Gorbachov, el hombre que puso fin a la Guerra Fría sin violencia y presidió el colapso soviético

miércoles, 31 de agosto de 2022

Además, fue el último mandatario que tuvo la Unión Soviética.
Vitoreado en Occidente como el hombre que ayudó a derribar el Muro de Berlín y poner fin a la Guerra Fría sin derramamiento de sangre, Mijaíl Gorbachov era despreciado en su país en el que se le consideraba el sepulturero de la Unión Soviética Comunista.
El ex presidente soviético, que falleció el 30 de agosto a los 91 años, se propuso revitalizar el sistema comunista mediante reformas democráticas y económicas, pero su intención nunca fue abolirlo.
Sin embargo, desencadenó fuerzas que escaparon a su control y se encontró ocupando un espacio cada vez más reducido en medio de los incondicionales del poder centralizado y los separatistas decididos a desmantelarlo.
En agosto de 1991, sobrevivió a un golpe de Estado de los partidarios de la línea dura que se desmoronó en tres días, pero su autoridad se vio fatalmente socavada. Cuatro meses más tarde, su gran rival, el presidente ruso Boris Yeltsin, organizó la desintegración de la Unión Soviética y Gorbachov se quedó sin trabajo.
Tras décadas de tensión y enfrentamientos durante la Guerra Fría, Gorbachov llegó a acuerdos sobre armas nucleares con Estados Unidos y acercó la Unión Soviética a Occidente como nunca desde antes de la Segunda Guerra Mundial.
Gorbachov presentó su programa poco después de ganar una lucha por el poder en el Kremlin en 1985, a los 54 años.
Las emisiones de televisión le mostraron asediado por trabajadores en fábricas y granjas, a los que permitía desahogar sus frustraciones con la vida soviética y abogar por un cambio radical.
Además, Mijaíl supuso una ruptura dramática con los ancianos a los que sucedió: remotos, intolerantes con la disidencia, con el pecho lleno de medallas y dogmáticos hasta la tumba.
El desastre de Chernóbil
La glasnost se enfrentó a una dramática prueba en abril de 1986, cuando una central nuclear explotó en Chernóbil, Ucrania. Las autoridades intentaron al principio silenciar el desastre, pero Gorbachov siguió adelante, describiendo la tragedia como un síntoma de un sistema podrido y hermético.
Gorbachov entabló una cálida relación personal con Ronald Reagan, el presidente derechista estadounidense que había calificado a la Unión Soviética como “el imperio del mal”. Con él negoció un acuerdo histórico en 1987 para desechar los misiles nucleares de alcance intermedio.
En 1989, retiró las tropas soviéticas de Afganistán, poniendo fin a una guerra que había matado a decenas de miles de personas y agriado las relaciones con Washington.
Ese mismo año, fue cuando las protestas a favor de la democracia se extendieron por los estados comunistas de Polonia, Hungría, Alemania Oriental, Checoslovaquia, Bulgaria y Rumanía.
Muchos presionaron a Gorbachov para que usara la fuerza. El hecho de que no lo haya hecho puede haber sido su mayor contribución histórica, reconocida en 1990 con la concesión del Premio Nobel de la Paz.
Golpe de estado
El ministro de Asuntos Exteriores, Eduard Shevardnadze, uno de los principales aliados de los reformistas, dimitió de forma dramática en diciembre de 1990, advirtiendo que los partidarios de la línea dura estaban en ascenso y que “se acercaba una dictadura”.
Al mes siguiente, las tropas soviéticas mataron a 14 personas en la principal torre de televisión de Lituania, en un ataque que Gorbachov negó haber ordenado. En Letonia, cinco manifestantes fueron asesinados por fuerzas especiales soviéticas.
En marzo de 1991, un referéndum arrojó una abrumadora mayoría a favor de preservar la Unión Soviética como una renovada “federación de repúblicas soberanas iguales”, pero seis de las 15 repúblicas boicotearon la votación.
El ‘golpe de agosto’ fue organizado por un llamado Comité de Emergencia que incluía al jefe del KGB, al primer ministro, al ministro de Defensa y al vicepresidente. Temían un colapso total del sistema comunista y trataban de impedir que el poder se desviara del centro hacia las repúblicas, de las cuales la más grande y poderosa era la Rusia de Yeltsin.
Caída de la Unión Soviética
Fue Yeltsin, quien aprovechó el momento, subiéndose a un tanque en el centro de Moscú para reunir a miles de personas contra el golpe. Cuando Gorbachov regresó de Crimea, Yeltsin le humilló en el Parlamento ruso, firmando un decreto que prohibía el Partido Comunista Ruso a pesar de las protestas de Gorbachov.
La venganza personal puede haberse mezclado con la política cuando a finales de 1991, en una aislada casa de campo, Yeltsin y los líderes de las repúblicas de Ucrania y Bielorrusia firmaron los acuerdos que abolían la Unión Soviética y la sustituían por una Comunidad de Estados Independientes.
El 25 de diciembre de 1991, la bandera roja fue arriada por última vez en el Kremlin y Gorbachov apareció en la televisión nacional para anunciar su dimisión.