Yoshihide Suga sustituirá a Shinzo Abe como primer ministro de Japón
Este hombre discreto que nunca lideró las quinielas del poder obtiene el apoyo mayoritario en la votación del Partido Liberal Demócrata
No habrá vacío de poder ni ruptura política en la sucesión de Shinzo Abe, que el mes pasado decidió dimitir como primer ministro de Japón por sus problemas de salud. El Partido Liberal Demócrata ha elegido hoy a Yoshihide Suga como su presidente y, por lo tanto, como candidato a primer ministro de Japón, un nombramiento que seguramente se llevará a cabo el miércoles durante la reunión extraordinaria de la Dieta. Con 377 votos, el jefe del Gabinete de Gobierno y mano derecha de Abe ha logrado una holgada victoria frente a sus dos contrincantes, el exministro de Asuntos Exteriores Fumio Kishida -89 votos-, y el exministro de Defensa Shigeru Ishiba -68 votos-.
«Tenemos que continuar promoviendo las políticas del primer ministro Abe para sobreponernos a la crisis actual y lograr una vida estable. Esa es mi misión», ha afirmado Suga, de 71 años, tras su elección como líder de la formación política en el Gobierno. Así, el próximo mandatario nipón continuará desarrollando los principios básicos de la estrategia económica conocida como ‘Abenomía’: flexibilización de la política monetaria, incremento del estímulo fiscal, y reformas estructurales. Pero no tendrá fácil el éxito, porque la pandemia del coronavirus se ha sumado al estancamiento crónico de la economía y ha provocado la mayor recesión desde la Segunda Guerra Mundial.
Además, Suga no tiene el carisma de Abe, a quien le une una estrecha amistad forjada en las décadas de 1970 y 1980. De hecho, es un hombre modesto, hijo de campesino y de profesora, que nunca había liderado las quinielas del poder a pesar de su dilatada experiencia en el Gobierno, donde ha ejercido varios puestos, incluido el de ministro de Interior. Ahora, se enfrenta a retos que trascienden el puntual batacazo de la Covid-19. De hecho, el diario Japan Times ha puesto el lugar en el que Suga creció como ejemplo de ello: «La prefectura de Akita es la que más rápido envejece en el país más envejecido del mundo. (…) Más de la mitad de las tiendas en un centro comercial del centro están cerradas y apenas se ve algún anciano caminando por la acera», se lee.
No en vano, los problemas socioeconómicos de Japón están íntimamente relacionados con su pirámide poblacional. El envejecimiento, sumado a la rigidez de la jerarquía por la que se rige el país, ha provocado un estancamiento que se evidencia en la innovación de sus empresas. Esta coyuntura termina traduciéndose en menores oportunidades laborales para la juventud, que, a pesar de las buenas estadísticas de empleo, sufre también la erosión de las condiciones de trabajo que afligen a gran parte del mundo desarrollado. «Trabajaré para el pueblo», ha prometido Suga.