Penacho de Moctezuma: cómo terminó en Austria este tesoro prehispánico (y otras piezas emblemáticas que están fuera de México)
2021 es el año que México ha elegido para mostrar al mundo con orgullo algunos de sus más preciados y fascinantes tesoros prehispánicos.
Pero, sobre todo, lo que intentarán sus autoridades es que los mexicanos puedan disfrutar en su propio país de antiguos códices, máscaras y otras piezas culturales y arqueológicas consideradas clave en su historia.
La fecha no fue elegida al azar. El año que viene, el gobierno de México conmemorará los 200 años de su independencia, los 500 de la conquista por parte de España y los 700 de la fundación de Tenochtitlán, capital del imperio mexica.
“Por estos acontecimientos, queremos mostrar a los mexicanos la grandeza cultural de nuestro pueblo que, por los intereses de quienes nos invadieron y colonizaron, fue distorsionada”, expuso el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
El problema es que muchas de estas obras se encuentran en otros países como consecuencia del “saqueo” de patrimonio histórico sufrido en el pasado, dijo este martes el mandatario.
Por eso, su esposa y coordinadora del proyecto de Memoria Histórica y Cultural de México, Beatriz Gutiérrez Müller, se reúne estos días con líderes europeos para convencerles de que algunos de esos objetos en sus países regresen -al menos, de manera temporal- a suelo mexicano.
Pero entre las obras más ansiadas y reclamadas por México sobresale una que permanece desde hace siglos en Austria: el penacho del México Antiguo, más conocido como penacho de Moctezuma.
Esto, pese a que especialistas en conservación -incluidos expertos mexicanos- ya advirtieron hace años que trasladar la pieza entre países sin que se deteriore es algo prácticamente imposible.
¿Cómo acabó en Austria?
Su sobrenombre se debe a la teoría más extendida sobre su origen: que el penacho fue un regalo de Moctezuma a Hernán Cortés a la llegada del español a las costas del golfo de México a inicios del siglo XVI.
Esto, según expertos, descarta la idea de que esta pieza concreta -compuesta por plumas de quetzal y otras aves montadas sobre una base de oro y piedras preciosas- fuera víctima de pillaje por parte de las tropas del conquistador español.
“Es obvio que durante la Conquista hubo saqueos, pero en este caso no podemos hablar de un robo porque fue parte de un obsequio con un propósito muy específico”, señala Iván Escamilla, profesor del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Autónoma de México (UNAM).
“La idea de que esto se tenga que recuperar para hacer, de alguna manera, ‘justicia’… no tiene tanto sentido en este caso”, le dice a BBC Mundo el investigador experto en historia colonial.
Aunque Moctezuma le hubiera obsequiado el penacho a Cortés para entablar relaciones, no está comprobado que hubiese sido realmente utilizado por el líder azteca.
Expertos sostienen que es más probable que este tipo de objeto fuera utilizado por sacerdotes en ceremonias en lugar de por emperadores, quienes solían usar diademas de oro con una pieza triangular al frente.
“No hay ninguna indicación escrita o visual que indique que Moctezuma usara ese tocado en concreto. Citarlo como si fuera un bien personal de él, es un error”, apunta Escamilla.
Pero la mayor incógnita sobre la historia del penacho es, sin duda, saber cómo y cuándo exactamente llegó hasta Austria.
Una de las principales hipótesis destaca el origen austríaco de la familia Habsburgo a la que pertenecía el rey Carlos I de España y V de Alemania, a quien Cortés le hizo llegar el penacho. Esto podría ser uno de los factores para que la pieza acabara en ese país europeo.
Tras llegar a manos de la Corona española, Escamilla admite que hay “un hueco en la historia del penacho”, hasta que a finales del siglo XVI la pieza fue localizada como parte de la colección propiedad del archiduque Fernando II de Habsburgo, quien era pariente de Carlos I.
bbc.