lunes, 2 de enero de 2023

El prestigio y la honorabilidad de la Máxima Casa de Estudios, cuestionadas por la disputa por el control del poder Judicial
Yasmín Esquivel sostuvo que es blanco de “una campaña de mentiras y difamaciones sin sustento” y que “intereses ajenos” intervinieron en la elección en el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

En medio de una polémica que se extiende por 10 días, obligada por la presión mediática a demostrar que es la autora original de la tesis “Inoperancia de los sindicatos en los trabajadores de confianza del artículo 123, apartado A”, la ministra apuntó hacia las instancias de la UNAM encargadas de recibir, archivar y divulgar esos trabajos de investigación, como probables responsables del fraude.

El prestigio y la honorabilidad de la Máxima Casa de Estudios, cuestionadas por la disputa por el control del poder Judicial.

En la Dirección General de Bibliotecas y Servicios Digitales está radicada el TESIUNAM, un repositorio —tanto físico como digital— de las tesis de los sustentantes que han obtenido un grado académico en la máxima Casa de Estudios. “El archivo que contiene mi tesis fue indebidamente y de forma ilegal modificado (sic) el 22 de diciembre”, un día después de que fuera divulgado el artículo “Una ministra pasante”, de Guillermo Sheridan en Latinus.

Tal insinuación obligó al rector Enrique Graue Wiechers a pronunciarse sobre estos “sucesos reprobables”… y a tomar parte en la polémica. En primera instancia, para explicar que al comparar las tesis en cuestión “se observó la ausencia de ocho páginas en el archivo PDF del trabajo” de Esquivel Mossa y se corrigió ese error.

La UNAM informó de ese ejercicio, realizado por la DGB, el viernes 23 de diciembre. Desde entonces dictaminó “un alto nivel de coincidencia” entre el trabajo de la ministra, publicado en 1987, y la tesis sustentada un año previo por Edgar Ulises Báez Gutiérrez, alumno de la Facultad de Derecho.

El rector, antes que Fernando Macedo Chagolla, director de la FES Aragón. Allí, el comité de integridad académica y científica de la FES Aragón abrió una investigación sobre el presunto plagio y requirió información y evidencias de descargo a las partes involucradas.

El 29 de diciembre fenecía el plazo para presentar pruebas. Justo ese día se cumplía un año del fallecimiento de Eliud Esquivel Benavides, padre de la ministra. Entre las páginas “desaparecidas” estaban las dedicatorias y agradecimientos. Esquivel Mossa dedicó su tesis a sus padres, Eliud y Fanny Mossa de Esquivel; a su abuelo materno, Porfirio; a sus cuatro hermanas menores —Fanny, Nancy, Noemí y Raquel— y a su pequeño sobrino, Ismael.

Dedicatorias especiales merecieron su amiga, Karla Fernández Mendoza; el contador José Miguel Méndez Herrera; el maestro Yulic Barrientos Solís —quien entonces era magistrado del Tribunal de Justicia Administrativa del Distrito Federal— y su asesora de tesis, Martha Rodríguez Ortiz.

El 30 de diciembre, Esquivel Mossa divulgó en las redes sociales parte de las probanzas que entregó al comité de integridad de la FES Aragón, entre ellas el testimonio de su asesora de tesis que refería una declaración “ante notario público” de Báez Gutiérrez, quien habría admitido su responsabilidad.

La directiva del plantel universitario informó —también a través de las redes sociales— que ambos habían entregado “nueva documentación” y que, cerrada la etapa de instrucción, el comité carecía de elementos suficientes para hacer una evaluación integral del caso.

“Una vez retomandas (sic) las actividades académico-administrativas en la Facultad, se convocará a una próxima sesión para continuar con los trabajos antes señalados, así como analizar la actuación y observancia de los principios éticos universitarios de la asesora de ambas tesis”, anunció.

El último día del 2022, a menos de 48 horas de la elección del nuevo presidente de la SCJN, apareció Edgar Ulises Baez para refutar la versión de Esquivel Mossa.

Y el rector Graue decidió intervenir con una comunicación que adelanta un veredicto, sin entrar al fondo del asunto. Las tesis de ambos involucrados tienen un nivel de coincidencia superior a 90% —“resulta evidente la existencia de un plagio”— y el documento original sería aquel registrado en 1986.