Los latinos pro Trump se movilizan en Florida, donde el presidente saca ventaja: “¡Somos la tropa de choque contra el comunismo!”
Los principales medios estadounidenses otorgan a Trump la victoria sobre Biden en Florida, con aproximadamente el 99% de los votos escrutados. Ya triunfó en 2016 en este estado, que otorga 29 de los 270 votos necesarios para proclamarse presidente.
La del alba sería cuando Don Quijote y Sancho, inmortalizados en los murales de la biblioteca John F. Kennedy de Hialeah (Florida), vieron pasar la ruidosa ‘pick up’ blanca con un cartel bien visible: “No al socialismo, no al comunismo, sí al capitalismo”. A bordo, en plena jornada electoral, viajaban media docena de simpatizantes de Donald Trump, ondeando una bandera con un fusil estampado sobre una consigna así de desafiante: “Come and take it” (“Ven y quítamelo”).
El mandatario de EEUU, Donald Trump, aventaja por 3,5 puntos porcentuales a su rival demócrata, Joe Biden, en Florida cuando se ha escrutado ya el 99% de los votos de las presidenciales, según datos oficiales. De esta manera, Trump tiene 5,6 millones de votos y Biden más de 5,2 millones, según datos de la Departamento de Elecciones de este estado, que el presidente necesita imperiosamente para poder tener claras opciones de lograr la reelección.
Después de un recuento marcado por la rapidez en presentar los resultados del voto por correo, el presidente recuperó rápidamente la ventaja obtenida por Biden al inicio, aunque liderando por una distancia reducida que hizo que los grandes medios estadounidenses tardasen en declarar ganador a Trump, que ya triunfó en 2016 en este estado.
Las huestes de Trump no bloquearon la carretera, ni impidieron el paso a los votantes. Pero a su hostil manera rodearon el colegio electoral desde primera hora de la mañana e instalaron el chiringuito en una esquina, a unos treinta metros de la entrada. Un enmascarado con atuendo paramilitar proclamó en pleno aparcamiento: “Los americanos tienen fe en nosotros porque somos la tropa de choque para que no entre el comunismo”. Otro se dejó la voz gritando: “¡Aquí no queremos las dictaduras que tienen las manos llenas de sangre!”.
En medio del vocerío se abrió paso Esteban ‘Steve’ Bovo, candidato republicano a la alcaldía de Miami-Dade y ferviente admirador de Donald Trump, presto a improvisar un mítin ante las cámaras: “Han intentado dividir a nuestras comunidades, pero no lo van a conseguir. Porque en el fondo, los “nicas”, los venezolanos y los cubanos nos enfrentamos al mismo problema en todos nuestros países, que es el comunismo”.
Con la bandera del fusil como telón de fondo, Bovo hizo una llamada “a nuestra mejor arma, que es el voto”, para que el presidente Trump saliera elegido y para que él mismo lograra zafarse en las urnas de la demócrata Daniella Levine Cava, que amenazaba con acabar con el monopolio republicano en la ciudad.
En el centro de Miami, mientras, las tiendas del Design Dictrict echaban el cierre y protegían los escaparates con paneles de madera por lo que pudiera pasar. Florida fue uno de los primeros estados en “procesar” los más de ocho millones de votos (el 66% del censo) emitidos por correo o despositados por anticipado en colegios como el de la biblioteca John F. Kennedy, convertida en el ojo del huracán electoral.
El recuento fulminante en Florida respondió a las expectativas de los partidarios de Trump. Con el 90% de los votos escrutados, el republicano iba por delante de Joe Biden con un margen del 2%, mayor aún que el 1,2% logrado ante Hillary Clinton en el 2016. Y la gran diferencia la marcó precisamente el condado de Miami-Dade, donde los votantes demócratas no se volcaron en las urnas como se esperaba.
Con sus 29 votos electorales y la tradición de estado cambiante o “pendular”, Florida volvió convocar la atención de todos los americanos y subió el volumen desde primerísima hora de la mañana en inglés y en español…
“A mí no me tienen que convencer de nada, ya voté por Trump”, confesaba Masuri, cubanoamericana de unos cuarenta años, tras pasar bajo el mural del Quijote en el colegio electoral sin quitarse la mascarilla. “Y te voy a dar una razón muy simple de por qué lo voté: no hemos vuelto a tener aquí un atentado del ISIS desde que es presidente, y en Europa ya ves lo que está pasando”.
“Trump ha sido fuerte y claro contra el terrorismo”, recalca Masuri. “A pesar de todo, no nos ha metido en ninguna nueva guerra. Es cierto que a veces le pierden las formas y es bastante grosero, por decirlo suave. Pero es su forma de hablar. Dice lo que piensa y hay a quien le gusta y a quién no… Los demócratas, en cambio, andan siempre ocultando. Dicen que defienden a los pobres para quedarse con los fondos y repartir un poco. Yo he trabajado con ellos y sé cómo funcionan: han desviado mucho dinero a las protestas de Black Lives Matter, para crear ese clima de violencia en la calle”.
En Hialeah, sin embargo, todo el alboroto lo montan los seguidores de Trump, a quienes también se suma el senador local de Florida René García: “Mucha gente ha pedido el concepto de república, y eso es lo que defendemos nosotros. Este presidente nos ha hecho sentirnos orgullosos de ser republicanos, por eso le vamos arropar hasta el final, para evitar que la amenaza del socialismo cobre fuerza en este país”.
Sobre el supuesto “socialismo” de Joe Biden habló precisamente Obama en el caldeado cierre de campaña en Miami. “No hagáis caso a todos esos anuncios que estáis viendo estos días”, advirtió. “Quieren haceros creer que Joe ha estado tomando el café con Castro. Creedme, ha sido mi vicepresidente y si fuera de verdad un socialista oculto ya lo habríamos descubierto”.
Valeria Mendoza, de 27 años, hija de inmigrantes nicaragüenses y empleada como ‘paralegal’ en un despacho de abogados, reconoce entre dientes que ha votado por Joe Biden, aunque antes mira alrededor como para cerciorarse de que no la escucha nadie en territorio Trump: “Es un tema que provoca grandes discusiones dentro las familias. Eso es lo que ha conseguido este presidente, dividirnos hasta el punto de que casi no nos hablamos entre hermanos. Yo creo que ha sido una influencia muy negativa para todos”.
En la ranchera de Trump, entre tanto, sigue la algarabía a lo largo de la tensa jornada electoral y entre informaciones sobre la dudosa labor de las “caravanas patrióticas” que llevan días surcando el país e intimidando desde lejos a los votantes con sus proclamas: “Solo él nos va a garantizar la pervivencia del capitalismo y de la libertad. Se ha ganado nuestra confianza y se la volvemos a dar ¡Que viva el rubio de oro!”.