Boris Johnson prohibirá el alcohol y hará una “purga” de su personal para sobrevivir al ‘Partygate’
El ‘premier’ prepara un contraataque de medidas políticas, como dar al Ejército la tarea de frenar la llegada de botes con migrantes a las costas inglesas
Boris Johnson hará en los próximos día una “operación limpieza” en Downing Street y anunciará medidas drásticas, como la imposición de la “ley seca” dentro de las oficinas de la mansión presidencial, para intentar capear el escándalo del Partygate, que ha hundido su aprobación popular al 22%, por debajo incluso que la de Theresa May antes de su dimisión.
Según anticipa The Sunday Times, Johnson despedirá a su secretario personal Martin Reynolds, rebautizado como Marty Party tras la famosa invitación (“traed vuestra propia botella”) a la fiesta celebrada el 20 de mayo del 2020 en plenas restricciones de Covid. El jefe de Personal Dan Rosenfield, que aseguró en su día que no hubo fiestas durante el Covid en Downing Street, también tiene las horas contadas.
Gran parte del equipo de comunicaciones saldrá por la puerta de atrás, y posiblemente también la jefa de operaciones Shelley Williams, conocida con el sobrenombre de DJ SWW tras “pinchar” la música en la fiesta celebrada el 16 de abril del 2021, la víspera del funeral de Felipe de Edimburgo.
El premier intentará adelantarse al impacto del informe interno sobre el Partygate dirigido por la alta funcionaria Sue Gray, que podría hacerse público a finales de semana. Otras informaciones apuntan sin embargo a que el informe podría demorarse aún ante las nuevas revelaciones que van más allá de la decena de fiestas celebradas durante la pandemia.
Según varios medios británicos, el informe Gray podría concluir que no se violaron las restricciones del Covid pero condenar al mismo tiempo la cultura del alcohol en el entorno del premier, que sigue sin asumir la responsabilidad personal sobre los excesos ocurridos y tiende a culpar a sus colaboradores más directos, entre los que se encuentran varios amigos personales de su esposa, Carrie.
Aun así, y ante las recientes noticias como la celebración todas las semanas de los “viernes del vino”, la compra de un frigorífico para bebidas alcohólicas por parte de su personal y las frecuentes incursiones en el supermercado Tesco de Westminster para reponer la existencias, Johnson anunciará posiblemente un booze ban o prohibición del alcohol en la oficinas de Downing Street.
El premier ha aprovechado estos días de aislamiento (supuestamente, por el “positivo” del Covid de un miembro de su familia) para intentar poner la casa en orden y preparar el contraataque de esta semana con una batería de medidas políticas: desde poner al Ejército al frente del control de la inmigración ilegal en el Canal de la Mancha a la congelación durante dos años de la licencia de la BBC, entre otras medidas para aliviar el “coste de la vida”, el problema que más preocupa a los británicos después del Covid.
NUEVAS MEDIDAS
Johnson confirmará también en los próximos días el levantamiento de las restricciones el 26 de enero, tras la caída de los casos diarios por la variante Ómicron y en un intento de reconquistar el favor del ala dura del partido, que protagonizó la revuelta de un centenar de diputados contra el “pasaporte Covid” y cuyo apoyo le resultará vital para poder mantenerse en su puesto.
Se estima que unos 35 diputados pueden haber remitido sus cartas en los últimos días cartas al Comité Parlamentario 1922 reclamando una moción de censura y la convocatoria de un concurso para la elección de un nuevo líder conservador. Bastaría con que 54 diputados -el 15% del total- apoyara la moción para poner en marcha un mecanismo similar al que provocó el en 2019 la caída de Theresa May.
Los números en los que se mueve hoy por hoy Boris Johnson son muy similares a los de May en sus últimos días, por el efecto consecutivo del escándalo de la corrupción y de las “fiestas del Covid”. El 64% de los británicos “desaprueba” su gestión, el mismo porcentaje cree que no está diciendo la verdad y el 76% opina que violó las reglas del confinamientos, según un sondeo de Opinium para The Observer.
El 63% de los encuestados opina que Johnson debería dimitir, incluido el 53% de los militantes tories, de acuerdo con el portal Conservative Home, que recalca la acritud creciente contra el premier entre las bases y particularmente en el “muro rojo” del norte de Inglaterra donde consolidó su mayoría absoluta sobre los laboristas, que ahora van diez puntos por delante (41% a 31%).
“Boris Johnson ha perdido la autoridad moral para liderar”, declaró por su parte el diputado tory Andrew Bridgen, el último en pedir la dimisión en sus propias filas, que asegura haber recibido más de mil emails diarios de los votantes pidiéndole que retire su apoyo al premier
Oliver Dowden, copresidente del Partido Conservador y actual ministro sin cartera, rompió sin embargo una lanza por el premier el domingo, alegando que Johnson siente “un sincero arrepentimiento” por lo ocurrido y que está dispuesto a “elevar el juego” del Partido Conservador para superar la crisis.
Pese a lograr el apoyo en bloque de su Gobierno tras su disculpa en el Parlamento el pasado miércoles, la mayoría de los pesos pesados de su gabinete guardaron silencio durante el fin de semana y quedaron a la expectativa. Entre ellos, el secretario del Tesoro, Rishi Sunak, y la secretaria de Exteriores Liz Truss, considerados como los dos grandes favoritos a la “sucesión” de Johnson. Ni siquiera Michael Gove, que salió en defensa de su jefe de filas en momentos críticos, hizo esta vez la ronda de rigor por las televisiones.