¡Fuera Petro! Colombianos se manifiestan en contra del nuevo presidente

martes, 27 de septiembre de 2022

Hubo varios disturbios y peleas entre atacantes y defensores del presidente de Colombia.
Miles de personas marcharon en las principales ciudades de Colombia contra medidas como aumentar impuestos a los ricos y la reforma agraria que propone el presidente izquierdista Gustavo Petro, quien asumió el cargo en agosto.

En Bogotá, los manifestantes se movilizaron por las calles del centro y se concentraron en la Plaza de Bolívar, aledaña a la sede presidencial, bajo la consigna ‘¡Fuera Petro!’.
“Prometió un cambio de política general (pero) se rodeó de políticos corruptos. Eso es engañar”, dijo a la AFP Orlando Novoa (60 años), propietario de una constructora de unos 30 empleados, que protestaba en la capital.
Petro devino el primer mandatario izquierdista de la historia de Colombia al conquistar a poco más de la mitad del electorado con una batería de reformas que pretende aumentar los impuestos a los ricos, frenar la exploración petrolera y repartir terrenos fértiles entre campesinos sin tierra, entre otras.
Para sacar adelante estas iniciativas, formó una coalición legislativa mayoritaria con el respaldo de varios partidos tradicionales.

“El país necesita un gerente, Petro es un político”, aseveró Cristóbal Osorio, un estudiante de 16 años en Bogotá.
En la capital, decenas de jóvenes que se movilizaron en defensa del mandatario intercambiaron insultos y empujones con sus opositores, obligando a la intervención de funcionarios de la alcaldía, constató un fotógrafo de la AFP.

Con clamores variopintos, las protestas recorrieron las calles de Cali (suroeste), Bucaramanga (noreste), y Medellín (noroeste), donde un equipo periodístico del canal estatal Telemedellín fue agredido por manifestantes y debió abandonar el cubrimiento, según denunció la ONG Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP).
​La llegada de Petro al poder animó a indígenas y a otros campesinos a ocupar a la fuerza decenas de predios, en lo que se perfila como uno de los primeros conflictos sociales del inédito gobierno de izquierda, que ha rechazado estas invasiones.