Una semana confinada en casa con su cita a ciegas
Una joven llamada Wang fue a cenar a casa de un joven, con el que sus padres le habían concertado una cita. Justo entonces las autoridades cerraron el barrio donde vive el chico.
La surrealista historia de la semana en China comienza con unos padres que organizan una cita a ciegas a su hija. Su pretendiente la invita a su casa a cenar. Él, cocina. Ella, acepta el plan. Una vez están los dos juntos en la vivienda, las autoridades toman la decisión de cerrar el barrio donde vive el chico porque hay varios casos de Covid. Todos los vecinos deben quedarse confinados en sus casas hasta nueva orden. A la chica, la notificación le llega por mensaje de texto al móvil en medio de la cita. No puede moverse de allí. Le toca pasar unos días encerrada en la casa de un desconocido.
El tema podría dar para el argumento de una comedia en medio de la pandemia. Sobre todo, porque ha sido una de las protagonistas de la historia la que se ha encargado de viralizar lo ocurrido. Y, por supuesto, todo lo que contaba en redes ha sido acogido masivamente y con mucha guasa por millones de usuarios chinos.
Todo comenzó el 9 de enero en Zhengzhou, la ciudad más grande de la provincia de Henan, al norte de China. Una joven llamada Wang, que vive en Guangzhou, en el sur, regresaba a casa de sus padres porque le habían organizado cinco citas a ciegas con varios hombres de Zhengzhou, con la esperanza de que con alguno de ellos saltara la chispa y ambos conectaran. Una práctica -que las familias busquen novio o novia a sus hijos- que sigue bastante extendida en muchas cunas tradicionales del país asiático.
El domingo, Wang fue a cenar a casa de su quinta cita. Justo en ese momento, las autoridades sanitarias informaban de que el primer brote local en China con la variante ómicron, que se había detectado ese fin de semana en la ciudad de Tianjin, colindante con Pekín, se había extendido hasta Zhengzhou, con los primeros casos localizados en el barrio donde Wang estaba cenando con su cita. Aún no se había levantado de la mesa cuando se enteró de que ya no podría salir de la casa.
Wang empezó a contar su aventura colgando vídeos en Weibo, el Twitter chino. Trató de documentar cómo era su día a día con un chico al que acababa de conocer y al que no dejaba precisamente bien. “Es un cocinero mediocre”, dijo en uno de sus vídeos mientras grababa a escondidas a su acompañante cocinando y haciendo tareas domésticas.
No parece que del confinamiento vaya a salir un futuro romance. “Estoy buscando a una pareja más habladora, y no a un mudo como un maniquí de madera”, dijo en una entrevista al diario chino The Paper refiriéndose a su anfitrión.
Sus comentarios tuvieron tanta repercusión en redes que Wang ha tenido que borrar muchos de ellos porque los amigos del chico lo avisaron de lo que la chica estaba escribiendo de él y… no le debe haber sentado nada bien.
La cita a ciegas que iba a ser una cena y que acabó en un confinamiento ya va por su quinto día. Esta es la anécdota graciosa en la semana en la que el país asiático se enfrenta por primera vez a ómicron. También a nuevos brotes en varias ciudades que preocupan a las autoridades porque en febrero comienzan los Juegos Olímpicos de Pekín y, unos pocos días antes, son las reuniones familiares por el Año Nuevo Lunar, para el que se esperan millones de desplazamientos. Es el movimiento anual de personas más grande del mundo. Pero, por segundo año consecutivo, muchos chinos que trabajan lejos de sus ciudades de origen están sopesando el dilema de si es sensato viajar para pasar las vacaciones con sus familias.
En Zhengzhou, la ciudad de la cita a ciegas, se han detectado más de un centenar de casos en una semana. A 400 kilómetros de allí está Xian, donde sus 13 millones de habitantes llevan casi un mes confinados en sus casas, a los que se unen los residentes de ciudades más pequeñas como Anyang y Yuzhou, o vecinos de barrios de Shenzhen y Tianjin donde se han reportado contagios. Ahora, aproximadamente, hay 20 millones de personas confinadas en sus casas en China.