AMLO va a sacarle jugo a la consulta
Después de la consulta, AMLO seguramente señalará que se cuenta con el aval de la gente para investigar a los expresidentes.
Dentro de 38 días habrá nuevamente 50 mil urnas distribuidas en el país para la realización de una consulta popular.
¿A quién le sirve esta consulta?
Para entender su naturaleza y el contexto de su realización, permítame hacer un poco de historia.
Una de las decisiones que marcó esta administración se tomó antes de que arrancara el sexenio: la cancelación del Aeropuerto de Texcoco.
El 29 de octubre de 2018 se daban a conocer los resultados de la consulta popular en la cual se basó esa determinación. El 69.95 por ciento del 1 millón 67 mil 589 personas que participó, votó porque que se cancelara el proyecto, mientras que 29 por ciento estuvo a favor de continuarlo.
No fue obstáculo que el porcentaje de los asistentes a esta consulta representara solamente 1.2 por ciento del padrón electoral.
Tras esa consulta, se han realizado otras con una participación más limitada.
En febrero de 2019 se realizó una consulta en la que participaron 55 mil personas en el estado de Morelos y el 59.5 por ciento votó a favor de que se pusiera en operación una termoeléctrica en el estado.
En junio de 2019, en un mitin en Gómez Palacio, Durango, el presidente realizó una consulta a mano alzada entre algunos cientos de asistentes, que canceló el proyecto de un Metrobús en la zona de La Laguna.
En marzo de 2020, se puso a consulta la construcción de una planta de cerveza en Mexicali. Participaron 36 mil 781 personas y 76 por ciento rechazó la construcción de la planta, la cual se canceló a pesar de estar el proyecto en marcha.
En abril de este año se hicieron reformas a la Constitución y a la Ley Federal de Consulta Popular y se ratificó que para que el resultado de una consulta popular sea vinculatorio, es decir, que se obligue por ley a su realización, debe participar al menos 40 por ciento de la lista nominal de electores.
Previamente, el presidente López Obrador señaló su intención de someter a consulta si se debía investigar y en su caso procesar a los expresidentes.
En octubre del año pasado, de manera sorpresiva, el pleno de la Corte rechazó la pregunta formulada por el Ejecutivo para este propósito, pero aceptó por 8 a 3 votos, la realización de la consulta para “emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados”.
Le puedo asegurar dos cosas. La primera es que ni por un milagro habrá de llegarse al porcentaje de participación requerido para que el resultado sea obligatorio, pues implicaría la participación de alrededor de 37 millones de ciudadanos. No va a ocurrir.
La segunda es que los términos de la redacción son tan ambiguos e indefinidos que quieren decir todo y nada.
Esta semana, el presidente de la República volvió a lanzarse contra el INE por no usar más recursos en la promoción y realización de la consulta.
Desde Palacio Nacional saben que el resultado previsto quizá pueda ser de un millón o poco más de participantes, tomando en cuenta los antecedentes.
Pero, no importará ni el nivel de participación ni la redacción de la pregunta.
Después de la consulta, AMLO seguramente señalará que se cuenta con el aval de la gente para investigar a los expresidentes.
Se tratará de dar nuevo aliento a la narrativa que lo llevó a la presidencia, cuestionando la corrupción y las decisiones que beneficiaron a pocos.
Y este hecho será parte de la estrategia para reposicionar a su gobierno y a Morena.
El presidente sabe que, en función de los resultados del pasado 6 de junio, la contienda por la presidencia en 2024 no va a ser un día de campo y que, al margen del candidato o candidata que elija, tiene que encontrar nuevos medios para mantener funcionando la maquinaria y la narrativa política que permitió su triunfo hace tres años.
Ahora es esta consulta y en 2022 será el tema de la revocación de mandato.
Y en 2023 habrá otros asuntos que permitan atraer la atención de la ciudadanía.
Como le hemos comentado, mientras la oposición actúe de manera reactiva, por ejemplo, en este caso simplemente rechazando participar en la consulta, pero sin desarrollar una agenda activa y propia, Morena va a tomar ventaja en esta carrera.