Don Gustavo dedica su vida a la pirotecnia desde hace más de 40 años

Con carrizo, vara blanca y mucha madera arma castillos de hasta 25 metros de altura, a los que les agrega más de 500 artificios pirotécnicos.

Desde los 12 años don Gustavo Hernández comenzó a trabajar en la pirotecnia con tíos y primos que le enseñaron el oficio y al final se convirtió en uno de los grandes hacedores de castillos de fuegos y luces que antes de la pandemia se detonaban en casi todos los municipios del país, sobre todo en las Fiestas Patrias.

“Cuando se acercaba el día del 15 de septiembre no podía ni dormir y soñaba que ya estaba en la quema del castillo y que se me faltaban accesorios que había olvidado”, cuenta el pirotécnico de 56 años.

​“La pirotecnia es nuestro sostén, de ahí sale nuestra comidita”.

Con carrizo, vara blanca y mucha madera arma los castillos de hasta 25 metros de altura, a los que les agrega más de 500 artificios pirotécnicos entre luces, mechas y chisperos de cracker -que son los que producen lluvias de chispas- así como otros productos que truenan como palomitas de maíz.

“Todo es artesanal, no usamos máquinas, vamos armando los castillos como si fueran un rompecabezas, por piezas separadas para poder transportarlos y ensamblarlos en el lugar donde será la celebración”.

En estas Fiestas Patrias, don Gustavo también confeccionaba sus creaciones con los rostros de los próceres que llevaron a la Independencia de México como Miguel Hidalgo, Josefa Ortiz de Domínguez, José María Morelos y Pavón. “Les llamamos portadas y podemos hacerlas hasta de 10 metros de altura”.

Como tantos artesanos de Tultepec, don Gustavo se siente orgulloso de haber aprendido y ejercer el oficio de la fabricación de fuegos pirotécnicos pese a las dificultades económicas que ahora enfrentan por la pandemia, pues tiene que pagar renta del taller donde trabaja en La Saucera, que es la zona autorizada por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y autoridades estatales.

“Esto es lo mio y siento una satisfacción muy grande dedicarme a ello”.

Don Gustavo también reconoció que su familia ha tenido pérdidas por accidentes que han ocurrido en este trabajo, que a pesar del peligro que representa es un oficio que tienen enraizado por generaciones.

Y con ese talento ha obtenido premios en concursos de castillos como el realizado hace dos años en la feria de Santiago de Anaya, en el estado de Hidalgo, así como en el poblado de Santiago Zapotitlán en la alcaldía de Tláhuac, Ciudad de México.