Un ‘impeachment’ rápido a Trump para no frenar la agenda de Biden
Este martes arranca el juicio político al ex presidente republicano. Los demócratas buscan que se extienda en el plazo más corto posible para no perjudicar al actual mandatario
El juicio político -la segunda parte del ‘impeachment’- a Donald Trump, que empieza este martes en el Senado de EEUU a las 7 de la tarde hora peninsular española, se celebrará de domingo a viernes. Pero no en sábado. La razón es que uno de los abogados del ex presidente, David Schoen, es un judío ortodoxo que ha informado a los líderes del Senado que sigue el ‘shabbat’, es decir, el precepto de esa religión de no trabajar desde la puesta de sol del viernes hasta la puesta de sol del sábado.
La demanda de Schoen, desvelada por la web ‘Politico’, es una de las pocas cosas que estaban decididas al cierre de esta edición acerca de cómo se va a realizar el juicio. Lo único claro es que el ‘juicio político’ va a ser rápido. Durará entre 10 y 20 días, o sea, lo mismo que el anterior al que fue sometido Trump hace un año. Entonces, la causa era el intento del presidente de presionar al Gobierno de Ucrania para que le ayudara contra Joe Biden en las elecciones de noviembre, que acabaría perdiendo. Ahora, se trata del asalto al Congreso en el que murieron cinco personas llevado a cabo por los seguidores de Trump justo cuando el Legislativo estaba declarando a Joe Biden formalmente vencedor de las elecciones.
En 2020, los republicanos, que tenían mayoría en el Senado, no querían que el proceso se alargara para evitar dañar las expectativas electorales del presidente, justo al contrario que los demócratas. Ahora, la lógica política es la contraria. Los demócratas controlan el Senado y no quieren que el juiciose prolongue para no obstaculizar la agenda de un presidente de su mismo partido: Joe Biden. Los líderes republicanos tampoco quieren un juicio largo, en parte porque el partido está totalmente dividido acerca de si debe seguir o no el legado de Trump o volver al modelo de conservadurismo previo a 2016. El ‘impeachment’ tiene prioridad en el Senado, así que frena tanto la ratificación de altos cargos del nuevo Gobierno como el debate del enorme paquete de estímulo por 1,9 millones de dólares (casi 1,6 billones de euros) lanzado por Biden para combatir el impacto económico del Covid-19.
A su vez, el presidente está preparando otro programa de gasto, esta vez por unos 3 billones de dólares (2,5 billones de euros) que sería desembolsado a lo largo de varios años y cuyo objetivo sería la recuperación de EEUU después del Covid-19. Ese programa será la piedra fundacional de la presidencia de Biden, porque incluirá una inversión masiva en infraestructuras y en la promoción de energías renovables. Pero la Casa Blanca sabe que su aprobación va a ser complicada, y que su ‘ventana de oportunidad’ se cierra a finales de este año, porque en 2022 hay elecciones al Congreso, y los legisladores solo van a pensar en ello.
Así que lo último que quieren los demócratas es ‘quemar’ un tiempo vital con un ‘impeachment’ a un ex presidente. Máxime cuando es un ‘impeachment’ que no va a salir adelante (como nunca ha salido adelante ninguno en la Historia de EEUU) ya que los republicanos han dejado claro que no van a apoyarlo. Como mucho, los demócratas podrían conseguir alrededor de 55 votos -los 50 suyos más 5 republicanos que están abiertos a la posibilidad de apoyar la condena a Trump-, una cifra muy lejana de los 67 que son necesarios para que el presidente sea declarado culpable de incitar a la insurrección.
Por ahora, lo poco que se sabe es que tanto la acusación como la defensa tendrán, cada una, 16 horas para presentar cargos y defensa. Serán 16 horas de drama audiovisual, porque los demócratas han anunciado que van a mostrar vídeos de la insurrección, muchos de ellos tomados por los seguidores de Trump, combinados con el discurso que el presidente dio antes del asalto, cuando se dirigió a decenas de miles de seguidores junto al Congreso y les dijo que “vamos a ir al Capitolio” y que “tenemos que luchar, y luchar más duro”. Eso es casi todo lo que está decidido. De hecho, una cuestión clave, como la convocatoria de testigos, aún no ha sido decidida, y probablemente deba ser votada en la Cámara durante las sesiones.
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