Mi receta es ser una mamá feliz: “La Choco”
La conductora, quien se fue a España para tratar a su hijo con TEL, pide a la gente ser más tolerante con los niños
“Nos hace falta ser más tolerantes como sociedad”, comenta La Choco, sobre todo respecto al trato hacia las personas que sufren alguna enfermedad o síndrome, quienes muchas veces, por ignorancia, no comprenden lo que les sucede y son juzgados.
“Por ejemplo, a Iñaki tú lo ves normal, como no se ve o tiene una cuestión física que digas que algo tiene, la gente dice: ‘¿por qué está haciendo ese berrinche?, ¿por qué patalea?, ¿por qué grita?’, sin saber nada. Yo a raíz de todo esto, cuando veo que un niño explota o reacciona de cierta forma, ni critico ni veo, al contario, si puedo le digo a la mamá: ‘¿necesitas ayuda con algo?’, porque creo que yo podría estar en su lugar”, comenta la conductora a EL UNIVERSAL.
Jimena Pérez, su nombre real, dejó atrás su trabajo en Ventaneando y su vida en México para buscar en España un tratamiento adecuado para su hijo Iñaki, de cinco años, quien padece TEL (Trastorno Específico del Lenguaje) y desde que llegó ha recibido fuertes críticas por compartir en redes que, tanto ella como su familia, están felices.
“Uno debe llevar la vida lo mejor que puede. Cuando llegamos a España nos fuimos de vacaciones porque era agosto, todo estaba cerrado y los niños entran a clases en septiembre, al principio mucha gente me criticaba sólo por eso y yo decía, ‘o sea, ¿cómo?, ¿tengo que llorar en mi casa al lado de mi hijo? La gente debe pensar que si no me ve llorando y sufriendo, no me importa; yo creo que, para empezar, no le tengo que demostrar a nadie lo que soy capaz de hacer por él, yo quiero que mis hijos sean felices y la mejor manera es que tengan una mamá feliz”.
Admite que empezar una nueva vida en un nuevo continente, sin conocer a nadie, fue difícil, pero comenta que la unión familiar y el amor que tanto ella como su esposo Rafa Sarmiento le tienen a sus hijos, los hizo superar todos los obstáculos.
“Iker es un hijo ejemplar, un niño bueno, es mi gran compañero de vida, es cariñoso, un gran hermano, es un gran hijo; juro que nada de esto sería posible si no tuviéramos a Iker”.
Jimena cuenta que la pandemia ayudó a que los cuatro estuvieran juntos y fuera más fácil la vida en España, en donde ahora ya tienen a nuevos amigos que, dice, “son sus angelitos”, pues están atentos a ellos.
Aunque tan sólo tenían previsto estar un año en España, la pandemia ha hecho que todos sus planes cambien por el momento y permanecerán en Europa debido a que su hijo iniciará un nuevo tratamiento llama ABA (Análisis de Comportamiento Aplicado), avalado por la Organización Mundial de la Salud para niños con autismo.