El socialdemócrata Olaf Scholz ya es canciller de Alemania

El Gobierno cuenta con 16 ministerios; es un equipo, en su conjunto, más joven que el último de Merkel y paritario en cuanto al género

El socialdemócrata Olaf Scholzes el noveno canciller de Alemania desde la posguerra y en el primero sin confesión religiosa. Tras su elección en el Bundestag, Scholz juró el cargo sin pedir para su ejercicio la “ayuda de Dios” sino la “fuerza del pueblo”. Y el pueblo, según le recordó el jefe del Estado, Frank-Walter Steinmeier, al confirmar su elección, son 82 millones de alemanes, a los que Scholz y su Gobierno han hecho grandes promesas que deberán cumplir. “Tienen una sólida mayoría parlamentaria para proceder a todas las reformas anunciadas manteniendo siempre la calma social, pues los cambios despiertan esperanzas para unos e inseguridades para otros”, le recalcó el presidente Steinmeier. A lo que Scholz le respondió con la promesa de “un nuevo comienzo” para Alemania.

Al largo protocolo de nombramientos y juramentos de cargos contemplado en la Constitución -tras las idas y venidas de Scholz y su equipo del Bundestag al palacio presidencial-, le siguieron los traspasos de cartera y el esperado momento en el que Angela Merkel cedería a Scholz los poderes de la Cancillería. Era la imagen de los 16 años que ha tardado el cambio de gobierno en Alemania, el final de una era que su protagonista afirma que no recordará con nostalgia. “Le deseo de todo corazón lo mejor en una tarea que requiere dedicación y responsabilidad plena, pero no puedo imaginar que haya otra que suponga mayor honor”, declaró Merkel en su despedida, después de haber recibido una gran ovación en el Bundestag.

Scholz fue investido canciller con la mayoría parlamentaria de los partidos que formarán su coalición de gobierno: el Partido Socialdemócrata (SPD), los Verdes y los liberales del FDP . La votación, que Merkel siguió desde la tribuna de invitados, arrojó 395 votos a favor de los 707 emitidos, 21 menos de los que suma el tripartito. En contra votaron Die Linke ( Izquierda), Alternativa para Alemania (AfD), la Unión Cristianodemócrata (CDU) y los bávaros de la CSU. El conservador Armin Lachet, rival de Scholz en las elecciones de septiembre y ahora simple diputado, fue uno de los primeros en saludar al canciller.

El Gobierno de Scholz cuenta con 16 ministerios. El equipo, en su conjunto, es más joven que el último de Merkel y es paritario en cuanto al género. No así en relación de la procedencia de los ministros, que por primera vez no atiende a criterios territoriales dando por hecho que Alemania lleva décadas unificada. Para el partido Die Linke (La Izquierda), formación predominante en los estados que otrora formaron parte de la Alemania comunista, la ausencia de representatividad de germanoorientales en el Gobierno es “un grave error”.

MINISTERIOS EN MANOS DE MUJERES
Por primera vez también los ministerios de peso como Interior, Defensa, Cooperación y Asuntos Exteriores estarán en manos de mujeres. La titular de este último departamento será la ecologista Annalena Baerbock, una desconocida fuera de Alemania y la más joven del gobierno. Baerbock asegura continuidad pero con acento propio, más feminista, más europeísta, más derechos humanos y más clima. Eso supondría posiciones mas críticas respecto a China, Rusia, Arabia Saudí y Turquía, pero -y el tiempo lo dirá- hasta donde la política energética, la industria militar y la migración lo permitan.

Los desafíos a los que hará frente el canciller Scholz van en consonancia a las expectativas que esta coalición ha creado en la ciudadanía con sus promesas de crecimiento sin subidas de impuestos, pensiones y trabajos dignos para todos, mejores sistemas educativos y sanitarios, digitalización y revolución medioambiental. “Vamos a proceder a las mayores reformas que ha vivido este país en los últimos cien años”, declaró Scholz tras la firma el martes de acuerdo de coalición con Verdes y Liberales, un documento de 177 páginas que marcha las líneas maestras de esta coalición.

Scholz dirigirá la primera coalición semáforo de Alemania a nivel federal, un experimento que no deja indiferentes a los socios europeos. La salida del carbón y aceleración de las renovables pactadas con los Verdes choca con la política energética de la vecina Polonia, que no sólo sigue apostando por la combustión de fósiles sino que plantea un futuro con nucleares. Tampoco gusta en Polonia -ni en Hungría- el compromiso del Gobierno Scholz con una Europa fuerte y soberana o por el reforzamiento del Estado de derecho. Menos aún que Alemania apoye cambiar la toma de decisiones por unanimidad a una mayoría en materia de Defensa y Asuntos Exteriores.

“El nuevo gobierno liberal de izquierda se está alejando de la Europa de las Patrias de Helmut Kohl y se dirige hacia una política centralizada de influencia alemana, favorable a la migración y al género. Aquí ya no estamos codo con codo”, escribió el primer primer ministro húngaro, Viktor Orban, en un artículo para el diario Bild.

En España, la llegada de Scholz al poder con un programa de reformas tan ambicioso como el que el presidente Pedro Sánchez prometió llevar a cabo con Unidas Podemos, es una buena noticia. Sánchez y Scholz forman parte de la misma familia ideológica, ambos han buscado alianzas a la izquierda y aunque el Ministerio de Finanzas estará en manos del liberal Christian Lidner, un halcón de la ortodoxia fiscal, los países del Sur tienen esperanza de que Scholz siga mostrando la comprensión mostrada en la negociación de los fondos Next Generation.

La primera visita al extranjero del canciller Schloz no será sin embargo a Roma o Madrid, sino a París, donde el viernes será recibido por el presidente Emmanuel Macron con honores militares. Ese mismo día, se reunirá en Bruselas con las autoridades comunitarias.