Lo que me dijeron la gobernadora y el secretario
Enrique Quintana comparte las impresiones que obtuvo de las conversaciones con la gobernadora de Banxico, Victoria Rodríguez, y con el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez.
Tuve la oportunidad de conversar por separado con la gobernadora del Banco de México, Victoria Rodríguez Ceja, y con el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, en el marco de la Convención Bancaria que se realizó en Acapulco.
Permítame comentarle algunas de las impresiones que obtuve de esas conversaciones.
La gobernadora del Banco de México acudió por primera ocasión en su calidad de cabeza del Banco Central a este encuentro, que sin duda es el más relevante para el sector financiero de nuestro país.
Le tocó un ambiente especialmente complicado tras la imprudencia del presidente de la República que comentamos en este espacio el viernes pasado, de revelar anticipadamente la decisión de la Junta de Gobierno del Banco de México.
En ese contexto, le pregunté expresamente si tenía confianza en la preservación de la independencia y autonomía del Banxico.
Y su respuesta fue categórica: sí.
No solo por ella misma sino por el hecho de que todos los integrantes de la Junta de Gobierno, quienes toman sus decisiones más relevantes, actúan con plena autonomía.
Vi a una funcionaria preocupada seriamente por la elevada inflación que tenemos y muy atenta, tanto a su evolución como a las decisiones que tomará en el futuro la Reserva Federal de Estados Unidos.
Creo que quienes tenían reservas respecto a la autonomía de criterio y a la capacidad de la funcionaria, pueden estar tranquilos.
Me parece que sabe cuál es su trabajo y ha demostrado en estos meses que lo hace correctamente.
El viernes por la mañana, el presidente de la República precisó que fue el secretario de Hacienda quien le reveló la información respecto al alza de las tasas.
Como le comenté el viernes pasado, el titular de Hacienda y el subsecretario del ramo tienen voz, pero no voto, en esas reuniones y conocen su resultado.
Y le puedo asegurar que, desde hace varios sexenios, se informa del resultado al presidente de la República antes de que el comunicado sea emitido.
La diferencia es que no habíamos tenido un presidente que revelara públicamente esa información.
Fuera de este tema que suscitó una tormenta el jueves pasado, percibí al secretario Ramírez de la O, quien también asistió por primera ocasión a una Convención Bancaria en calidad de titular de Hacienda, convencido de su estrategia económica pero preocupado por el entorno.
En semanas anteriores se reunió con administradores de fondos de inversión de algunas de las principales capitales financieras del orbe, y señaló que, aunque están preocupados por el crecimiento, encuentran a México muy atractivo para invertir debido a sus buenos números en materia de deuda pública, que está en alrededor de 50 por ciento del PIB.
Son pocos los países que salieron de la problemática derivada de la pandemia con niveles de deuda pública relativamente estables, respecto a la situación previa, como fue el caso de México.
No se trata solo de dichos del secretario, el que tengamos un tipo de cambio que cerró la semana en cerca de 20 pesos por dólar, en cierta medida al menos, se explica por el atractivo que aún tienen los activos financieros de nuestro país, por lo menos en comparación con países con economías comparables a la nuestra.
Ramírez de la O, además, está realizando un trabajo de promocionar también la inversión productiva y anticipa una próxima reunión en nuestro país en la que habrán de hacerse presentes un buen número de firmas estadounidenses, que están interesadas en invertir en México.
El secretario está haciendo algunas tareas de promoción y vinculación que en el pasado eran realizadas por la oficina de Alfonso Romo, para tratar de aprovechar la oportunidad que ofrece el interés de firmas estadounidenses de relocalizar sus plantas cerca de su país.
Ramírez de la O, sin embargo, sabe que hay preocupación por el alza de las tasas de interés a nivel global, por el impacto que ello tiene sobre la deuda pública.
Finalmente, fue claro al señalar que el crecimiento de 4 por ciento con el que están construidos los presupuestos de este año no será alcanzable en 2022.
¿Así o más claro?