Rusia anuncia que reduce sus ataques sobre Kiev y Chernigov para facilitar un acuerdo con Ucrania
Los ucranianos aceptan una neutralidad con garantías de que no van a volver a ser atacados, mientras que el Kremlin reclamará el control de zonas territoriales para vender una victoria en Moscú
Los ucranianos cruzan los dedos para que de Estambul salga un acuerdo que no dinamite su país, pero que acabe con una invasión que puede reducirlo a cenizas bajo las bombas rusas. Mientras, Moscú busca una salida airosa a un conflicto en el que ya ha perdido más soldados y material que en todas sus últimas guerras juntas y que no ha tenido sustanciales ganancias de terreno, además del aislamiento internacional y la quiebra de su economía.
Enfangado en el campo de batalla, se espera ahora una ofensiva diplomática que no tendrá muchas mejores oportunidades para la paz antes de que Ucrania se convierta en un laberinto sin salida. Las condiciones de este diálogo han mejorado sólo con poner a un anfitrión más o menos neutral a dirigir las negociaciones, porque las previas celebradas en Bielorrusia no contaban con esa figura y el que ponía la mesa era parte interesada en el conflicto.
El magnate ruso Roman Abramovich está participando en las negociaciones. Algunas fuentes aseguran que es de los más interesados en alcanzar algún tipo de acuerdo para recuperar su enorme fortuna, al igual que otros oligarcas sancionados por Occidente.
En ese contexto, Rusia ha anunciado este martes su decisión de reducir la actividad militar en torno a la capital ucraniana, Kiev, y a la ciudad septentrional de Chernigov. Lo ha hecho su viceministro de Defensa, Alexandr Fomin, tras las negociaciones celebradas en Estambul y afirmando que pretende “incrementar la confianza mutua y crear las condiciones necesarias para proseguir las negociaciones y lograr el objetivo de consensuar y firmar un acuerdo”. Moscú considera que están avanzando las negociaciones sobre “la neutralidad y el estatus no nuclear”, además de la concesión a Ucrania de “garantías de seguridad”. Y hace un llamamiento para que “en Kiev se tomen las correspondientes decisiones y se creen las condiciones” para seguir adelante con las negociaciones.
Concluye así la ronda en Estambul porque la delegación de Ucrania ha entregado una propuesta a la de Rusia que va a ser estudiada. Aunque la agencia de noticias RIA inicialmente informó de que Rusia no se oponía a permitir la entrada de Ucrania en la Unión Europea siempre que mantenga su neutralidad militar, posteriormente ha matizado que no se trata todavía de una posición de Moscú como de una petición de Kiev recogida en ese documento recibido por la delegación rusa. Ucrania, por su parte, insiste en las garantías de seguridad a cambio de renunciar a formar parte de la OTAN.
En algunos puntos puede haber acuerdo y en otros, las posturas están muy lejos. Los ucranianos, tras el episodio del intento de envenenamiento del oligarca Roman Abramovich y de varios miembros de la delegación ucraniana hace unas semanas, son muy escépticos sobre las intenciones reales del caudillo ruso. El ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmitro Kuleba, aconsejó a la delegación de su país que participa en las negociaciones con Rusia en Turquía “no comer ni tocar nada”, ante las sospechas de envenenamiento surgidas en anteriores encuentros.
Además, el Kremlin lleva semanas asegurando una cosa y haciendo la contraria, como cuando afirmaba que jamás invadiría Ucrania o que su misión iba a centrarse en el Donbas. Ya nadie en Kiev confía en Putin y todo lo quieren por escrito. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, instó a los negociadores a actuar con “responsabilidad”. “Creemos que no hay perdedores de una paz justa y equitativa. La continuación de la guerra no es del agrado de ninguna de las partes y un alto el fuego inmediato beneficiaría a todos”, subrayó el mandatario turco en su alocución televisada.
GARANTÍAS DE SEGURIDAD
David Arajamia, uno de los negociadores de Zelenski, ha asegurado a The Financial Times que este punto de las negociaciones está muy cercano al acuerdo. “Garantías de seguridad y el estatus neutral y no nuclear de nuestro estado. Estamos dispuestos a aceptar esto. Este es el punto más importante”, dijo el presidente ucraniano este fin de semana a los medios rusos. Lo que Kiev desea es que dentro de cinco años Rusia no vuelva a hacer lo mismo con alguna otra excusa.
ENTRADA DE UCRANIA EN LA UE
Estas garantías de seguridad deberían incluir también respetar las intenciones de Ucrania de unirse a la Unión Europea. Moscú, en principio, parece dispuesto a ceder en este punto siempre que Ucrania mantenga su neutralidad militar y no albergue bases militares extranjeras en su territorio, según han apuntado cuatro fuentes cercanas a la negociación al Financial Times. Pero el jefe de la delegación rusa, Medinsky, no lo ha dado por hecho aunque sí ha reconocido que se trata de una petición de Ucrania.
ALTO EL FUEGO INMEDIATO
Es la petición más importante que reclama el lado ucraniano, que ve como cada día Rusia destruye más ciudades y estructuras valiosas de su país, como hospitales, puentes, carreteras o puertos. Detener la sangría y pactar luego unas condiciones de paz y no al contrario. De hecho, durante las negociaciones de Turquía, las alarmas antiaéreas no han dejado de sentirse en todo el país y las bombas han seguido cayendo.
DESNAZIFICACIÓN
Uno de los pretextos de Vladimir Putin para lanzar esta guerra de agresión ha dejado de estar sobre la mesa. Sobre todo porque en realidad hablamos de un gobierno elegido por el 74% de los ucranianos cuyo presidente es de ascendencia judía. Los terminales mediáticos de Moscú claman por la presencia de algunos grupúsculos de voluntarios dentro de su ejército, como el batallón Azov, para justificar los bombardeos, pero la realidad es que ni todos sus miembros son de ultraderecha, ni tiene un tamaño como para representar más del 1% dentro del total del ejército ucraniano. Putin retira ahora ese objetivo de “desnazificación” de la mesa de negociaciones.
NEUTRALIDAD
Vladimir Putin llevaba meses advirtiendo de sus líneas rojas mediante ultimátums a Washington, donde se alertaba de la “expansión de la OTAN hacia el este” y de que los movimientos de Ucrania para pedir la membresía del club atlántico serían considerados como un “movimiento hostil” hacia Rusia, que preferiría un “estado colchón”, como dicen ellos, para evitar tener a sus “enemigos a 400 kilómetros de Moscú”. Volodomir Zelenski ya ha afirmado varias veces en los últimos días que “Ucrania no será miembro de la OTAN”. Es decir, este es un escollo menos para conseguir la paz.
REPARTO TERRITORIAL
A diferencia de los dos puntos anteriores, en los que puede haber un acuerdo rápido, es en este punto donde hay más fricciones. Aún no sabemos lo que pedirá Vladimir Putin para firmar el documento de paz que propone Turquía, pero si quiere vender una victoria en Moscú tras las enormes bajas sufridas, debe incluir territorios que no tenía antes de esta invasión, como Crimea y el Donbas.
El esfuerzo de sus tropas por tomar Mariupol puede revelar que desea quedarse con un corredor que una la península con el Donbas, pero de momento es una especulación, porque sigue rearmando a sus unidades estacionadas en los pueblos que rodean Kiev y bombardeando zonas del interior del país.
Zelenski asegura que no cederá ninguna región porque una de sus peticiones, de las que aún no se ha bajado, es la soberanía total sobre todo el territorio ucraniano. Los rusos, por el contrario, piden que Kiev reconozca la independencia de las llamadas repúblicas populares que ya controla.
OFICIALIDAD DEL IDIOMA RUSO
Otro asunto sobre el que no parece que Ucrania vaya a resistirse. El ruso es, de facto, el idioma materno para millones de ucranianos que viven no sólo en el Donbas, sino en zonas cercanas a la península de Crimea, como Jerson, que ha recibido muy mal a las tropas rusas ocupantes. En Jarkov el idioma materno también es el ruso, pero sus habitantes han tenido que huir porque los bombardeos en alfombra de Putin han dejado la ciudad destruida. Definir el idioma ruso como “cooficial” junto al ucraniano no es un problema para el gobierno de Zelenski.
CONTINUIDAD DEL GOBIERNO ZELENSKI
Derrocar al presidente ucraniano y colocar a una marioneta como Viktor Yanukovich era una de las ideas que el Kremlin manejaba durante los primeros días de la invasión. Putin llegó a llamar a Zelenski y a sus ministros “nazis y drogadictos” y aseguró que iba a derrocar su gobierno. Hasta tres intentos de asesinato tuvo que aguantar el líder ucraniano.
Cuatro semanas después, el portavoz del Kremlin asegura lo contrario, que nunca fue el objetivo de Moscú, que reconoce a Zelenski como el presidente legítimo de Ucrania. Otro escollo salvado por la fuerza de los hechos y de la feroz resistencia ucraniana. De firmarse la paz, parece que Zelenski será el presidente que reconstruya el país.