Israel firma en la Casa Blanca los históricos acuerdos con Emiratos Árabes y Bahrein impulsados por Trump
Los llamados Acuerdos de Abraham suponen el primer gran tratado de paz en Oriente Medio desde 1978
La Casa Blanca ha sido el escenario del mayor acuerdo de paz en Oriente Medio en 42 años: la firma del establecimiento de relaciones diplomáticas entre dos países del Golfo Pérsico – los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin – e Israel.
Por un lado, el primer ministro de Israel, Bejamin Netanyahu. Por otro, los ministros de Asuntos Exteriores de Emiratos Árabes Unidos, el jeque Abdulá bin Zayed al Nahyan, y Bahrein, el teniente general Abdulatif bin Rashid al Zayani. Junto a ellos, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como anfitrión y mediador. Y, en un discreto segundo plano, el yerno de éste y asesor de la Casa Blanca, Jared Kushner, a quien muchos atribuyen gran parte del mérito de un acuerdo que cambia la geopolítica de la región más explosiva del mundo.
Israel rompe definitivamente su aislamiento, e Irán, el gran enemigo del estado judío, de los Emiratos y de Arabia Saudí – el país que, ‘de facto’ controla Bahrein -, queda más aislado que nunca en la región. Desde que el 17 de septiembre de 1978 el presidente egipcio Anuar el Sadat y el primer ministro israelí Menachem Begin firmaron el acuerdo de Camp David, muy cerca de Washington, en virtud del cual Egipto se convirtió en el primer país árabe que reconocía a Israel y éste abandonaba la Península del Sinaí, no se había producido un avance tan significativo en la dirección de la paz en la región. Su nombre es significativo: los Acuerdos de Abraham, en memoria del fundador de las tres grandes religiones monoteístas del mundo: el cristianismo, el islam, y el judaísmo.
El gran vencedor es, sin ninguna duda, Israel, que ha conseguido todo lo que quería sin ceder nada. El primer ministro israelí, Benjamin – alias ‘Bibi’ – Netanyahu, ni siquiera ha tenido que renunciar a su plan de anexionarse un 30% de Cisjordania, el área de Jordania que ocupa desde 1967 y que debería ser, en teoría, el principal territorio de un estado palestino. Netanyahu ha declarado que el proyecto “no cambia”, lo que cuestiona la idea, lanzada por Estados Unidos, los Emiratos y Bahréin, de que, a cambio de firmar los Acuerdos de Abraham, Tel-Aviv renuncia a ese territorio. ç
El problema que la anexión presenta a Netanyahu no tiene nada que ver con el escenario internacional, sino con la política interna: la opinión pública israelí y sus propios socios de coalición del bloque centrista ‘Azul y Blanco’ se oponen a esa medida. De hecho, cuando en la Casa Blanca un periodista israelí preguntó a Netanyahu “qué ha dado Israel a cambio”, el primer ministro israelí hizo una demostración de populismo al contestar: “Esto es lo que pregunta la prensa israelí”. Donald Trump demostró tener más reflejos: “Paz. Este acuerdo lo que trae es paz”. En realidad, el Acuerdo pone en negro sobre blanco la discreta pero evidente cooperación que ya lleva años existiendo entre Israel y las ‘petromonarquías’ del Golfo, y permite expandir esos vínculos a los terrenos comerciales y económico sin ninguna limitación.
El tono de la reunión fue de optimismo indisimulado. Trump predijo que “cinco o seis países” se sumarán al reconocimiento de Israel. Uno de ellos podría ser Omán, mientras que el gigante político y económico del mundo árabe, Arabia Saudí, tardará, previsiblemente, más. Trump también dejó claro que ve el futuro con relativa confianza cuando dijo que los Acuerdos “anuncian un nuevo amanecer de paz”.
La alineación de Estados Unidos con Israel en toda la negociación ha sido total. Y la firma del acuerdo no fue una excepción. Poco antes, tras reunirse con al Zayani, el presidente de Estados Unidos indicó que los líderes palestinos, que, tras estos Acuerdos, han demostrado que, en el escenario internacional son un cero a la izquierda, le han dado “señales muy fuertes” de que “quieren ser parte de lo que está pasando”. En declaraciones a la cadena de televisión Fox News a primera hora de la mañana, Trump ya había dicho que los líderes palestinos se sumarán a la iniciativa a medida que más países árabes vayan reconociendo a Israel.