Once Varas. Pandemia y delincuencia
Miguel Treviño de Hoyos juega al Llanero Solitario porque toda su vida se ha vendido como que es experto en seguridad
Decir que San Pedro Garza García, Nuevo León, es blanco de la delincuencia nacional, atraída esta por las fortunas que se asientan en ese municipio, no es novedad.
Lo nuevo es que los malandros aprovechan cualquier descuido de la autoridad y de la ciudadanía para hacer de las suyas, y si tenemos, como en este caso de San Pedro, un pésimo alcalde que juega en las noches a ser el Llanero Solitario y en las mañanas se cree precandidato de facto a la gubernatura, la receta deja un guiso acedo y mal horneado… especialmente para las víctimas de ese municipio, muchas veces ingenuas al peligro.
Y me explico: Miguel Treviño de Hoyos juega al Llanero Solitario (no al Llanero con Solitaria, que conste) porque toda su vida (¿productiva?) se ha vendido como que es experto en seguridad, cosa que ya se vio que no es más que un sueño guajiro del alcalde.
Por eso la ola de robos de relojes carísimos, que es controlado por una banda internacional de ladrones, tiene en jaque a los sampetrinos, quienes, como digo, tendrán muchos millones pero eso no le quita lo ingenuo.
O dígame usted cómo se llama aquel hombre que se paseaba en una moto mientras portaba en la muñeca un reloj de casi medio millón de pesos… El cual le fue arrancado por un asaltante en la entrada al estacionamiento de un centro comercial.
Para los expertos en seguridad y los policías que me leen, como dice Plácido Garza, “me explico” con lo de los rateros internacionales: vender un Rolex robado no es cualquier cosa. Las piezas están marcadas y los joyeros decentes (que los hay) no le entran.
Los clientes de ese tipo de piezas mal habidas son delincuentes wanna be de grandes ligas, que van comenzando en el negocio.
Le doy la razón, en todo caso, al líder de Vertebra, Gilberto Marcos: “La Policía no puede estar con cada ciudadano para cuidarlo, aunque debe estar atenta a evitar que los delincuentes circulen por el municipio”… Porque de la Policía de San Pedro que presumía ser la mejor del mundo mundial, ya ni el recuerdo queda.
Del otro delito, tan común en estas fechas de pandemia, consiste en que la empleada doméstica recibe una llamada telefónica de alguien que le dice que sus patrones están en problemas y que ella debe de forzar las cajas de seguridad y depositar en un Oxxo el dinero mexicano que se encuentre, créame que son decenas de casos.
Pero ahí, como digo una cosa… Ese tipo de situaciones, por tratarse de delitos interestatales (las llamadas a veces vienen de Jalisco), deberían ser investigados por la autoridad federal.
Pero sabe cuándo la Federación va a decir esta boca es mía.
Cuando se congele el infierno, puede ser.
De ridículos y una raza
Desde estas humildes líneas les mando una trompetilla a Miguel Bosé, por sus ideas tan poco científicas que irresponsablemente esparce, y a los ridículos que hacen el caldo gordo en las ruedas de prensa mañaneras y que no puedo llamar periodistas, quienes este fin de semana emularon a los simpáticos “Búfalos Mojados” de los Picapiedra, que ni siquiera a los “Magios” de los Simpson, para estrenar unos títulos comprados, que, me dicen, les habrían salido más baratos en Tepito.