La monja más longeva de Europa celebra 117 años tras recuperarse del coronavirus

Hoy Lucile Randon, la persona más longeva de Europa cumplió 117 años, justo en una semana marcada por su recuperación del coronavirus seguida atentamente por los medios de Francia, donde es conocida como la hermana André, afirmando que la mujer que se ha dedicado gran parte de su vida a ser monja, ni siquiera “se dio cuenta” de su festividad.

Las celebraciones por su nuevo año de vida están marcadas por un menú en la residencia donde se encuentra, una misa y una copa de vino oporto.

Pese a que ningún organismo oficial le concede el “título” de decana de Francia, la hermana André, nacida el 11 de febrero de 1904, es una de las mujeres más longevas de Europa. Su cumpleaños tiene un sabor a resurrección este año en su residencia para ancianos de Toulon (sureste), que fue golpeada brutalmente por el covid-19 en enero, con 81 casos positivos y una decena de muertos.

“No estoy segura de haberlo tenido (el covid-19). Me dicen que sí, estaba muy cansada, es cierto, pero no me di cuenta”, explica la monja a AFPTV. Para muchos, esta monja es un ejemplo de resistencia, ya que pasó el aislamiento por el coronavirus en su silla de ruedas, dentro de su cuarto y sin poder recibir ninguna visita.

“Su cumpleaños nos vigoriza, vamos a verlo como una ocasión para devolver la vida”, explica David Tavella, responsable de comunicación de la residencia Sainte-Catherine-Labouré. Aunque la pandemia del coronavirus no permite celebrar en grande este acontecimiento, desde el grupo religioso se contemplaron misas excepcionales, donde también se encuentran más monjas.

El cocinero tiene agendó una comida digna del evento: oporto, foie gras, filete de capón con setas porcini y, por supuesto, una tortilla noruega, el postre favorito de la monja. También se organizará una videoconferencia con sus bis sobrinos nietos, que no pueden ir a visitarla en persona. La expectación por conocerla Son numerosos los periodistas de todo el mundo que quieren conocer de cerca su caso.

Muchos la llaman o intentan venir a conocerla. “Cuando le digo ‘hermana André, la están esperando’, arrastra los pies, pero luego no se detiene”, dice Tavella, que la describe como “una mujer de espíritu, excepcional, muy conmovedora”.

El miércoles, en la víspera de su cumpleaños, la mujer que ha visto pasar 19 presidentes desde que nació, tomó un poco de sol en el jardín rodeada de laureles, con las manos juntas en señal de oración y los ojos cerrados. A los jóvenes les recomienda ser “valientes” y mostrar piedad.

Nacida en Alès (sureste), en el seno de una familia protestante no practicante, la hermana André trabajó como institutriz en varias familias, en París y en provincia. Uno de sus mejores recuerdos es el regreso de dos de sus hermanos al final de la Primera Guerra Mundial. 

“Era raro, en las familias era más común que haya dos muertos y no dos vivos. Los dos volvieron”, dijo el año pasado con motivo de su 116 cumpleaños.

Fue bautizada a los 26 años y entró en las órdenes bastante tarde, a los 41, con las Hijas de la Caridad. “Era institutriz en París, y me iba muy bien. Quería ir más allá y ser Hija de la Caridad”, recuerda. La hermana André tiene cuatro sobrinos nietos y muchos bis sobrinos nietos.