“Si no tenemos un planeta sano, estamos jodidos”: Arturo Islas y el activismo como bandera
Fue en su infancia que Arturo Islas Allende (Ciudad de México, 1986) comenzó a conectarse con la naturaleza; aunque la ruta de la vida por momentos lo llevó a lugares donde en lugar de árboles había cámaras de televisión, él nunca olvidó eso que sintió de niño cuando, al ir con su familia a Oaxaca, salía descalzo a recorrer la montaña.
Tampoco olvidó esos meses que pasó en Veracruz viviendo con un pescador: dormía en la cabaña del hombre que le enseñó a preparar las cañas y a madrugar para poner a flote una pequeña embarcación antes de recibir al Sol.
“Así ha sido mi vida, siempre una conexión muy grande con el medio ambiente y con el campo”, reconoce el activista con formación de actor que recientemente generó mucha atención mediática por su trabajo en el rescate del elefante Big Boy.
El inicio de una pasión
La cetrería fue el primer acercamiento formal de las Islas con la fauna, específicamente con las aves. Y durante el tiempo que ejerció esta labor se dio cuenta que, aunque está enfocada en la caza de pequeñas especies de volatería o de tierra, la actividad aborda un panorama de conservación importante: “El halcón peregrino ya se hubiera extinguido si no hubiera cetreros; los halconeros ayudaron a proyectos de reproducción para salvar a la especie”.
Pero lo que despertó el interés de Arturo por llevar su conexión con los animales al foco mediático fue el trabajo de Jeff Corwin y Steve Irwin, voceros de la naturaleza que son conocidos por sus programas en Animal Planet.
“Han sido una gran inspiración. Siempre he creído que las personas no pueden proteger algo desconocido y este tipo de contenidos te ayudan a conocer, y cuando conoces, puedes respetar. ¿Cómo respetas algo que no sabes que existe? ¿Cómo vas a saber que es importante respetar a una ballena azul cuando no la has visto? ¡A través de la pantalla la puedes ver! Esta conexión la vi a través de estos programas y me volví loco, y ahí empezó mi intención y todas las ganas de hacerlo. Me tracé esa meta hasta este momento en mi vida”, asegura el activista que cada vez que ve la naturaleza se da cuenta de “lo diminuto que soy ante eso”.
Miedo a la humanidad
Las situaciones de fauna más lamentables que Islas ha presenciado no han sido ocasionadas por otros animales, sino por los humanos; ver a perros que han pasado 3 o 4 meses viviendo sobre su propio excremento o la muerte de un oso hormiguero a manos de un grupo de adolescentes en Tabasco son momentos que hacen pensar al activista que lo que se tiene que salvar es la forma de pensar de los humanos.
“Me ha generado mucho más miedo la humanidad, incluyéndome, estoy en ese paquete, tenemos unos pensamientos bien destructivos. No sé si el raciocinio realmente es raciocinio o es una herramienta maligna”, se cuestiona.
Arturo señala que le parece más inteligente un cocodrilo que ha sobrevivido a los tóxicos en las aguas, la modificación de los cauces de los ríos y la acidificación del océano: “Si el ser humano desaparece, el cocodrilo va a seguir”. “No somos tan inteligentes como creemos, pero la gente quiere creer eso.
El arte, que lo admiro mucho por su capacidad de inspiración, la misma tecnología, la medicina, son herramientas que hemos creado para generar diferentes ambientes; en el arte, la emoción; en la ciencia, lo que un médico puede hacer para salvar una vida. Pero, ¿ha sido suficiente como para sentirnos dioses del planeta?”, pregunta. Además, el ámbito político no le genera mucho optimismo: ” Veámoslo ahora con el presidente actual, que le respeto muchas cosas, pero otras de verdad me da mucha pena, sobre todo en temas ambientales deja mucho que desear”.
“Si no tenemos líderes que estén informados y preparados en lo ambiental, vienen cosas terribles. De ahí nace mi interés de no sólo mostrar el animal, sino decir: ‘Si no cambias, esto va a valer madre'”.
Activista social
Ante la pregunta de si le interesaría incursionar en la política, Arturo dice que ese ambiente “tiene tanto estiércol que nunca sabes a qué te estás metiendo”. Por otro lado, siente que hace más desde afuera: “Hacer mucho es la posibilidad de tocar a millones de personas a través de internet. También he podido aprovechar la televisión, que ha sido una herramienta valiosa, le agradezco mucho”.
“Los medios de comunicación te permiten, con un buen mensaje, tocar el corazón de las personas; no los estoy tocando por votos o un interés político, sino por un interés de activismo social”, agrega. Y puntualiza que no se percibe como activista ambiental, sino social, “porque tener un medio ambiente sano es tener una sociedad sana”. “La banda cree que lucho por los animalitos y el planeta… No, lucho por la raza humana, porque si no tenemos un planeta sano, estamos jodidos”, afirma.
Por último, el ex conductor del reality show Survivor señala que, aunque respeta y reconoce la fuerza de quienes luchan por las mujeres, los indígenas y los derechos humanos, esas causas, comparadas con la del medio ambiente, no tienen “las herramientas suficientes para avalar que, si no las respetamos, se va a acabar la raza humana”. “Siento que hago muy poquito de todo lo que se necesita.
Creo que nunca me he sentido victorioso, porque victorioso de qué. Las victorias para los equipos de fútbol, lo mío es una lucha constante… Los momentos en los que siento victoria es cuando se suman más personas al movimiento, ahí siento que no voy solo”.