El Convoy de la Libertad de los camioneros viaja de Ottawa a París
La policía prohíbe las marchas y anuncia que “impedirá los bloqueos” en las vías públicas. La protesta contra las medidas anti-covid agrupa a simpatizantes de extrema derecha, izquierda radical y a parte del movimiento de los chalecos amarillos
Inspirados por las manifestaciones de los camioneros en Ottawa (Canadá) contra las medidas anti covid, varios colectivos se proponen emular la protesta en París. El movimiento ha ido tomando forma en las últimas semanas en las redes sociales, donde el grupo de Facebook “Convoy de la Libertad” ha reunido a cerca de 300.000 seguidores que rechazan las medidas adoptadas por el Gobierno de Emmanuel Macron, como el pase Covid. El portavoz del Gobierno, Gabriel Attal dijo que el Ejecutivo era “plenamente consciente del cansancio frente a esta epidemia y de las medidas que se siguen aplicando” pero insistió en que “Francia es uno de los países de Europa que menos medidas restrictivas ha tomado”.
Los manifestantes, que se organizan en redes sociales y grupos de Whatsapp o Telegram, engloban a parte de los llamados ‘chalecos amarillos’, que desde 2018 muestran su descontento con las políticas de Macron, pero también hay entre ellos simpatizantes de los “insumisos” (el partido de extrema izquierda liderado por Mélenchon) y de la extrema derecha, representantes del gremio de restauradores, grupos de anti vacunas y defensores de “tratamientos alternativos” contra el Covid-19 y hasta miembros del colectivo Anonymous.
Ante el temor de que esta protesta alcance la magnitud de la de Ottawa (donde el alcalde tuvo que declarar el estado de emergencia ante la imposibilidad de desalojar a los camioneros), la policía, aduciendo “riesgo para el orden público”, ha anunciado que prohibirá la entrada en París de estas “marchas” que han empezado a caminar desde ciudades como Brest, Lille, Estrasburgo o Niza, con la intención de converger en la ciudad de la luz -y de las manifestaciones constantes- este viernes.
El prefecto de policía de París aprobó una medida para “impedir los bloqueos y arrestar a quienes contravengan la prohibición” y amenazó con castigos de hasta dos años de prisión o 4.500 euros de multa a quienes obstaculicen las vías públicas. También los organizadores de las manifestaciones podrán ser castigados con severas multas, así como los asistentes. El periódico Le Monde señalaba ayer que en las redes de los distintos grupos organizadores se han identificado mensajes con contenido violento mencionando incluso la posibilidad de “sacar las pistolas”. Sin embargo, la prohibición no parece haber desanimado a los manifestantes. “Iremos a la capital pase lo que pase”, aseguraba, en declaraciones a la agencia France Presse, Adrien Wonner, basurero de 27 años.
SIMILITUDES CON LOS ‘CHALECOS AMARILLOS’
Según los servicios de inteligencia, los agentes están “teniendo dificultades para anticipar y definir un movimiento inédito”, algo que ya sucedió durante la movilización de los chalecos amarillos, que se extendió rápidamente en 2018 por todo el país, inicialmente contra el alza en el precio de los combustibles pero después en rechazo a Macron y su gobierno, y que también se caracterizaba por el bloqueo de carreteras.
Aquel movimiento, que dejó tras de sí miles de detenidos y heridos, cientos de denuncias de abusos policiales e importantes pérdidas económicas -sobre todo, en el sector turístico y el comercio-, pareció tocar fin con la pandemia. Sin embargo, como señalaba el politólogo Christian Le Bar, autor de Pequeña sociología de los Chalecos Amarillos, “las causas estructurales que suscitaron el movimiento siguen ahí”.
En este heterogéneo grupo de indignados que se alimenta del rechazo a las restricciones del Covid y que cuenta con una página web donde están todos los itinerarios que convergen en París, destaca un nombre propio. Se llama Rémi Monde y no es un recién llegado a las movilizaciones contra el Gobierno. En su perfil en Facebook (más de 16.000 seguidores) figuran fotos del candidato ultraderechista Eric Zemmour pero también del movimiento ‘Nuit Debout’, con el que miles de jóvenes emularon en París el 15M madrileño, en 2016. Monde insiste en sus entrevistas en que se trata de un “movimiento pacífico” y llama al “pueblo de Francia” a “recuperar sus libertades”. Entre las “medidas sanitarias autoritarias” y las “dificultades económicas, incluso para alimentarse”, los franceses “han llegado a su límite”, afirma.
Y es que, entre las reivindicaciones y protestas de este Convoy de la Libertad, además del rechazo al pasaporte Covid, -exigido en Francia para acceder a cualquier sitio público- también está la pérdida de poder adquisitivo o el aumento del precio de la gasolina.
Sin embargo y a diferencia de lo que ha pasado en Canadá -donde la protesta se ha transformado en una crisis política, con Trudeau haciendo llamamientos a que los camioneros desalojen la ciudad-, en Francia esta movilización no parece contar con el apoyo de los camioneros, que no se han visto sometidos a obligatoriedad de vacunarse, como sí ha ocurrido en Canadá o Estados Unidos. Según un sondeo de mediados de enero de Ifop para Le Journal du Dimanche, el 58% de los franceses apoya el pase Covid, aunque ese porcentaje varía sensiblemente en función del partido político. Así, llega al 93% entre los votantes del gobernante La República en Marcha pero baja hasta el 45% y el 47% entre los simpatizantes de Francia Insumisa o Reagrupación Nacional.
El objetivo de esta protesta, que no está estructurada pero que, según una nota oficial publicada por ‘Le Parisien’, “emplea un modo de acción particularmente mediático que podría conseguir un nuevo impulso”, es ir sumando adeptos en el camino hasta París, donde todavía no tienen un lugar especificado de concentración. “Cada uno es libre”, dijo Marisa, una de las portavoces del movimiento Convoy Francia.
En un contexto casi electoral -sólo faltan dos meses para las presidenciales- la mayoría de los candidatos se ha pronunciado sobre este fenómeno. La candidata de extrema derecha Marine Le Pen dijo “entenderlo” aunque pidió a los manifestantes que fueran a votar el próximo abril, porque ése es “el momento en el que se deciden las grandes orientaciones de nuestro país”, mientras varias voces desde la izquierda radical de Francia Insumisa llamaron a sumarse al mismo.