Por qué hay una revuelta en las Islas Salomón (y qué tienen que ver Taiwán y China)
Australia indicó que desplegará más de 100 policías y personal de las fuerzas de defensa en las Islas Salomón, donde este viernes continúan disturbios por tercer día.
El primer ministro australiano, Scott Morrison, señaló que la policía y miembros del ejército apoyarán el “control de los disturbios” en la capital, Honaira, y ofrecerán “estabilidad y seguridad” a la nación insular del Pacífico.
La violencia comenzó el miércoles cuando manifestantes irrumpieron en el Parlamento en un intento por derrocar al primer ministro Manasseh Sogavare.
El jueves, una multitud desafió el confinamiento que se había impuesto e incendió edificios gubernamentales, una estación de policía y negocios.
Morrison dijo que había recibido una solicitud de ayuda del primer ministro Sogavare, en virtud de un tratado de seguridad que el país firmó con Australia en 2017.
Este tratado de seguridad bilateral permite que la policía australiana, la defensa y personal civil asociado se desplieguen rápidamente en las Islas Salomón en caso de una emergencia.
El asunto de Taiwán y China
Según los informes, la mayoría de los manifestantes son de la vecina isla de Malaita, que durante mucho tiempo se ha quejado de la negligencia del gobierno central.
Se impuso un toque de queda de 36 horas después de los disturbios, sin embargo, una multitud lo desafió y el jueves tomó las calles del distrito del Barrio Chino de Honiara.
Malaita se ha opuesto firmemente a la decisión en 2019 del primer ministro Sogavare de cambiar las alianzas de su gobierno con Taiwán para acercarse a China.
Esto llevó a que los alborotadores apuntaran a empresas de propiedad china en los disturbios.
La decisión de Sogavare de cortar relaciones diplomáticas con Taiwán en 2019 enfureció a muchos, en particular a los líderes de Malaita.
La periodista local, Gina Kekea, le dijo a la cadena australiana ABC que el cambio de política exterior a Pekín, llevado a cabo con poca consulta pública, fue uno de los varios asuntos que llevaron a las protestas.
Indicó que también ha habido quejas de que las empresas extranjeras no estaban proporcionando puestos de trabajo a locales.
“Las empresas chinas y [otras] empresas asiáticas … parecen tener la mayor parte del trabajo, especialmente cuando se trata de extraer recursos, algo que la gente tiene muy en cuenta”, señaló Kekea.
El primer ministro responsabilizó ahora lo que dijo era la interferencia extranjera en las protestas.
Pero los críticos han culpado de los disturbios a lo que dicen es la falta de servicios gubernamentales y de rendición de cuentas, corrupción y trabajadores extranjeros que toman trabajos locales.
“Preocupaciones”
El viernes se informó que la policía australiana comenzó a tomar el control de los puntos críticos en Honiara.
Testigos señalaron que la policía local quedó superada en número por la policía australiana.
Un residente le dijo a la agencia Reuters que se lanzaron gases lacrimógenos en el Barrio Chino, donde el viernes continuaban los saqueos y la quema de edificios.
La embajada de China expresó “serias preocupaciones” al gobierno de las Islas Salomón.
Pero Sogavare ha asegurado que su gobierno todavía tiene el control.
“Hoy me presento ante ustedes para informarles a todos que nuestro país está a salvo – su gobierno está en su lugar y continúa liderando nuestra nación”, señaló Sogavare, y agregó que los responsables “enfrentarán todo el peso de la ley”.
También condenó a los manifestantes, diciendo que “los involucrados en los últimos disturbios habían sido “descarriados por personas sin escrúpulos”.
Las rivalidades interinsulares entre la ciudad capital de Honiara y Malaita son de larga data.
Estas divisiones llevaron al despliegue en las Islas Salomón de fuerzas de mantenimiento de la paz lideradas por Australia de 2003 a 2017.
Tampoco es la primera vez que Honiara se enfrenta a disturbios violentos.
En 2006 estalló la violencia después de las elecciones generales y gran parte del Barrio Chino de Honiara quedó arrasado, en medio de especulaciones de que las empresas con vínculos con Pekín habían manipulado la votación.