LA PANDEMIA DEL CORONAVIRUS COMO ARMA POLÍTICA

Crónicas Ausentes

Lenin Torres Antonio

La política teóricamente debería ser el debate de las ideas, la confrontación de los argumentos, y a partir de la supremacía de la razón ejercer el acto del poder público para siempre mejorar la vida de los hombres en sociedad. Pero no ha sido así, nunca ha sido así, por un lado está, lo que teóricamente debería ser, y por el otro lado, está el escenario de la lucha por el poder a través de las falacias, de la retórica, a través de la transvaloración como diría Nietzsche, es decir, hacer que una mentira parezca una verdad y una verdad una mentira. Así hemos concurrido a la decadencia de lo público, y en consecuencia, de la política como el instrumento para poder organizar la vida en sociedad.

La pandemia del coronavirus vino no tan sólo abrir un parte aguas entre la capacidad que ha tenido el hombre para enfrentar los exabruptos de su convivencia con la naturaleza, y su capacidad para organizarse y poder responder a los diferentes retos que implica vivir en sociedad, y a lo que me refiero con esto, es haber tenido la humanidad una salud pública eficiente y óptimas condiciones sanitarias, y desarrollo científico para poder responder a la pandemia del coronavirus.

La pandemia del coronavirus vino a demostrar que la ciencia y la capacidad de hacer ciencia el hombre quedaron muy atrás para poder garantizar cierta seguridad para enfrentar estos exabruptos en la historia reciente del hombre. No tan sólo vino a evidenciar nuestra fragilidad y nuestra pobreza científica, y ver cómo hemos utilizado la razón exclusivamente para una lucha por el poder, como hemos utilizado la razón para generar una mundo de espejismos, donde por un lado corren la parte teórica, y por la otra la práctica.

Nuestra sobrevivencia se da a partir de esa capacidad de hermanamiento, y así de manera conjunta y solidaria, en el encuentro con la naturaleza, dominar sus elementos peligrosos. Como seres pensantes que hace la diferencia con los demás animales, y nuestra capacidad de adaptación a través del dominio de la técnica y la educación, permite entender la capacidad que hemos tenido para escalar la pirámide evolutiva y estar entre comillas en la cima de esa pirámide evolutiva.

La pandemia del coronavirus como tal, aparentemente hay que entenderla que ha sido algo inédito, repentina, azarosa, aunque algunos científicos no escuchados ya hablaban de esa posibilidad de fractura en esa convivencia con la naturaleza, y nuestra falta de respeto a esa convivencia, podría traer consecuencias en el sentido que irrumpir en los espacios naturales de manera violenta con el crecimiento demográfico, alteraría el orden ecológico natural, el equilibrio que ha permitido que las especies puedan subsistir a partir de un orden que tiene que ver con una genética, con una sabiduría de esa genética. El ser humano se caracterizó por tener la capacidad de adaptación y esto lo llevó a sobrevivir en todos los ámbitos climáticos y orográficos, y poder en cierta manera desarrollarse como lo hemos hecho hasta la fecha.

Pensamos que habíamos tenido éxito en ese desarrollo evolutivo y que con facilidad podríamos enfrentar cualquier contingencia que se nos presenta, por ejemplo, en el arte de la ficción imaginamos que podríamos enfrentar con nuestras armas nucleares algún asteroide que pusiera en peligro nuestro mundo, Armagedón, pero el peligro no vino del mundo exterior, del espacio sideral, de alguna especie alienígena, sino del interior, de un microorganismo mata-hombres, el virus llamado coronavirus por tener una forma de corona, la corona de todos los reinos, que tuvo la capacidad de pasar de otras especies animales donde es habitual a la especie humana y enfermar gravemente.

La especie humana, y eso hay que decirlo, no tiene la fortaleza física que tienen otras especies, ni condiciones físico-biológicas que le permitiera enfrentar con más rapidez el clima, el peligro que representan otras especies, nacemos prematuramente, nuestros sentidos son limitados, por  ejemplo, un águila ve más que nosotros, un cerdo tiene el olfato más agudo capaz, incluso de predecir temblores mucho antes que pudiéramos sentirlos, etc., es así que nuestro desarrollo a partir de ese nacimiento prematuro es de una larga infancia que nos hace depender de otro ser humano, es decir, que nosotros no podemos sobrevivir en ese momento de nuestro desarrollo sin la asistencia de otro ser humano, a diferencia de otras especies que al nacer tienen desarrollados su sistema motriz, su instinto para distinguir el peligro, como por ejemplos, los antílopes, etc., en este caso nuestra naturaleza humana es una naturaleza débil fisiológicamente y tiene una naturaleza de una gran dependencia del otro.

El virus del coronavirus como tal prolifera y ha tenido tal letalidad, porque nuestra ciencia no estaba preparada para enfrentar esta clase de virus, y poder controlarlos y eliminarlos, pese que han tenido sus apariciones dantescas en otras etapas de nuestra historia. El virus del coronavirus ha prosperado y ha tenido tal éxito simplemente por las limitaciones de nuestra ciencia que fue usada para otros fines, principalmente para fines lúdicos y armamentísticos, y que ahora está siendo forzada a desarrollar vacunas contra el coronavirus en periodos extraordinarios, y eso habla bien de la inteligencia del hombre pero no de su planificación y prevención, y mucho menos de su ética.

Pese al desarrollo de vacunas contra el coronavirus, el peligro sigue latente, y haciendo estragos a la humanidad, a la fecha más de 6 millones de personas han muerto por el covid19, y el continente más afectado es América con 2.5 millones de muertos por el covid19, el virus del coronavirus no respeta jerarquías ni riquezas, aunque estás marcan diferencias en cuanto atención sanitaria, México no se encuentra entre los 10 países con el mayor PIB, Estados Unidos 20.932,8, China 14.722,8, Japón 5.048,7, Alemania 3.803, Reino Unido 2.711, India 2.708,8, Francia 2.598,9  2, Italia 1.884,9, Canadá 1.643,4, Corea del Sur 1.630,9, Rusia 1.473,6, Brasil 1.434,1, Australia 1.359,3 (1), y pese a ello, con el gobierno del presidente Obrador, se ha estado haciendo un esfuerzo increíble para enfrentar la pandemia del coronavirus, pese a haber recibido un país en crisis en todos los sentidos y tener una oposición desleal a los problemas urgentes de México.

Pero más allá de ese debate sobre el virus del coronavirus y nuestra fragilidad e indefensión, de las incongruencias y contradicciones de nuestra civilización en torno al uso de la razón para otros fines, principalmente para apuntalar nuestro narcisismo y satisfacer nuestras pulsiones violentas y egoístas, lo que voy a destacar es que la pandemia del coronavirus ha servido no tan sólo para evidenciar nuestra vulnerabilidad y decadencia, sino también ha servido para mostrar la parte más ruin y espuria del ser humano, que hace que el ser humano continúe en la estupidez y la lucha por el poder, es decir, que la geometría de las pasiones sigue conduciendo a la razón, la voluntad al raciocinio, y esto lo constatamos como la razón sigue al servicio de esa estupidez al ver como pandemia del coronavirus ha sido utilizada como un instrumento político para poder descalificar al oponente y poder volver al poder público, satisfaciendo con esto, los más bajos apetitos del ser humano.

La pandemia del coronavirus en lugar de servir para hacer una reflexión profunda sobre el comportamiento humano, sobre nuestros fines, ha servido para todo lo contrario, comportándose la humanidad como si no pasara nada, y evitando el gran debate pospuesto sobre la naturaleza humana y la exigencia de una nueva gramática, pese a que la realidad nos golpea a la cara con más de 6 millones de muertos por el covid19, y otros millones de enfermos in crescendo, pero en lugar de hacer esa reflexión seguimos actuando como si no pasara nada, en los reacomodos geopolíticos y la lucha por el poder continua, es decir, lo inconsciente, las pasiones y los bajos instintos siguen predominado en nuestra vida en sociedad, y los seres humanos vivimos con esa displicencia como si no pasara nada, y lo vemos cuando la pandemia ha sido utilizada en la mayoría de los pueblos del mundo como una arma política, pensando que con ello se puede hacer una “decente oposición” y propinarle un golpe mortal al oponente en el gobierno, insinuando que estando en el gobierno lo hubieran hecho mejor, y a la vieja usanza fascistoide goebbeliana reiterar sus falacias para hacer de una mentira una verdad, actitud estúpida y falaz a sabiendas lo que ha conllevado la aparición de un virus que nadie lo esperaba.

Los seres humanos vivimos una degeneración histórica, de retraso, porque en lugar de mirar hacia adelante y enfrentar de manera conjunta la grave crisis sanitaria del coronavirus, dejar a un lado esa lucha por el poder y proteger a los millones de seres humanos que aún no se vacunan por ejemplo, convocar a una emergencia sanitaria de verdad, donde todos los gobiernos del mundo como un solo ente enfrenten sin discriminación los estragos de dicha pandemia, y obligue a las potencias que tienen las riquezas de este planeta a ser solidarios con los que menos tienen, no tan sólo enfrentar de manera efectiva la pandemia sino también la reconstrucción del mundo, por los desbastadores efectos económicos y sociales que la pandemia ha causado principalmente a los países pobres.

Usar la pandemia del coronavirus como arma política no se hace desde un aspecto científico racional, se hace falazmente y manipulando la información y las estadísticas, como es el caso de México, quien vive una transición democrática y una ruptura histórica, por lo que resulta paradójico como la clase política conservadora pese a la evidencia científica y las estadísticas sigue entercada en utilizar la pandemia del coronavirus como un instrumento de oposición, y en contubernio con el poder mediático lo vemos a diario manipular, sesgar, y pervertir la información, aunque podamos demostrar en ocasiones su ridiculez y mala intención.

Mayor y mejores vacunas para los hombres y mujeres que viven en el primer mundo, así como mejor atención hospitalaria, esto no es fortuito, y se explica porque este mundo es injusto y desigual, pero esto no ha sido reconocido ni observado por esa oposición política. Esa oposición inmoral en México se dedica a señalar, comparar y divulgar datos que no corresponde con la realidad ni la verdad, por ejemplo, el martes 10 de diciembre EEUU tuvo más de 1,500.00 infectados por la variante Omicrón en un día, sumados actualmente tiene 63,484,772 casos de covid19 y 848,542 muertes; ese mismo día, México tuvo 28,033 casos de covid19, y vemos que a diferencia de México, difícilmente podemos encontrar en las primeras planas de los medios de comunicación, las tertulias de comentaristas y  editorialistas, acusar paranoicamente al gobierno estadounidense como el responsable de ese millón y medio de infectados de covid19, al contrario, destacan el trabajo conjunto del poder público como privado en la lucha contra la pandemia del coronavirus; pero cruzamos la frontera, e inmediatamente en México vemos como la gran mayoría del poder mediático, que fue afectado por la llegada al poder público del presidente Obrador hacer periodismos amarillista con esa cifra y acusar ridículamente al gobierno de Obrador de ser causante director de dicho número de infectados.

Cruzando la frontera vemos como en México los principales titulares de los medios de comunicación, editorialistas y comentaristas “charros” (impostores y corruptos), hacen de esa cifra un fracaso de las políticas públicas del presidente Obrador en el combate contra la pandemia del coronavirus, a diario como auténticos depredadores andan buscando “las malas noticias” de la pandemia del coronavirus para abonar a sus afirmaciones y falacias.

En suma, la pandemia del coronavirus es inmoralmente utilizada como una arma de lucha política, por lo que se hace evidente en México que una comparación numérica en la incidencia en un día de 1,500,00 infectados por el coronavirus en los EEUU, que resulta  impresionante, no sea utilizado como una arma política para desacreditar al gobierno de Biden y en México si sean utilizados esos 28,033 ese mismos día de infectados para desacreditar al gobierno de Obrador, por lo que estamos hablado de la clase política pusilánime de oposición que se tiene en México, y que la pandemia del coronavirus desveló la parte más ruin, vulgar y apátrida de esa clase política, parte del poder mediático y económico, que los ha convertido en  verdaderos carroñeros y mercenarios de la muerte en aras de volver a recuperar el poder político y económico.

Si bien es cierto que ese comportamiento, a causa de su naturaleza pulsional del hombre, forma parte de una cotidianidad, también lo es el hecho que se necesita que todo el mundo eche el hombro en estos momentos demiurgos que vive el mundo, y que sin esa solidaridad el tiempo por venir resultará pesado y crítico para las esperanzas de una mejor vida del hombre en estos tiempos de pandemia provocado por el coronavirus.