar en las calles combatiendo al delito, para Aguilar el uso legal de la fuerza letal está en una fuerte controversia, sobre todo vinculada a la doctrina que pudieran tener elementos operativos de la Sedena. “Cuando hablamos qué hace un policía para contener una amenaza es neutralizarla, pero qué hace un elemento de las fuerzas armadas para contener una amenaza, la liquida y esto crea una fuerte controversia cuando llegan a darse enfrentamientos, porque se hace necesario el uso legítimo de la fuerza”, señaló. Refirió que se trata de un tema que preocupa mucho a la sociedad civil y a organizaciones de derechos humanos, sobre todo cuando se trata de enfrentamientos armados y abiertos, donde es prácticamente una batalla con armas de fuego y uso letal de la fuerza por parte de los actores criminales. “Este es un contexto en el que las fuerzas armadas encuentran problemas para reaccionar con base al uso legítimo de la fuerza, y es gran desafío por posibles violaciones de derechos humanos y daños colaterales que llegan a existir”, concluyó.