Ven desinterés en frenar la migración
De esta realidad han dado cuenta distintas diócesis y redes de ayuda a migrantes no sólo de México sino de Estados Unidos, Centroamérica y Sudamérica.
La migración irregular no es un asunto de seguridad nacional que se resuelva con muros físicos o militares, requiere más bien de una acción conjunta a nivel regional que ataque las causas que la motivan, solo que en el caso de los migrantes centroamericanos, sus gobiernos “no tienen mucho interés en detener” el éxodo de sus habitantes hacia América del Norte.
De esta realidad han dado cuenta distintas diócesis y redes de ayuda a migrantes no sólo de México sino de Estados Unidos, Centroamérica y Sudamérica señaló José Guadalupe Torres Campos, obispo de Ciudad Juárez, Chihuahua y responsable de la dimensión episcopal de pastoral de la movilidad humana de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) al destacar que al migrante hay que protegerlo, orientarlo e integrarlo a la comunidad.
“Es algo que constatamos: no hay mucho interés y más bien, como que provocan esa migración con su indiferencia, con su pasividad y con la misma situación de gobiernos y sus políticas que no ayudan, no contribuyen a que la persona se quede” expuso en entrevista con Grupo Imagen Multimedia.
En la víspera del primer encuentro virtual entre el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y la vicepresidenta de los Estados Unidos, Kamala Harris para abordar la crisis migratoria que enfrentan ambas naciones agudizada por el uso de niños y niñas por parte de las bandas de traficantes de personas, el obispo admitió que si bien hay optimismo por la reunión “no espera grandes acuerdos” de ella porque las autoridades “siempre quieren contener” a toda costa al migrante pese a que éste nunca se va dar por vencido aunque esté de por medio su vida o salud.
“A lo mejor soy duro en esa expresión pero ¿qué esperamos de este encuentro? No esperamos grandes cosas porque en campaña prometen que van a tener hacia los migrantes una política mejor y nos ilusionamos, nos ilusionamos, qué padre, qué bonito pero luego, nada; por eso digo que cambien esa mentalidad, que cambien esas políticas, que vayamos a los origines, a las causas, que todos trabajemos, autoridades, sociedad civil y las distintas iglesias porque no sólo es la católica sino muchas iglesias distintas las que colaboran en esta labor en favor del migrante” apuntó el obispo.
De la posibilidad de desplegar el programa sembrando vida en El Salvador, Honduras y Guatemala para disminuir el flujo de migrantes hacia Estados Unidos, el responsable de la dimensión episcopal de pastoral de la movilidad humana consideró que ataca una causa de la migración forzada: la falta de trabajo, pero al tratarse de un problema integral deja de lado la inseguridad, la violencia, la desintegración familiar, los secuestros y la trata de personas.
Por ello, Torres Campos recalcó que no sólo México y los Estados Unidos deben enfocarse en resolver la compleja problemática de la migración forzada en centroamérica sino concretar acuerdos regionales entre todos los países involucrados para que, de manera conjunta se diseñen estrategias y proyectos que atiendan las causas que originan que una persona abandone su país por pobreza, falta de educación, violencia o inclusive por desastres naturales.
En cuanto al papel de las autoridades locales y federales, el religioso hizo votos para que la coordinación entre todas ellas se optimice a fin de proteger y promover a quienes buscan mejores oportunidades de vida, ya que en algunas ocasiones es desde esas esferas de donde vine la discriminación a los viajeros.
Desde ese análisis, el obispo de Ciudad Juárez lanzó una petición específica tanto al presidente de México como a la vicepresidenta de los Estados Unidos.
“A Kamala Harris le diría, agarre su corazón y por favor le encargo a los migrantes, son personas, ayúdenles, vean por ellos y al presidente de México le pido que no implemente políticas de sujeción al país del norte, que sea libre y que sea generoso con nuestros hermanos migrantes”.
Sobrevivimos porque Dios es grande
La iglesia católica en México cuenta con más de 120 casas de atención al migrante que sobreviven con donaciones de la ciudadanía, bienhechores y rifas.
Con motivo de la pandemia de covid19, estas casas disminuyeron su capacidad de admisión y además enfrentan constantemente la infiltración de integrantes del crimen organizado que buscan llevar a los migrantes a la delincuencia.
Pese a esa circunstancias y a que podría decirse que sobreviven “porque Dios es grande y la divina providencia se hace presente”, el obispo aseguró que la iglesia católica seguirá cumpliendo su compromiso de acoger a quienes huyen de la violencia y la pobreza porque la migración un asunto prioritario para todos los obispos de México y el mundo.
“No queremos suplir esta tarea que es una tarea del estado, pero nosotros colaboramos y ayudamos desde nuestra instancia pastoral aceptando a estos migrantes” resumió el obispo.
De parte del gobierno de la república, en abril pasado se informó la instalación de al menos 22 campamentos adicionales en el sur y norte del país para atender a más de 20 mil migrantes centroamericanos, de los cuales al menos cinco mil son menores de edad.
Excélsior.