Rusia acusa en la ONU al Gobierno ucraniano de estar formado por “puros nazis”
Una votación preliminar al debate en el Consejo de Seguridad reveló que solo Rusia y China se oponían a que se debatiera la crisis
Estados Unidos ha llevado a las fronteras de Rusia a “puros nazis”. En tan conciliadores términos se ha pronunciado el embajador ruso ante Naciones Unidas, Vasily Nebenzya, en el debate del Consejo de Seguridad sobre la crisis desencadenada por el despliegue militar ruso en la frontera con Ucrania y a la amenaza de Vladimir Putin de adoptar “medidas técnico-militares” – un eufemismo de la palabra “invasión” contra Kiev si no accede a que parte de su política exterior sea dirigida por Moscú.
Nebenzya hablaba de Ucrania contra su voluntad. La propuesta de que el Consejo de Seguridad de la ONU debatiera la crisis procedía de Estados Unidos. Rusia se había opuesto de todas las formas posibles. Pero, para debatir en el Consejo, basta una mayoría simple de los miembros. Así que a Moscú no le quedó más remedio que aceptar la discusión. Una votación preliminar al debate reveló que solo Rusia y China se oponían a que se debatiera la crisis. Otros tres miembros del Consejo se abstuvieron. Diez votaron a favor. La oposición de Pekín no fue una sorpresa, dado que el Gobierno de China se opone sistemáticamente a cualquier intento internacional de limitar la soberanía de los países (en especial, del suyo). Nebenzya ha calificado el debate de “diplomacia de megáfono” de Estados Unidos.
Por su parte, la embajadora de EEUU en la ONU, Linda Thomas-Greenfield, acusó a Rusia de “presentar, sin ningún tipo de base en los hechos, a Ucrania y a Occidente como agresores, para inventarse un pretexto y atacar”. Del debate no saldrá ninguna resolución, dado que Rusia y China tienen derecho de veto.
Pero eso no impide que el tono esté siendo feroz. Thomas-Greenfield ha lanzado, además, una crítica velada a los aliados de Estados Unidos, al declarar que “si Rusia invade Ucrania, ninguno de nosotros podrá decir que no lo vio venir”. La embajadora afirmó que Putin planea elevar el número de soldados en Bielorrusia, otra antigua república soviética que tiene frontera con Ucrania, hasta 30.000. Sin embargo, el Gobierno de ese país, que dirige el dictador aliado de Putin Alexander Lukashenko, ha declarado que los soldados rusos abandonarán territorio bielorruso a final de mes, una vez que concluyan las maniobras conjuntas que van a realizar en las próximas dos semanas. Además, Rusia ha ordenado la desmovilización de 9.000 soldados en la frontera con Ucrania, lo que podría ser una señal de desescalada.
Pero Washington sigue insistiendo en que la guerra es poco menos que inevitable. Después de un fin de semana marcado por una rocambolesca controversia entre EEUU y Ucrania, con el primero de esos países lanzando mensajes alarmistas y el segundo declarando que el recrudecimiento de la guerra -ya que Rusia y Ucrania llevan combatiendo desde hace siete años- es solo una posibilidad, el presidente estadounidense Joe Biden calificó ayer el debate de Naciones Unidas como “un paso clave para unir al mundo y que hable con una sola voz”.
Biden, además, discutió la crisis de Ucrania en la Casa Blanca con el emir de Qatar, Amim bin Hamad al-Thani, de visita oficial en Washington. Qatar es el mayor exportador mundial de gas natural, y Estados Unidos quiere que el país contribuya a paliar una eventual suspensión del suministro de esa materia prima de Rusia a Alemania y a la Unión Europea. Al-Thani es el primer líder de un país del Golfo Pérsico que visita Washington desde la llegada de Joe Biden al poder, hace más de un año, y su presencia no es causal. Mientras el anterior presidente, Donald Trump, favorecía las relaciones con Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, el equipo de Biden tiene a Qatar como interlocutor preferente en la región. Además, los talibán afganos, a los que Washington entregó el control de ese país tras su retirada en agosto pasado, están financiados y apoyados por Qatar.
En las conversaciones entre EEUU y Qatar también están participado representantes de los países de la Unión Europea, que recibe el 50% de su gas natural de Rusia. En todo caso, aunque Qatar y Estados Unidos desvíen parte de sus exportaciones de gas a Europa, parece extremadamente improbable que logren reemplazar al que se importa de Rusia. La gran baza de Washington es que, de suspender el envío de gas, Moscú también se quedará sin los ingresos que obtiene por venderlo a la UE.